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CRÍTICA

'Animales Fantásticos' va encontrando su camino en 'Los crímenes de Grindelwald'

Con una historia más oscura que la primera, menos peso de las criaturas mágicas y grandes sorpresas en su guion, la segunda entrega de la nueva franquicia de J.K. Rowling tiene sus problemas, pero deja buen sabor de boca.

Por Jesús Agudo Más 13 de Noviembre 2018 | 11:59
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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Cuando hace dos años se nos presentó a Newt Scamander, ya quedaba claro que el Wizarding World de J.K. Rowling quería contarnos historias que se alejaban de las aulas de Hogwarts o de las aventuras de un chico que estaba aprendiendo a ser mago. El magizoólogo era un adulto hecho y derecho, y el mundo mágico había sido su hogar desde el principio. El suyo, aunque hubiera Expelliarmus de por medio, era un camino muy distinto al de Harry Potter. Y es algo que queda totalmente comprobado con el segundo capítulo de su historia: 'Los crímenes de Grindelwald'.

Animales Fantásticos: Los crímenes de Grindelwald

'Animales fantásticos y dónde encontrarlos' empezó a incorporar temáticas más adultas a la ecuación de varitas y hechizos, pero la trama en sí seguía siendo bastante infantil, sobre todo por tener a las criaturas mágicas del título en una posición muy protagonista. Un movimiento lógico: aunque viniera de una franquicia ya establecida, había que intentar captar a nuevas generaciones de magos que no hubieran vivido la fiebre por el niño de la cicatriz en sus carnes. Sin embargo, en esa decisión dejaban bastante fuera a los Potterheads, que al ver a Newt hacer la danza de apareamiento de un Erumpent solo iba a hacer que arqueáramos la ceja. La saga principal había crecido a medida que lo hacíamos nosotros, y esta nueva debía saber encontrar su propia historia, sin dejar de pensar en los que la llevaron al éxito.

'Los crímenes de Grindelwald' consigue precisamente eso. J.K. Rowling desvela en este segundo capítulo las claves de lo que nos quiere contar a largo plazo, y la principal es, justamente, él. Grindelwald. El mago tenebroso que puso en jaque a la comunidad mágica mucho antes que Voldemort se convierte en esta entrega en un personaje principal, y empieza a desvelar sus cartas, al igual que Rowling. Grindelwald cree en la supremacía de los magos por encima de los muggles, cuenta con labia suficiente para convencer a un gran número de seguidores, y aunque se camufle en la creencia de que solo está haciendo lo correcto, no tiene ningún reparo en usar la fuerza, como se ve en una escena muy esclarecedora de la película, sin importar quién esté delante. Vamos, Grindelwald es el Adolf Hitler del mundo mágico, y no es para nada casualidad de que esta historia vaya a coincidir con la Segunda Guerra Mundial en algún punto. La escritora, que vuelve a firmar el guion de esta secuela, siempre ha estado muy interesada en la política, y ya en 'Harry Potter' metió varias lecciones para abrir los ojos a los lectores en esos aspectos. En esta va directamente a saco a denunciar el peligro de aquellos que quieren imponer sus ideales por encima de los de los demás. Esto lo hace altamente relevante en un momento en el que la ultraderecha sigue ganando terreno. Y Grindelwald es un personaje lo suficientemente interesante como para que todos esos jóvenes que vayan a ver la película con ganas de regresar al mundo mágico, salgan con muchas cosas de las que debatir, y con mucho espíritu para luchar contra los Grindelwalds del mundo.

Animales Fantásticos: Los crímenes de Grindelwald

El villano de esta entrega está muy bien escrito y resulta todo lo cautivador, interesante y peligroso que tiene que ser. Aunque sigue notándose que es un segundo capítulo de cinco, y que queda mucho por conocer de él, ya nos hacemos una idea de lo que predica y de lo que está dispuesto a hacer para que "cale el mensaje". Es un encantador de serpientes (no en el sentido literal), y tiene cualidades para ser un villano de los que dejan huella, aunque la sombra del Que No Debe Ser Nombrado sea todavía muy alargada. Respecto a Johnny Depp, he de decir que me ha convencido mucho más de lo que podía esperar. Está lo suficientemente lejos del "deje Jack Sparrow" de sus últimos trabajos, y en las escenas clave es capaz de darle mucha intensidad al personaje, aunque a la larga acabe resultándome un poco cargante, sobre todo cuando se pone a arrastrar las palabras. Pero la base es muy sólida, y ya solo con cómo está planteado el personaje, podemos estar ante un villano que mantenga el listón en la franquicia. Pero es, sin duda, de lo más llamativo de esta secuela. En el mejor sentido.

