El filósofo griego Aristóteles dijo: "Nada hay en la mente que no haya estado antes en los sentidos". En un debut cinematográfico se plasman las primeras pinceladas de un cineasta, los primeros retazos de una personalidad artística que se irán moldeando y perfeccionando con el paso del tiempo. El realizador suizo Tobias Nölle debuta en solitario con 'Aloys', premio FIPRESCI en la sección Panorama del 64º Festival de Cine de Berlín.
Aloys Adorn trabaja como detective privado. Acaba de perder a su padre, que era su socio en el negocio, sin embargo, su tristeza apenas se puede notar, porque Aloys es un hombre taciturno, casi ermitaño, huraño y amante de la soledad. Le encanta su trabajo, puesto que le permite espiar las vidas ajenas en secreto. Tras incinerar a su progenitor, Aloys bebe de más y se queda dormido en el autobús, cuando despierta, descubre que su cámara de vídeo y sus grabaciones han sido robadas. Al llegar a su casa, el hombre recibirá una llamada, se trata de una misteriosa mujer que tiene sus grabaciones, una mujer que decide empezar a jugar con él.
Entre el thriller y la comedia
Nölle divide la cinta en dos partes, la primera está más cercana al thriller y la intriga y en la segunda el director da un giro radical a la comedia romántica. Esto es una apuesta arriesgada en la que el realizador logra acertar gracias a correcto cambio de tono en el guión y, sobre todo, a dos protagonistas que están entre lo inquietante y lo entrañable. Aloys es un hombre solitario que huye espantado del contacto con otra persona y la llegada de esta misteriosa mujer rompe su equilibrio. Ahí es cuando el público querrá conocer más sobre esa fémina que desconcierto y el extraño comportamiento del protagonista. En cierta manera, la historia recuerda en esa parte a 'Confidencias muy íntimas' de Patrice Leconte.
En la segunda, el cineasta revela sus verdaderas intenciones, mostrar de forma crítica el hermetismo de la propia realidad suiza, un país que está cerrado a cal y canto con el resto del continente. La rara relación que surge entre Aloys y esa misteriosa mujer se convierte también en una crítica a una sociedad ensimismada y más preocupada de tener una vida digital que real, convirtiendo el mundo de Aloys en una dualidad entre sensaciones y verdades, conformando un tipo de realismo mágico que quizás confunda al público pero que invita a dejarse llevar más por los sentidos que por la narrativa.
Hermetismo emocional
En ese sentido, Nölle crea una fábula que evoca a títulos tan diferentes como son 'Blind' de Eskil Vogt y 'Corazón gigante' de Dagur Kári. Nölle, que ya mostró en 'Heitmatland' una crítica hacia el modo de vivir de la ciudadanía suiza, crea una cinta con firma propia y que hace que se desee seguir muy de cerca su filmografía. También ayudan sus protagonistas, siendo la interpretación de Georg Friedrich desconcertante, logra captar y transmitir ese tipo de autismo emocional que padece la sociedad actual, aplauso también para su partenaire, la debutante Tilde von Overbeck, convertida en una especie de Audrey Tautou decadente.
Todo esto provoca que 'Aloys' sea un excelente debut. Lírica, creativa, mágica, crítica, sentida y tremendamente realista. Un mundo de sensaciones que gritan por concretarse en la vida real. Una demostración del buen estado del cine helvético, que se deja ver poco en salas españolas pero cuando llega, merece una ovación.
Nota: 8
Lo mejor: George Friedrich y la crítica hacia el hermetismo social suizo.
Lo peor: Las ensoñaciones y el realismo mágico que muestra pueden causar cierta confusión entre el público.