En 2015 conocíamos al superhéroe más minúsculo del Universo Cinematográfico Marvel, Ant-Man, o lo que es lo mismo, Scott Lang, un hombre normal rodeado de dioses y monstruos que, gracias a su encanto, carisma y la magia de las partículas Pym, se hizo un hueco entre los Héroes Más Poderosos de la Tierra. Y en el corazón de la audiencia. Siete años después y con una guerra por el universo de por medio, la saga del Hombre Hormiga continúa con 'Ant-Man y la Avispa: Quantumanía'. Pero en todo este tiempo, mucho ha cambiado en el UCM y esto se tiene que ver reflejado sí o sí en sus nuevas aventuras.
'Quantumanía' es la película número 31 de Marvel Studios y la tercera en la franquicia en solitario del superhéroe interpretado por Paul Rudd. Además, ejerce como pistoletazo de salida a la Fase 5, después de que 'Black Panther: Wakanda Forever' y el especial navideño de 'Guardianes de la Galaxia' cerraran una cuarta etapa caracterizada por la experimentación y la interconectividad entre series y películas, que dividió fuertemente a la audiencia. Si las anteriores entregas de 'Ant-Man' funcionaron como entremés ligero, algo más pequeño para limpiar el paladar entre propuestas más monumentales, esta 'Quantumanía' aumenta de tamaño (ejem) y escala para volverse la entrega más épica, ambiciosa y espectacular de la (por ahora) trilogía, una aventura familiar sci-fi que sigue construyendo la trama multiversal que culminará en 'Avengers: The Kang Dynasty'.
Peyton Reed, el director de las dos primeras entregas, se vuelve a hacer cargo de la tercera, con Jeff Loveness como guionista, un fichaje que, por cierto, vuelve a salir de la cantera de 'Rick y Morty', serie que ya ha dado varios guionistas a Marvel. Y es que tiene sentido que, para levantar una historia de dimensiones alternativas y variantes multiversales, recurran a una plantilla de expertos en la materia. En el reparto volvemos a contar también con la familia al completo, liderada por Paul Rudd, con Evangeline Lilly como Hope Van Dyne, Michelle Pfeiffer como Janet Van Dyne, Michael Douglas como Hank Pym y la incorporación de Kathryn Newton encarnando a Cassie Lang (la tercera actriz que hemos visto en el papel, y esperemos, la definitiva).
'Ant-Man y la Avispa: Quantumanía' nos zambulle de cabeza en el Mundo Cuántico, el universo subatómico que se nos presentó en la primera entrega y que por fin podemos explorar a fondo. Tras un accidente, Scott y su familia se ven transportados a este mundo extraño, lleno de criaturas y peligros que desafían la imaginación. Allí se verán las caras con Kang el Conquistador (Jonathan Majors), un emperador con planes oscuros que está atrapado en el lugar y necesita la ayuda de los Lang y los Pym para salir de allí. Su enfrentamiento servirá para desvelar secretos del pasado que teníamos pendientes desde la primera película, a la vez que asienta los cimientos de una dinastía que marcará el futuro de la saga.
Viaje al centro del croma
'Quantumanía' es totalmente diferente a las dos entregas anteriores de 'Ant-Man'. Como otras franquicias en solitario de Marvel, la del Hombre Hormiga también ha ido creciendo (al igual que su título se ha ido alargando), dejando atrás los atracos y la aventura urbana para convertirse en una odisea psicodélica de ciencia ficción que transcurre casi íntegramente en un mundo que escapa a los confines de lo posible. Tras un prólogo en el que descubrimos qué ha sido de Scott desde su última batalla con Los Vengadores y un par de escenas que nos devuelven a su familia, la película entra directamente y sin rodeos en materia. No hay tiempo que perder y 'Quantumanía' sumerge rápidamente a sus protagonistas en el Mundo Cuántico, donde transcurre el 95% del film.