En la película nos reencontraremos con los cuatro protagonistas de la anterior: Newt, Tina, Queenie y Jacob (cuya reaparición, como vimos al final de la anterior, estaba cantada). Sin embargo, aunque Newt siga siendo el protagonista, esta vez nos encontramos ante una película mucho más coral, en la que los personajes tienen el tiempo mucho más repartido entre ellos, compartido además con las nuevas incorporaciones: Thesseus, el hermano de Newt, Leta Lestrange o Nagini. Si teníais algún personaje favorito al que quisierais ver más en la secuela, mucho me temo que todos tienen sus momentos, pero ninguno llega a contar con un grandísimo tiempo en pantalla. Incluso Newt parece estar en un plano ligeramente más secundario. Su personalidad sigue sin ser lo suficientemente fuerte como para liderar una franquicia como lo podía hacer Harry Potter, que ahí que J.K. Rowling abuse un poco de rodearlo constantemente de otros personajes. Su gran baza para calar vuelve a ser lo adorable que es. Volvemos a verlo en su salsa entre criaturas, y totalmente paralizado ante otro ser humano. Ahora tiene el problema añadido de tener que lidiar con su hermano, mucho más decidido que él, y con la prometida de su hermano, un personaje que despierta muchos sentimientos en él. Luego está Tina, con la que no está precisamente en el mejor lugar cuando comienza la película. Y encima tiene la visita inesperada de Dumbledore con un recado bastante importante.

Animales Fantásticos: Los crímenes de Grindelwald

Hablemos de Dumbledore. J.K. Rowling es una mujer muy lista y sabe ponernos delante lo que queremos para luego vendernos lo que ella quiera. Con Dumbledore pasa precisamente esto. En 'Los crímenes de Grindelwald' conocemos a un Dumbledore mucho más joven, pero que irradia esa inteligencia y carisma que bien conocemos del personaje. Se nota en cada escena que tiene que no estamos ante un mago normal, ni ante el típico profesor. Con solo una clase de las suyas (Defensa Contra las Artes Oscuras, nada menos) no dejaremos de pensar que ojalá todos nuestros profesores hubieran sido como él. El trabajo de Jude Law es impecable. Nos enamoraremos de él (quién nos lo iba a decir) e igualmente veremos ese punto "oscuro", misterioso o no perfecto que resultó tener el futuro director de Hogwarts ahora que conocemos toda la historia. Pero en esta ocasión solo tendremos una introducción al personaje, ya que no aparece en pantalla todo lo que nos gustaría una vez lo conocemos. De ahí que no se trate tan directamente el tema de su sexualidad, no aparece lo suficiente como para que realmente resulte relevante tratarla, y aún así, con la escena del espejo de Oesed que se vio en los tráilers, ya queda claro que lo que une a estos dos personajes es, como mínimo, profundo. En manos de Rowling está no decepcionarnos en las tres películas que quedan, pero si hubiera salido en esta es probable que hubiera sido de forma excesivamente forzada.

Un fan service que no necesita

El caso de Nagini es bastante similar. Se ha cebado mucho el asunto de la serpiente de Voldemort en los últimos meses de promoción, y en esta película lo único que se hace es presentarla. Si tiene un peso más importante en la historia, tendremos que esperar a los próximos largometrajes. Es difícil de saber quién tiene la culpa de cebar tanto a un personaje tan secundario, pero así es el fan service. Y realmente esta película no debería necesitarlo. Tiene elementos propios de sobra. De hecho, quizás demasiados. Por ejemplo tenemos a Leta Lestrange, que nos va a tener muy intrigados en toda la película y que cuenta con una trama muy interesante (gran trabajo de Zoë Kravitz, por cierto) más allá de su apellido. También tenemos el regreso de Credence, que ahora que sabemos que vuelve llega para tomar su lugar como personaje principal, e importante, en toda esta historia. Sigue siendo de los que más se gana nuestra atención. Thesseus es quizás el personaje más convencional de los nuevos, pero juega muy bien su carta de ser el yang del yin de Newt. Los dos hermanos juntos tienen química. Pero al final son muchos personajes, sumados a los que ya conocíamos, como para tener un desarrollo sólido de sus tramas. Quizás a esta entrega se le sigue notando demasiado todavía el papel introductorio que deja miguitas de historias que van a ser importantes y dar juego en futuras entregas, pero aquí solo son presentadas, y muy por encima. De ahí que quede una ligera sensación de bombardeo de información y que casi ninguna de las historias tenga un gran calado hasta que llegan los últimos momentos de la película.

