El belga Joachim Lafosse tuvo su primer acercamiento a los dramas conyugales con la estupenda 'Después de nosotros', una crónica que plasmaba la desintegración de un matrimonio que se veía obligado a convivir debido a la situación económica, lo que desencadenaba un conflicto mayor incluso. En este caso, el cineasta opta por narrarlo una historia de amor desde un punto de vista completamente distinto, pues 'Un amor intranquilo', candidata a dos Premios César y presentada en la Selección Oficial del 74 Festival Cannes, toca de lleno en un tema tan delicado como es el de la salud mental.
Lafosse retrata la vida de un matrimonio en el que él, un afamado pintor, sufre de un trastorno bipolar, lo que provoca que ella, cuya profesión es la de restauradora, deba lidiar con una situación límite que termina afectando no solo a la vida de pareja, sino también a la del hijo que tienen en común, Amine, el cual es testigo de una situación extraordinaria y límite. A pesar de lo que podría esperarse de un relato con la salud mental como protagonista, el realizador huye de tremendismo y de secuencias melodramáticas, mostrando de manera frontal cómo afecta este trastorno en todo el entorno.
Eso se traduce en que se aprecia cómo la euforia y posterior depresión e ira del protagonista afecta a todas las partes, comenzado por su esposa y su vástago hasta él mismo. Lafosse lo narra desde una perspectiva costumbrista y cotidiana, que realza la sensación de autenticidad que tiene el largometraje. Por otro lado, la cinta no olvida que su tema central es explorar las relaciones conyugales dentro de esta realidad. Aquí, Lafosse acierta de lleno, al no introducir ninguna floritura pero tampoco carga de las tintas, dejando que los sentimientos que despiertan sus protagonistas fluyan de forma natural.
Así puede apreciarse cómo hay amor y cómo este enseña su rostro menos amable. Lejos de mensajes feel-good o esperanzadores, es interesante cómo Lafosse plantea el supuesto de aceptar una convivencia con este hándicap, puesto que dicho trastorno no tiene una cura como tal y va por episodios o crisis. Esa franqueza a la hora de hablar de la situación de los protagonistas permite ver un retrato tremendamente auténtico de lo que significan las relaciones de pareja, la famosa frases 'a las duras y a las maduras'.
Lafosse firma su largometraje más redondo, una desgarradora maravilla
Lafosse, quien firma el guion junto con otros cinco colaboradores: Juliette Goudot, Chloé Leonil, Anne-Lise Morin y François Pirot, sabe no ofrecer respuestas tajantes, permitiendo que sea el público quien analice lo que vive esta pareja, que no es extrapolable a otras situaciones, lo que recuerda que cada caso es distinto y que cualquier semejanza con la realidad es un acto impetuoso. Junto con ese rico análisis de la vida conyugal, con el que Lafosse da un paso más tras la estupenda 'Después de nosotros', está un maravilloso tándem de actores: Damien Bonnard y Leïla Bekhti.
Ambos, en sus respectivas filmografías, han mostrado su habilidad para papeles dramáticos muy auténticos. En el caso de Bonnard, su interpretación de Damien está muy a la par a la vista en 'Rester vertical' y 'Solo las bestias', aunque, en este caso, demuestra ser todo un torbellino de emocionantes extremas, todo lo contrario que Bekhti, la cual ofrece su actuación más contenida. Aunque él está estupendo, el guion muestra una protagonista femenina mucho más poliédrica, a la hora de tener que lidiar con varios frentes y, a la vez, querer sentirse querida, algo muy legítimo que pocas veces es mostrado de forma tan honesta en la gran pantalla. Alrededor de su cosmos, unos correctos Gabriel Merz Chammah (nieto de Isabelle Huppert) y el veterano Patrick Descamps.
'Un amor intranquilo' supone un paso más en una carrera que ha ido siempre hacia delante. Su radiografía honesta de la salud mental y cómo esta afecta a familiares y terceros convierte a este filme en el más redondo de Lafosse, superando al más que mentado 'Después de nosotros' y a 'Los caballeros blancos'. Un título imprescindible que, gracias a su estreno comercial, podrá disfrutarse donde tiene que ser: en el cine.
Nota: 9
Lo mejor: Las sublimes interpretaciones de Damien Bonnard y Leïla Bekhti.
Lo peor: No es un filme sencillo, no apto para aquellos que prefieren una propuesta más convencional o una más visceral.