La llegada de 'Un hombre y una mujer' fue cierto golpe sobre la mesa en el cine francés, centrado en los años 60 en la Nouvelle vague y que ignoraba a aquellos realizadores que rodaban películas fuera de ese movimiento. Claude Lelouch, con una increíble historia de amor, rompió la baraja, haciéndose con la Palma de Oro en el Festival de Cannes y ganando dos premios Oscar, los de mejor guion original y mejor película de habla no inglesa. Tras un regreso fallido en 1986, ahora Lelouch vuelve a reunir a Jean-Louis Trintignant y Anouk Aimée en una auténtica oda a aquel apasionado romance con 'Los años más bellos de una vida'.
Han pasado 53 años desde que Jean-Louis y Anne se conociesen y se enamorasen. El paso del tiempo no ha sido en balde, puesto que ambos siguen recordando con cariño el apasionado romance que tuvieron durante su breve encuentro en 1966. Ahora Jean-Louis está internado en una residencia, debido a que padece mal de Alzheimer. Por el consejo de la asistente social, Antoine, hijo de Jean-Louis, decide buscar a Anne, aquel amor del que el anciano no deja de hablar. La mujer, que ahora tiene una tienda tras haber sido una importante productora de cine, duda al inicio pero, finalmente, accede a ver a su antiguo amor.
Un homenaje al amor y a una película clásica
Retomar la historia de 'Un hombre y una mujer' ha sido una decisión arriesgada para Claude Lelouch, puesto que ya lo intentó en 1986 con 'Un hombre y una mujer: 20 años después', de resultados bastante regulares. Sin embargo, el cineasta ha sabido conjugar el paso del tiempo a su favor, creando una auténtica balada de otoño, con carácter nostálgico mas no melancólico, en el que se hace una oda a los buenos recuerdos, a lo que se ha vivido.
En ese sentido, es interesante cómo perfila a los protagonistas de forma diferente. Él está entrando en un proceso de demencia senil, mientras que ella ha llevado el paso del tiempo de forma más lozana. En cierta forma, Lelouch muestra cómo ella aceptó el devenir, lo abrazó, llegando a la vejez con una admirable calma, mientras que él se quedó más atrapado por los recuerdos del pasado, aquellos a los que se aferra al saber que poco a poco irá olvidándolos.
Lelouch tiene muy claro su sentido de homenaje con la película, aunque no por ello crea una propuesta en la que la senectud tenga que ser el ocaso de la vida. No se está ante 'Amor' de Haneke, sino ante un relato sobre disfrutar del momento, incluso siendo anciano. El propio título lo da a entender: Los años más bellos de una vida... son los aquellos que aún no se han vivido. Por ello, el filme desprende un aroma de energía, de vitalidad, con unos protagonistas mayores que siguen dispuestos a dejarse sorprender por el futuro.
El maravilloso reencuentro de Jean-Louis Trintignant y Anouk Aimée
Ya eso hace que la película sea magnífica, pero lo que provoca que la experiencia sea aun más inolvidable es ver el reencuentro de los actores. Ver a Anouk Aimée y a Jean-Louis Trintignant juntos de nuevo en la gran pantalla es un momento impagable. Ella sigue demostrando ser una estrella clásica, con ese halo de misterio propio de actrices de su generación y que solo Catherine Deneuve o Isabelle Huppert tienen actualmente; él ofrece un testamento en vida, puesto que solo ha salido de su retiro del cine para aparecer en este homenaje a una de sus películas más aclamadas. Será posiblemente la despedida del gran Trintignant al cine y lo hace con un adiós único.
Mención especial al detalle de Lelouch por traer de nuevo a Antoine Sire y Souad Amidou, que fueron los niños de la cinta original, ahora ya adultos y reencontrándose como dos antiguos amigos de la infancia. El cineasta agrega a un fichaje estelar: Monica Bellucci, cuya una escena es fabulosa, en la que puede verse la admiración de la diva italiana por esa leyenda viva que es Trintignant.
'Los años más bellos de una vida' es un sentido y delicado homenaje a un clásico del cine, en el que sus protagonistas siguen rebosando vitalidad, especialmente ella, que es retratada como una mujer fuerte e independiente que no teme al paso del tiempo. Por otro lado, Lelouch cruza ambos filmes, dejando escenas en las que el pasado y el presente se funden, proporcionando una experiencia sublime, en la que solo queda deleitarse ante los recuerdos de una historia de amor mítica. Un delicioso tributo que deja uno de los trabajos más entregados de Claude Lelouch.
Nota: 8
Lo mejor: Las conversaciones sobre el pasado de Anouk Aimée y Jean-Louis Trintignant.
Lo peor: Saber que es más que probable que sea la última aparición en el cine del gran Trintignant.