Las imágenes del vacío son extrañamente poderosas. Una casa sin huéspedes, un bar sin música, una carretera sin tráfico. Un lugar desprovisto de su vida y su actividad inherentes ya no es ese lugar, es otra cosa. Se convierte en una ruina de lo que fue. De ahí el poder que atesora: es al mismo tiempo presente, un objeto palpable; y pasado, un vestigio de la memoria. 'Almost Ghosts', primer largometraje de la valenciana Ana Ramón Rubio, se articula en torno a los vacíos. En concreto, al que se expandió alrededor de la mítica Ruta 66 y sus pueblos cuando la construcción de la carretera interestatal les llevó al ostracismo. Lo paradójico es que el olvido convirtió dichas áreas en reliquias fantasmales, devolviéndolas tiempo después al no-vacío.
A primera vista podría decirse que la historia de la vía más americana de Estados Unidos es, por supuesto, puramente yankee: auge, caída y resurrección. Sin embargo, la destrucción que esa caída dejó a su paso no necesariamente se revierte con esa resurrección: el no-vacío es algo distinto a aquello que había antes del vacío. Cuando la Ruta 66 perdió su actividad casi de la noche a la mañana, numerosas poblaciones empezaron a quedarse sin habitantes que emigraron en busca de alguna oportunidad. La mayoría de ellos no ha regresado. Tampoco todos los que se quedaron han conseguido aprovecharse del renacer turístico de la carretera. Incluso aquellos que lo han hecho añoran la época en la que vivían de algo que existía, no de su recuerdo mercantilizado.
Resulta muy interesante que 'Almost Ghosts' parta precisamente de la vertiente de postal que la Ruta 66 atesora actualmente. La directora comenzó a pensar en el proyecto preparando un viaje a la misma con unos amigos. Sin embargo, la decisión de construir la película en torno a la voz y el rostro de tres personas que han vivido en sus propias carnes esta e/involución permite elaborar un relato honesto y desmitificador.
Tres vidas contra el estereotipo de la "basura blanca"
Estos tres hombres son Harley Russell, Ángel Delgadillo y Lowell Davis. El primero es quizá el protagonista, al menos desde un punto de vista emocional. Harley es el propietario de un local que se ha convertido en parada obligada para muchos visitantes en Eick (Oklahoma). Es además el único miembro de la banda 'Mediocre Music Makers' desde la muerte de su mujer. Un tipo carismático que parece tomarse todo a coña y que se crece frente a la cámara, pero que pronto deja ver las heridas que el tiempo ha causado en él.
En Seligman (Arizona) conocemos a Ángel Delgadillo, que es como conocer los orígenes de la ruta tal como hoy la entendemos. Se trata de uno de los promotores del reconocimiento histórico de la carretera, frente a unas instituciones que en un primer momento les ignoraron (es lógico, fue en ese limbo de tiempo en el que no existían para nadie). El último protagonista, Lowell, reside en Red Oaks II (Missouri). Un pueblo con tres habitantes que él mismo ha levantado para preservar el espíritu de esos pueblos convertidos en eso, en espíritus del pasado.
Los tres forman un mosaico de esa América profunda y olvidada, utilizada por unos y vilipendiada por otros. Esa a la que el cine ha denostado injustamente con retratos simplistas bajo el paraguas de la "white trash". Ana Ramón Rubio, en cambio, se acerca a ellos con sumo respeto. Es cierto que ciertos pasajes caen en el maniqueísmo emocional, pero siempre deja que sean los propios protagonistas quienes nos descubran cómo el gobierno se olvidó de ellos. Cómo, una vez consiguieron reflotar la Ruta 66, las grandes corporaciones trataron de adueñarse de los beneficios turísticos. Enfrentando a tres hombres de edad tan avanzada al bello pero voraz paisaje que envuelve la carretera, su gesta parece casi tan heroica como en realidad fue.
'Almost Ghosts' no es un documental especialmente innovador estructural o formalmente, pero encuentra su mayor baza en retratar sin ningún tipo de condescendencia a tres hombres que no se resignaron a ser aplastados por el supuesto progreso. Gracias a la labor de Harley, Ángel, Lowell y tantos otros no todo ni todos se convirtieron en fantasmas. Quizá lo único más poderoso que el vacío sea resistirse a él.
Nota: 7
Lo mejor: El respeto hacia sus tres protagonistas, el carisma de Harley y como utiliza unos impresionantes paisajes para impulsar visualmente su mensaje.
Lo peor: En ciertos momentos roza una manipulación emocional que no necesita para resultar conmovedor.