La historia del despertar y caída de Seymour "El Sueco" Levov, prototipo del héroe americano que vive el Gran Sueño con su preciosa esposa hasta los años de la contracultura en que su hija tartamuda hace estallar todo, se pretende otro Gran Relato Americano. Desde su título, 'American Pastoral (Pastoral americana)' tiene todo los ingredientes para ello: abarca un amplio e importante momento histórico -del fin de la II Guerra Mundial hasta el caso Watergate-; presenta la formación y crisis de una familia de la época; y une en una misma trama disquisiciones políticas, históricas, ideológicas y psicológicas que pretenden indagar en el devenir de la sociedad americana en lo que es hoy.
Desde 'Ciudadano Kane' hasta 'Pozos de ambición', y sin entrar en los terrenos literarios a que pertenece la novela original de Philip Roth, hemos conocido Grandes Relatos Americanos hasta hartarnos y, claro, hay cosas que ya no permitimos. Como la falta de profundidad, de matices y ambigüedad.
Con una lógica tan fuerte que ata bien atadas un buen cúmulo de certezas acerca de todo, 'American Pastoral' tiene serios problemas con la credibilidad y los matices. Cada escena tiene su peso dramático, ese aura que te grita a los ojos lo importante que está siendo el momento y cómo consiste en un gran acontecimiento o una explicación clave, y aunque entre una y otra pueden transcurrir grandes saltos temporales, se hilan en un relato lineal como eslabones de una pesada cadena. Escena prototípica:
Los Levov están teniendo una agradable velada familiar -la última que les veremos- cuando en la televisión emiten la inmolación "a lo bonzo" de Thích Quang Duc, aquel monje budista vietnamita que se quemó vivo sentado en la posición del loto como parte de las protestas que desembocaron en la Guerra de Vietnam. La pequeña Merry Levov se muestra impresionada, así, con énfasis: la actriz descompone el gesto y la puesta en escena busca el máximo efecto. Para terminar: un acercamiento a la pantalla del televisor, la imagen del monje llena la pantalla, se congela un segundo... y corte. Han pasado los años y la joven Levov es una revolucionaria en contra de la guerra de Vietnam que lanza insultos y tal vez bombas a Lyndon B. Johnson .
¿Alguna duda de los motivos de la joven Levov? Causa y efecto. Así de simple. E igual para todos los demás cortes de American Pastoral. Y cuando pueda surgir alguna fisura en el relato, siempre habrá una psicóloga a mano para interpretar "correctamente" la historia por nosotros. La luz, que idealiza los momentos felices y oscurece los turbios, los acercamientos al primer plano cuando hay un momento intenso, las interpretaciones de los actores, la música y, sobre todo, el montaje, se esfuerzan por eliminar cualquier posible ambigüedad. Y lo peor es que todo es tan mecánico que las interpretaciones de Ewan McGregor, JJennifer Connelly y Dakota Fanning resultan de cartón piedra. Y en cuanto su papel requiere de un esfuerzo... se atragantan.
En contra de lo que podría esperarse de la adaptación, con su falta de ambigüedad y sus certezas acerca de cómo funciona el mundo, 'American Pastoral' resulta cruel con algunos personajes, simplista en lo psicológico, reduccionista en lo ideológico y social, superficial en lo histórico y político y, en definitiva, un Gran Relato Americano mucho más pequeño que sus pretensiones.
La mala adaptación
Con todo, sin el duro peso de la novela todo esto pasaría sin pena ni gloria. Pero la novela existe, y la comparación es desoladora.
Porque el núcleo emocional de la novela no podía ser más diferente. Allí queda claro que la historia del Sueco Levov es una recreación ficcional del narrador, Nathan Zuckerman, a partir de algunos testimonios y registros fotográficos e históricos; y que cada motivo -la repercusión del beso entre padre e hija, el tartamudeo de la niña, el visionado del monje quemándose a lo gonzo, etc.- no es más que una posible hipótesis del narrador o del protagonista; condenados a no tener nunca una certeza que les permita entender lo sucedido. Porque es imposible comprender a nadie y los intentos de hacerlo desembocan siempre en una historia de errores.
Por el contrario, en la película el material de archivo no origina la narración, la ilustra; el encuentro marco de Nathan Zuckermen y el hermano del Sueco no tiene demasiado sentido y resulta equívoca si se la pretende fuente de la historia (el hermano no pudo conocer mucho de lo que vemos); y cuando al final de la película se transcriben las palabras de la novela, el lector descubre que esta historia sobre el martirio de un padre incapaz de desprenderse de su hija nada tuvo que ver con aquello de lo que habla la voz extraída del libro.
Nota: 4
Lo mejor: El intento de adaptar una novela irrepresentable.
Lo peor: Que no lo consigue.