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CRÍTICA

'Anatomía de una caída': Autopsia de la vida conyugal

Crítica de 'Anatomía de una caída', dirigida por Justine Triet y escrita por Triet y Arthur Harari. Protagonizada por Sandra Hüller. Palma de Oro en el 76 Festival de Cannes.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 8 de Diciembre 2023 | 13:20
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Imagen de 'Anatomía de una caída'
Imagen de 'Anatomía de una caída' (Elastica Films)

Ya lo dijo Epicteto: "Cuando hayas de sentenciar procura olvidar a los litigantes y acordarte sólo de la causa". La cineasta francesa Justine Triet lleva, desde sus inicios, profundizando en la complejidad del ser a través de personajes femeninos incómodos y que se adaptan a discursos prefabricados. Ya lo demostró en su ópera prima, 'La batalla de Solferino' y ahondó más en ello en la formidable 'Los casos de Victoria' y, especialmente, en 'El reflejo de Sibyl'.

Anatomía de una caída

Precisamente, con 'El reflejo de Sibyl', Triet comenzó a virar hacia relatos más dramáticos. Ya en esta producción pudo verse un paso previo a lo que ha terminado siendo su cuarto largometraje, 'Anatomía de una caída', Palma de Oro en la 76ª edición del Festival de Cannes, ganadora de dos Premios Gotham y nominada a la mejor película extranjera en los 39 Independent Spirit Awards, al mejor film europeo en los Premios Goya y a cuatro galardones de los 36 Premios del Cine Europeo, donde compite en las categorías principales. Se trata de una de las películas más aplaudidas de este 2023 que está acercándose a su final.

No es de extrañar, pues 'Anatomía de una caída' es el perfeccionamiento de una cineasta que ha ido a más en cada nueva propuesta y ejercicio depurado de sus intenciones en 'El reflejo de Sibyl', respecto a esa protagonista que soñaba con escribir y estaba atrapada en una vida insatisfecha y cuya amargura no era capaz de gestionar, creando un peligroso juego de espejos con una de sus pacientes, una actriz que tenía un affaire con el novio de la directora de la película en la que trabajaba.

Anatomía de una caída

Una atmósfera hitchcockniana para un drama que desnuda la intimidad de una pareja

En este caso, esa reflexión la lleva al terreno judicial. Una afamada autora, casada con un exprofesor de universidad que intenta ser escritor también, es acusada de haber matado a su marido tras una discusión que hubiera derivado en que éste cayese desde el último piso del chalé que ambos compartían en Grenoble, ciudad natal del muerto, y en la que se habían instalado recientemente. Un proceso judicial en el que la intimidad conyugal estará sobreexpuesta a un duro escrutinio social y moral.

Triet deja una incógnita esencial para que el film funcione: deja la duda de saber qué ha ocurrido realmente. A pesar de que el juicio ofrece una explicación, este es sólo un dictamen en el que se muestran pruebas e hipótesis ante un jurado popular. En ese sentido, la cineasta parece haber tomado nota de lo expuesto por Stéphane Demoustier en la estupenda 'La chica del brazalete', creando un largometraje hipnótico y escalofriante que gira alrededor de una atmósfera desasosegante en la que las relaciones sentimentales y familiares son interpretadas desde una distancia en la que la duda y la sospecha va penetrando poco a poco.

Así, el drama familiar termina derivando en un elegante thriller judicial que tiene como trasfondo una dura crítica social. Como sucedía con el mentado film de Demoustier, la puesta en escena es también hierática y Triet deja cierto margen al público para considerar si lo sucedido ha sido un homicidio involuntario, un suicidio o un desafortunado accidente. Para eso está precisamente la decisión judicial, en la que queda todo el peso y fuerza dramática.

