"Leed, haceos preguntas, desarrollad vuestro pensamiento crítico, y seréis libres". Ese lema es el que defiende a capa y espada la protagonista de 'Amal', el regreso a la ficción del cineasta belga-marroquí Jawad Rhalib, quein llevaba unos años enfocado en la producción de documentales, con 'Au temps où les Arabes dansaient' y 'Fadma: Even Ants Have Wings'. Con Ken Loach como referente, el realizador prosigue en su exploración y reivindicación de la cultura árabe alejada del ámbito religioso y con perspectiva secular.
En 'Au temps où les Arabes dansaient', Rhalib exploraba cómo el amor al arte, la vocación artística en general, luchaba contra el fanatismo del islamismo radical en zonas hostiles. Ahora, el realizador lleva esa denuncia al ámbito educativo. Inspirado en el asesinato a Samuel Paty por parte de terroristas islámicos, el cineasta se posiciona con un drama social con tintes de thriller.
Rhalib optó por ficcionalizar una realidad que era imposible de plasmar en un documental, dado el miedo que existe entre la comunidad de docentes y directores de colegios e institutos a denunciar públicamente cómo el extremismo islámico está coartando la libertad de cátedra. El realizador eleva la denuncia al convertir a su protagonista en una profesora de Lengua y Literatura cuya vocación le lleva a ser una férrea defensora de la libertad de expresión.
Todo comienza cuando una de sus alumnas, Monia, decide dejar de esconder su sexualidad. Se produce así el choque frontal entre derechos LGBT e islamismo radical. Con compañeros de clase acosándola y siendo víctima de un bullying brutal, llevando la denuncia a cómo la realidad LGBT corre una serie amenaza ante este fundamentalismo religioso tolerado en la sociedad occidental.
Rhalib, quien firma el guion con David Lambert y Chloé Léonil, eleva la denuncia al convertir a su protagonista no sólo en profesora y mujer, sino también en que sus orígenes son musulmanes. El cineasta recuerda que las primeras víctimas son los musulmanes seculares y aquellas personas laicas con raíces musulmanas que, inclusive, son ateas. Lo hace cuando Amal propone a sus alumnos leer los poemas de Abu Nuwas, uno de los rostros más ilustres de la poesía árabe. De origen iraní, famosos eran sus versos homoeróticos, al ser un artista que hablaba abiertamente de su amor y deseo sexual hacia los varones.
Un drama de denuncia social que hiela la sangre
Rhalib deja en evidencia cómo poemas del siglo VIII resultan ofensivos y dignos de censura a estudiantes que viven en el siglo XXI. El director es muy claro en su denuncia, la cual es frontal. Amal termina encontrándose sola en su defensa de la libertad de expresión y siendo la que acompaña a Monia frente los ataques homófobos que sufre. A ello se suma cómo la religión emponzoña todo, al tener como principal enemigo a un colega de profesión, musulmán converso, que da clases de religión islámica en unas aulas que, en otro tiempo, lucharon por el laicismo.
El realizador sitúa el aula en Bruselas, pero bien podría estar en Francia, donde se produjo el asesinato a otro profesor, Dominique Bernard, en plena posproducción de esta cinta, que logra encontrar el tono y el equilibrio entre la denuncia y una trama que atrae y que hace preguntas incómodas y que bien podría ser considera la contraparte de 'La profesora de historia', de la húngara Katalin Moldovai, cuya recomendación de la película 'Vidas al límite', que narraba la historia de amor de los poetas Rimbaud y Verlaine, provocaba que fuese expulsada de la docencia por familias conservadoras de extrema derecha.
Por supuesto, la cinta no llegaría a buen puerto sin su reparto. Lubna Azabal vuelve a demostrar ser una de las mejores actrices de la industria gala, con permiso de Hiam Abbass. A su lado, grandes estrellas del cine belga, como Fabrizio Rongione, Catherine Salée o Johan Heldenbergh, con también intérprete nuevos como Kenza Benbouchta o Mehdi Khachachi.
'Amal' recuerda que el cine social y de denuncia sigue teniendo su espacio en la industria europea. Jawad Rhalib muestra su compromiso con su defensa de la libertad y el arte alejado de concepciones religiosas. Una producción poderosa que es un golpe sobre la mesa.