Un universo construido a partir de referentes como 'Viaje al centro de la Tierra', 'Viaje alucinante', clásicos camp/pulp como 'Barbarella' o 'Flash Gordon' y las revistas antiguas de ciencia ficción de los 50, 60 y 70 (como ha confesado Reed en varias ocasiones), amalgama de influencias que da lugar a un mundo de desbordante inventiva en la creación de sus monstruos, su entorno y su arquitectura (las naves-edificio fálicas lo dicen todo). Pero si hay algo a lo que 'Quantumanía' recuerda de forma inevitable -además de a la reciente 'Mundo Extraño'- es 'Star Wars', de la que claramente bebe tanto en su apartado estético, su mitología y sus razas (parece que en cualquier momento nos vamos a encontrar con Greedo o un Twi'lek en la cantina local), como de su historia, replicando la idea del imperio, liderado por un villano aterrador, y una resistencia luchando a pie de "calle". De esta manera, 'Quantumanía' es lo más parecido a 'Star Wars' que ha hecho Marvel hasta ahora.
Ese es uno de los aspectos más interesantes y satisfactorios de 'Quantumanía', el world-building con el que Peyton y Loveness construyen su universo. De hecho, para fraguarlo, la película recurre a la misma técnica digital que 'The Mandalorian', The Volume. Sin embargo, el resultado no es tan bueno como en la serie de Disney+. Aquí hay secuencias muy logradas, pero también hay veces en que los cromas son tan flagrantes que es imposible entrar del todo en la propuesta, acercándola por momentos más a 'Spy Kids' que a la galaxia de Lucas. Esto invita a hacer una reflexión: el éxito de 'Top Gun: Maverick' ha puesto más en valor los efectos prácticos y el realismo en los blockbusters, y aunque para construir el Mundo Cuántico, el CGI era imprescindible, uno no puede evitar pensar que lo que está viendo es más un juego de realidad virtual que una película. Pese a que Marvel se asegura de que el factor humano y la emoción lleven las riendas de su saga, en 'Quantumania' se echa de menos lo verdaderamente tangible y es inevitable que la vorágine digital acabe engulléndolo todo. A nosotros incluidos.
El show de Jonathan Majors
Como suele ocurrir en Marvel, es el reparto quien mantiene anclada emocionalmente una historia que corre el riesgo de irse de las manos en más de una ocasión. Esta vez, eso sí, los héroes titulares de la película pasan a segundo plano para ceder el protagonismo a otros personajes en un esfuerzo más coral. Aunque Scott sigue siendo el personaje central, la trama no gira siempre a su alrededor, siendo Janet (Pfeiffer) el punto de foco principal. Su vínculo con Kang y su pasado en el Mundo Cuántico es lo que vertebra un argumento que convierte a estos dos personajes en los elementos más importantes de la película, sobresaliendo ambos en sus interpretaciones. En cuanto a Hope (Lilly), la verdad es que podrían haber quitado a La Avispa del título, porque su participación se ve bastante reducida con respecto a la anterior entrega, manteniéndose más bien al margen hasta que se acuerdan de ella en el acto final. Pero claro, no podían llamarla 'Janet y Kang: Quantumanía'. Douglas tampoco hace demasiado, aparte de aportar simpatía, y los nativos del Mundo Cuántico interpretados por William Jackson Harper y Katy M. O'Brian (Quaz y Jentorra) son más bien olvidables. Y por último, Bill Murray aparece, hace de Bill Murray en una escena, y se va.
Cuando la película vuelve a Scott, lo hace para hablarnos de su papel dual como superhéroe y padre, cuya motivación principal es educar y proteger a su hija, recuperando el tiempo perdido con ella durante el Blip. Es quizá el aspecto más interesante de su evolución en esta entrega más allá del alivio cómico. Scott Lang es una extensión natural de Paul Rudd, un tipo que no puede caer mal a nadie, pero en 'Quantumanía' se convierte en un ser más tridimensional, y es en parte gracias a la tensión intergeneracional que se establece entre él y Cassie, un pulso entre Generación X y Generación Z (él ha perdido el rumbo y ella representa el espíritu activista de la juventud actual) que, sin embargo, se queda en el primer acto, dando paso a un conflicto padre-hija más clásico. En el proceso, la película sirve como historia de origen de Cassie Lang (Estatura en los cómics), interpretada con mucha frescura por Kathryn Newton, que da un paso al frente y se asegura su futuro como heroína en el UCM
Pero en quien profundizamos más es Kang, el villano que ha sido anunciado a bombo y platillo como el Thanos de la Saga del Multiverso. Después de dejar huella en el UCM interpretando El Que Permanece en 'Loki', Jonathan Majors se pone en la piel de otra variante de Kang para seguir desarrollando al villano más complejo que nos ha dado Marvel hasta ahora, algo (mucho) más que un simple tirano. Majors es un actor que se entrega al 100% a todo lo que hace, y 'Quantumanía' no es excepción. Si en 'Loki' vimos una desconcertante variante de Kang en clave de clown, en 'Quantumanía', el actor está en una obra de Shakespeare o en un péplum, tomando como referencia a Alejandro Magno, pero también (inconscientemente o no) a Darth Vader. Su presencia se siente incluso cuando no está (mérito de un guion que sabe cómo utilizar al antagonista para crear atmósfera), pero es que cada vez que aparece en pantalla, se la come y no deja ningún resto.
