Como si la maldición que ha pesado sobre el 112 de Ocean Avenue hubiese caído sobre ella con todas sus fuerzas, el proceso de creación que ha acompañado a 'Amityville: El despertar' desde su gestación, allá por 2012, no ha sido un camino de rosas.
Por aquel entonces, y habiendo pasado ya más de un lustro, Blumhouse y Dimension Films se pusieron de acuerdo para traer de nuevo a las pantallas una saga que había quedado obsoleta y destinada a ser carne de direct-to-video. En 2005, la productora de Michael Bay había pasado por la remakeadora al título de culto 'Terror en Amityville' (que aquí se llamó 'La morada del miedo'), dándole el lavado de cara que tan bien le sentó a otros títulos como 'La matanza de Texas' de 2003, sin ir más lejos. Sin embargo, aquel producto protagonizado por Ryan Reynolds no logró estar a la altura del magistral film de Stuart Rosenberg de 1979, el cual ha continuado impasible al paso de los años como gran ejemplo de película de casa encantada.
Visto el éxito de la saga 'Paranormal Activity', los primeros planes que desde el equipo de producción se tuvieron en cuenta para traer de vuelta el horror de Amityville fueron que el planteamiento seguiría los patrones del found footage, donde se nos iba a presentar a un equipo de televisión adentrándose en el lugar. Con la llegada de Franck Khalfoun como director de lo que iba a llamarse 'Amityville: The Lost Tapes', todo dio un giro de 180 grados. Por aquel entonces, un título indie como 'Encuentros paranormales' ya había causado cierto furor en su paso por festivales, y quienes hayan visto o sepan de qué trata su argumento, sabrán que su planteamiento se asemeja bastante con el que en un principio se tenía para el que iba a ser el capítulo número doce de la saga.
Una franquicia consagrada (aunque lo fuese en clave de serie B) no podía permitirse el lujo de regresar como una burda copia de un título menor. Al menos eso es lo que algunos podrían pensar tras descubrirse que fue el propio Khalfoun quien decidió reescribir desde cero el guion para presentar una nueva historia con la que conectar directamente con las nuevas generaciones. Para ello, utilizaría ciertos elementos con los que Dimension ya había jugado con anterioridad: el planteamiento meta.
Con Bella Thorne y Jennifer Jason Leigh fichadas como principales protagonistas, la película acabó rodándose en 2014. Todo parecía ir sobre ruedas y las noticias no hacían otra cosa que aventurar que estaríamos ante una de las películas de la temporada, sobre todo tras haberse anunciado que el film iba a tener una calificación R en Estados Unidos. Porque así es como Amityville debía regresar, como un producto de horror sin concesiones en el que no se escatimase en sangre o en sobrepasar ciertos límites.
Y entonces fue cuando la maldición se hizo presente. Hacía ya dos años que se había estrenado 'My Amityville Horror', documental que daba voz por primera vez a Daniel Lutz, el hijo pequeño de la familia Lutz, cuyas vivencias en la infame casa se cuentan en la película original, y sobre quienes siempre han pesado las acusaciones de fraude. Y eran ya varios los títulos que se habían anunciado por parte de otras productoras para así poder seguir explotando, a su manera, la mitología de la saga.
Como viene pasando en muchos de estos casos, los productores decidieron que, por aquello de tener en mejor recorrido comercial, la película debería tener una calificación para mayores de 13. Con ello, se aseguraban a ingentes cantidades de adolescentes acudiendo en masa a las salas para asustarse con Bella Thorne. Si hubiesen sabido que en 2017 la primera entrega de 'It' se convertiría en la película de terror con calificación R más taquillera de todos los tiempos, seguramente se lo hubiesen pensado dos veces a la hora de empezar a dar tijeretazos por doquier en una película que, vista en su resultado final, adolece de haber sido masacrada en la sala de montaje.
Un más que digno regreso al 112 de Ocean Avenue
Por todo lo demás, Khalfoun demuestra que él es un buen artesano del horror, un contador de historias ejemplar tal y como ya demostró en su debut, 'Parking 2' y 'Maniac', títulos con los que definió a la perfección que lo suyo con el género es una relación de las que pretenden ser duraderas, pese a que desde los despachos de productores se hayan empeñado en optar por censurar su nueva película, pues tan solo hay que contar todas las secuencias vistas en el tráiler que han desaparecido en el montaje final, o lo poco generosa en sangre que resulta, habiendo estado presente en el equipo dentro del departamento de maquillaje el mismísimo Greg Nicotero, a quien, sin ir más lejos, Tarantino dio carta blanca para 'Los odiosos ocho'.
A la espera de que algún día podamos ver un Director's Cut de la misma, 'Amityville: El despertar' podrá ser disfrutada como la vuelta de tuerca que la saga necesitaba, pues si partimos de la base de que en la película los protagonistas conocen las películas originales (la primera, la segunda y el remake), se establece hace así un diálogo directo con el espectador, de forma parecida (aunque mucho más ligera) a lo que Wes Craven hacía con el slasher en 'Scream. Vigila quién llama'. Si encima nos encontramos con un par de secuencias que rezuman terror 70's por todos sus fotogramas (Jennifer Jason Leigh emulando directamente 'La profecía') o llegan a rozar los políticamente incorrecto (uno de los pasajes oníricos de Thorne, donde la sombra del incesto pulula tal y como ya había hecho en la primera secuela de la saga, 'Amityville II: La posesión'), no es exagerado decir que el acercamiento de Khalfoun al universo que lleva ya junto a nosotros más de cuatro décadas, es de lo mejor que le ha podido pasar a una serie de películas que estaban predestinadas a caer en el olvido.
Nota: 6
Lo mejor: Pese a su construcción a base de clichés del género, sabe jugar con todos ellos con inteligencia.
Lo peor: Que cuatro años después, nos haya llegado una versión totalmente cercenada.