Anatomía de una caída

En ese sentido, Triet, quien vuelve a formar tándem con Arthur Harari (también su pareja sentimental) en la escritura del guion, deja en evidencia cómo, en el fondo, la verdad no es lo que más interesa a la opinión pública, sino el crear juicios morales paralelos sobre la imputada. Se está ante una autora de éxito, que se ha servido de su propia vida para crear sus novelas; pero que tampoco es 'trigo limpio'. No sólo por haber sido infiel a su pareja, sino porque se ha valido de estrategias poco éticas para lograr parte de sus objetivos.

Triet crea así una protagonista poliédrica e imperfecta, que permite verse con cierta distancia. Se evita así una victimización de la acusada, así como también de que el público se ponga de parte suya. A la par, se realiza una potente crítica social sobre cómo se hacen juicios morales sobre la imputada. Triet deja en el público la interpretación de hasta cuánto influye el sexo de la acusada para estos juicios, dejando también margen en que si fuese un varón, habría prejuicios similares en ciertos aspectos.

Anatomía de una caída

La Justicia como sistema aséptico para dirimir la realidad de un hecho

De ahí que el proceso judicial sea complejo y desnude las intimidades de una pareja, creando cierta crítica de cómo la sociedad se considera con derecho para inmiscuirse en la vida ajena. La ausencia de ciertos datos se entremezcla con declaraciones de testigos poco fiables y de parte. Esto obliga al público a sentirse parte de ese jurado popular que apenas se muestra, de escuchar las declaraciones de la imputada, de su hijo (quien termina siendo testigo de toda una serie de declaraciones conyugales que derrumban cualquier idealización parental), de forenses, expertos y demás testigos (sin olvidar las intervenciones de la juez, el abogado defensor y el fiscal).

La judicialización de la vida personal permite diseccionar tanto a la protagonista como recuerda que el sistema judicial tiene que ser lo más aséptico posible y que, en este, los juicios morales, el linchamiento público y las condenas paralelas no deben tener cabida. De ahí que la cineasta sea mucho más ambiciosa que en el complejo juego de espejos de 'El reflejo de Sibyl'.

Anatomía de una caída

Aquí juega un papel fundamental la interpretación de Sandra Hüller, quien ya había trabajado con Triet en 'El reflejo de Sibyl'. La actriz de 'Toni Erdmann' y 'La zona de interés' sabe crear un personaje distinto, pero no desagradable. Una mujer caída en desgracia que sólo busca demostrar su verdad, declarándose inocente. Hüller ofrece una de las mejores interpretaciones de su filmografía. Eso sí, Triet sabe cuidar cada parte del elenco.

Uno de los mejores filmes de este 2023

Aquí toca mencionar al pequeño Milo Machado Graner, quien interpreta al hijo del malogrado matrimonio. El joven actor sabe transmitir esa sensación de derrumbe personal, cuando se descubre que los padres son tan humanos y cometen demasiados errores justo por ello. Mención para Swann Arlaud y Antoine Reinartz, en el particular juego de dialéctica ente abogado de la defensa y fiscal. En esta parte, donde se ve ese toque francés propio de los juicios, en los que el verbo es un factor primordial.

Con cierta atmósfera de hitchcockniana, 'Anatomía de una caída' recuerda que la verdad es una realidad muy difícil de discernir realmente, especialmente a la hora de declarar a la hora de decidir si una muerte ha sido un suicidio, un homicidio o un accidente. Dado que los implicados narrarán lo sucedido según su propio beneficio, es la Justicia la que debe dirimir hasta qué punto lo que se narrar puede ser tomado como la verdad o no. Al final, esa es la esencia de la Justicia. Sin duda, varios conceptos que coronan a 'Anatomía de una caída' como uno de los mejores largometrajes del año y que impulsan a Justine Triet como una de las cineastas más fascinantes de los últimos años.

9
Lo mejor: Cómo el proceso judicial muestra la vocación de que sea un sistema objetivo y carente de mirada moral.
Lo peor: Comete ciertos errores de lógica, especialmente a lo referente al idioma en el que se expresa la protagonista.