No obstante, Kang y el Multiverso están resultando ser un arma de doble filo para Marvel, puesto que, si bien han vuelto a acertar de lleno con el casting de Majors, y él está poniendo toda la carne en el asador (y lo que queda), Kang sigue siendo un villano difícil de abarcar, una amenaza abstracta que confunde tanto como impone (algo que está en su esencia, sí, pero que llega a ser bastante frustrante). Y aquí es donde 'Quantumania' tropieza, especialmente cuando se presenta como un paso adelante en el UCM, como el inicio de algo que se pone, o que se debería poner en marcha. La sensación de preámbulo constante no se desvanece, y cuando la película termina, seguimos en la superficie del Multiverso, un concepto que llevamos manejando dos años y que, por ahora, sigue siendo una promesa de futuro. Incluso adentrándonos en terrenos inexplorados y proponiendo algo distinto con cada título, la fórmula de Marvel se repite y el estancamiento es inevitable. 'Ant-Man y la Avispa: Quantumanía' es una película clave para el futuro de la Saga del Multiverso (no os perdáis sus dos escenas post-créditos, bastante importantes), pero no siempre se siente como tal.
La fórmula pierde efectividad
Eso no quiere decir que 'Quantumanía' sea una mala película. Da a los fans lo que cabe esperar del estudio, y eso conlleva una garantía que se han ganado a pulso. Pero esa fórmula que tan bien ha funcionado hasta hace poco empieza a debilitarse, como evidencia un clímax que ya hemos visto antes y un guion que no ayuda a quitarnos la sensación de falta de rumbo.
Eso sí, aunque pueda resultar demasiado caótica y sobrecargada, en la película no faltan grandes momentos que lo compensan, tanto a nivel épico y de acción, como entre los personajes, una familia que funciona como pegamento en un mundo que escapa a la lógica. Y también humor, porque no sería 'Ant-Man' (y Marvel) sin la comedia. Al igual que en 'Thor: Love and Thunder', pero sin ir tan lejos (tranquilos), 'Quantumanía' es un derroche de ideas locas sin cortapisa que reconducen a 'Ant-Man' hacia lo extraño y lo marciano -algo que se ve reflejado en la inclusión de MODOK (icónico y estrafalario villano de los cómics que aquí aporta el toque más absurdo, pero no termina de funcionar en acción real), las criaturas nativas o el personaje de Bill Murray, que más bien parecen pertenecer a las franquicias de 'Guardianes de la Galaxia' o la 'Thor' de Taika Waititi. No es tan graciosa e inspirada como la primera 'Ant-Man', pero tiene sus momentos.
En resumen, 'Ant-Man y la Avispa: Quantumanía' puede ser demasiado, como ha sido la tendencia en la Fase 4 de Marvel. Hay bastante que disfrutar en ella (su estupenda dinámica familiar, sus escenas de acción, su creatividad visual, su world-building épico, su magnífico villano) y no está mal como entrega individual, pero como inicio de Fase y en el esquema general del UCM, esta no es la película que va a convertir a los detractores de Marvel o la que va quitar la sensación generalizada de saturación y agotamiento que arrastra desde hace un tiempo. El nivel es alto y la exigencia cada vez mayor. Quiero creer que el futuro de la Saga del Multiverso nos depara cosas muy grandes, pero el viaje está empezando a hacerse demasiado cuesta arriba.
Nota: 6
Lo mejor: Su inventiva visual, Jonathan Majors y Michelle Pfeiffer (los verdaderos protagonistas de la película) y la relación paternofilial de Scott y Cassie.
Lo peor: Que inevitablemente pierda la esencia más modesta de 'Ant-Man' para entregarse a la vorágine multiversal. La sensación de agotamiento que produce.
'Ant-Man y la Avispa: Quantumanía' se estrena en cines el 17 de febrero.