Lewis Carroll en 'Alicia a través del espejo', escribió: "¡Qué pobre memoria es aquélla que sólo funciona hacia atrás!". Disney ha arriesgado mucho con una secuela de la exitosa (al menos en taquilla) 'Alicia en el país de las maravillas' del 2010. La película filmada por Tim Burton se convirtió en uno de los grandes taquillazos del momento superando la barrera de los mil millones de dólares. Ahora llega su secuela con cambio de director y también estético, que recupera esa imagen que se tenía de la obra original de Lewis Carroll y de la cinta de Disney de 1951.
Han pasado tres años desde que Alicia se echara a la mar y se convirtiese en la capitana del barco Maravillas de su difunto padre. Tras haber recorrido los lugares más lejanos de Asia, la joven vuelve a Londres para encontrarse con un importante dilema: ¿Qué debe hacer ahora con su vida y con las decisiones de su familia? En una fiesta, la joven es transportada de nuevo al País de las Maravillas a través de un espejo, allí deberá ayudar al Sombrerero Loco, que está gravemente enfermo por algo del pasado. Por ello, deberá ir a por la Cronosfera, que la guarda Tiempo, un individuo que controla lo que ocurre en el pasado, el presente y el futuro.
Un viaje más agradable hacia las Maravillas de Disney
Ciertamente, hay que aplaudir la decisión de Disney de apostar por James Bobin en la dirección de esta segunda parte. Director de las dos últimas películas de 'Los Muppets', Bobin ha apostado por una película muy luminosa y más loca que su predecesora, de tal manera que el público entra con mayor disfrute al País de las Maravillas, gracias a una estética colorida e inverosímil, más en la línea de la esencia clásica de los relatos originales. Con un inicio frenético, se presenta a una Alicia diferente a la de Burton, más decidida, aventurera e incómoda para la sociedad de la época. Una evolución lógica.
Sin embargo, y aquí es donde la cinta tiene su principal virtud, también se ve a una Alicia impetuosa y atrevida, lo que hará que cometa el error de viajar a través del tiempo. En esa travesía verá que los otros personajes no son tan buenos o malos como aparentaban ser. De esa forma, este filme logra tener mayores matices en sus protagonistas careciendo de malos y buenos y con personajes que son consecuencia de sus propias circunstancias, que aprenden una lección tras las consecuencias que provoca Alicia. De esta manera, se apuesta por una cinta más familiar y amena, alejada de la pomposidad propia de las últimas cintas firmadas por Tim Burton, con un reparto casi coral en el que predominan Mia Wasikowska con una renovada Alicia que simboliza el empoderamiento femenino propio ya de otras obras de Disney como 'Brave (Indomable)' y 'Frozen: El reino del hielo'; Johnny Depp en modo serio y solemne, dentro de lo que cabe y Sacha Baron Cohen como un divertido y extraño guarda del paso del tiempo.
El guión no está a la altura de la obra
No obstante, esta segunda aventura de Alicia vuelve a cometer los mismos fallos que su predecesora por culpa de un guión que no está a la altura de su relato. Linda Woolverton, que en la década de los noventa firmó los libretos de largometrajes tan importantes como 'La bella y la bestia' o 'El rey león', vuelve a equivocarse en su intento de querer abarcar más allá de lo que debe y tira de personajes arquetípicos y flojos antihéroes provocando una sensación de déjà vu como, por ejemplo, los problemas familiares del Sombrerero o las Reinas.
Pese a ello, lo cierto es que se está ante una secuela más completa y coherente de lo que fue 'Alicia en el país de las maravillas' de Tim Burton. Verdad es que no está a los niveles de complejidad de otros clásicos Disney en acción real como 'El libro de la selva' o 'Cenicienta' pero supera con creces a películas como 'Maléfica'. Un divertido viaje al País de las Maravillas, con moraleja sobre aceptar el paso del tiempo y aprender a vivirlo. Una agradable hora del té.
Nota: 6/10
Lo mejor: Su luminosa estética y unos actores que deslumbran con sus personajes.
Lo peor: Al guión le falta innovación real y creatividad.