Animales Fantásticos: Los crímenes de Grindelwald

Volviendo a lo que es la historia a largo plazo, el viaje por el mundo que es 'Animales Fantásticos', por ejemplo, sigue siendo un gran acierto de esta saga, que no está constreñida a los muros de un castillo. Breves pasos por Nueva York y Londres (y Hogwarts, claro) acaban llevándonos a las calles de un París art-deco que vuelve a ser un sueño en cuanto a diseño de producción se refiere. Los estudios de Leavesden se han vuelto a convertir por completo en un viaje al pasado a una ciudad que hemos visto mil veces en películas, pero con ese puntito mágico particular del Wizarding World que lo hace tan especial. Todo sigue estando calculado al milímetro, desde el vestuario a la iluminación de lo que sería la versión mágica de una típica calle parisina. La banda sonora de James Newton Howard también mantiene el nivel, creando un envoltorio que es una delicia.

Los Animales Fantásticos vuelven a hacer acto de presencia, pero esta vez en un plano mucho menos importante que en la primera. Esta vez, en lugar de ser protagonistas de la trama, son como "accesorios" que usa Newt para salir de entuertos o para ayudarle en momentos puntuales. Son sus hechizos particulares. Al no ser un elemento central, su aparición resulta menos molesta, y en bastantes ocasiones nos dejan escenas geniales (y unos diseños en general más trabajados que en la primera). Desde el paseo en Kelpie en el impresionante estudio de Newt a los propios poderes del Zouwu asiático, o lo adorables que resultan los bebés Niffler. Si no son útiles para hacer avanzar la película, al menos funcionan como alivio cómico en una cinta que es, sin duda, mucho más oscura que la anterior.

Animales Fantásticos: Los crímenes de Grindelwald

Y eso es de agradecer. Porque nos encontramos con una trama más madura que se acerca más a esa épica que tiene que alcanzar el momento en el que Dumbledore y Grindelwald se vean las caras. Tras un inicio que hace que la película comience ya en alto, y un momento de transición en el que el ritmo cae ligeramente, desde la mitad del metraje hasta el final, la cinta no deja tregua, destacando un climax en el que pasan tantas cosas que uno acaba exhausto. Es en esos momentos en los que se nos desvelan algunos misterios que cambian mucho las cosas, en los que vemos un primer duelo con Grindelwald que es simplemente alucinante (tanto a nivel visual como en consecuencias para los protagonistas, algunas, incluso, devastadoras) y en los que se nos sueltan algunas bombas que no veíamos venir ni de lejos, y que siguen dejando claro que el Wizarding World que tan bien creemos conocer está lleno de secretos. Algunos muy, pero que muy gordos. Con el final, que es un pedazo de final, ya queda muy claro el camino que quiere tomar la franquicia, y es muy prometedor. Quizás hay que ser un poquito más pacientes para ver cómo 'Animales Fantásticos' se convierte en una saga hecha y derecha (en esta entrega sigue construyendo los cimientos), pero al menos se desmarca más hacia un discurso más político y un argumento más adulto en el que las familias de magos, los totalitarismos y una guerra en el horizonte no dejan espacio para clases o aventuras de chavales. Como pasa con el Dumbledore de Jude Law o la Nagini de Claudia Kim, 'Animales Fantásticos' sigue siendo una inversión de futuro.

En definitiva, quizás considerar a 'Los crímenes de Grindelwald' la 'El Imperio Contraataca' de esta saga (como decía Dan Fogler) es muy exagerado, pero sin duda es una película superior a la anterior. Más madura, con personajes muy interesantes y unas tramas que siguen dando capas a este mundo mágico que tan bien se solapa con el nuestro. Sigue teniendo mucho margen de mejora, sobre todo tiene que aprender a simplificar y dejarse de subtramas para nutrir las que ya tiene abiertas. A pesar de ese caos de historias y el exceso de información, en cuanto termina deseamos saber a qué ciudad o punto del mundo nos llevará J.K. Rowling esta vez, y qué consecuencias traerá para los protagonistas. Porque vistos los ases que tiene guardados en la manga, podemos esperar cualquier cosa. Y esto, viniendo de una franquicia como la de 'Harry Potter', es mucho decir.

Nota: 8

Lo mejor: Grindelwald convence como villano. El diseño de producción. El clímax. Las sorpresas. Todo el potencial que sigue teniendo.

Lo peor: Lo poco que sale Dumbledore. El exceso de tramas secundarias que lleva a no desarrollarlas lo suficiente.