Después del espectáculo épico, toca una historieta ligera para aliviar la tensión. Todo tiene sentido en el macrorrelato del Universo Cinematográfico Marvel de Kevin Feige. 'Vengadores: Infinity War' fue el gran boom final de una larga etapa y ahora toca el capítulo de transición, que estará formado por la intrascendente y veraniega 'Ant-Man y la Avispa', la reveladora 'Captain Marvel' y la conclusiva 'Vengadores 4'.
Vuelve a los cines el superhéroe más "pequeño" de la franquicia, el Ant-Man interpretado por Paul Rudd, y sigue siendo el más pequeño en todos los sentidos: por su superpoder, por su éxito en taquilla y por su relevancia dentro de la saga. Que no es un pero per se, siempre y cuando la película sepa lo que es, una historieta ligera (lo sabe); y porque viene a demostrar que una máquina perfectamente engrasada como la de Marvel se puede permitir todo tipo de piezas, grandes y pequeñas, con diferentes tonos y estilos. Y Ant-Man cumple el papel de película tonta y veraniega, perfecta para los más pequeños de la familia.
Peyton Reed ('A por todas', 'Di que sí') vuelve a dirigir de forma funcional y totalmente olvidable un guion que esta vez firman cinco guionistas, entre ellos el propio actor protagonista y los autores de 'Spider-Man: Homecoming' y 'Jumanji: Bienvenidos a la jungla' Chris McKenna y Erik Sommers. Y el guion tampoco es que sea una obra maestra: entre juegos de palabra malos con la palabra "ant" (hormiga) y gags que consisten en que Paul Rudd se comporte de manera afeminada, la trama es intencionadamente simple. Típica historia de fugitivos que tienen que llevar a cabo un plan mientras huyen de las autoridades y algunos delincuentes, aderezada con una villana que es más interesante por sus motivaciones que por lo que hace con ellas. Una pena que el prolongado metraje (dos horas) lleve al guion a dar innecesarias vueltas.
Lo más curioso de la estructura de 'Ant-Man y la Avispa' es que empieza presentando una situación de conflicto consecuencia de lo que hemos visto en otras películas, la primera 'Ant-Man' y lo que hizo el personaje en 'Capitán América: Civil War', que lo acabó enfrentando a las autoridades y ganándole un arresto domiciliario de tres años. Pero también afectó a los personajes interpretados por Michael Douglas, Hank Pym, y Evangeline Lilly, Hope Van Dyne, que llevan huyendo de la justicia por ser los dueños y creadores del traje y han jurado odio eterno al torpe de Scott Lang. Un punto de partida seductor que sería interesante si el desarrollo posterior no fuera totalmente predecible.
El relato es tan trivial que esta vez no hay que salvar el mundo, algo que por otra parte se agradece. Hank y Hope quieren que Scott les ayude a rescatar a la madre perdida hace décadas en el mundo cuántico (una palabra dicha en numerosas frases supuestamente científicas que van justificando todos los giros, lo que al final se puede traducir como "lo hizo un mago"). Michelle Pfeiffer interpreta a Janet Van Dyne, aunque está mucho menos presente de lo que los fans querrían, pues su rescate es la parte central del argumento.
Vuelven los secundarios que amenizaron la primera: Michael Peña (que repite el gag de narrar historias con su voz en off, porque si funcionó una vez tendrá que funcionar todas), Judy Greer y Bobby Cannavale como la exmujer de Scott y su nueva pareja, que mantienen una cercana y amigable relación con él, T.I. y David Dastmalchian como los bobos empleados de la empresa de seguridad de Scott y la adorable hija de Scott, Cassie, interpretada por Abby Ryder Fortson. Como novedades, Walton Goggins es un contrabandista inofensivo, Laurence Fishburne demuestra que puede ser tan insignificante en DC como en Marvel y Randall Park protagoniza los chistes más malos de la película como agente del FBI.
Viendo este poco memorable cuento familiar, vuelve a ser comprensible que Marvel acabara despidiendo a Edgar Wright ('Baby Driver') al principio de la producción de la primera parte. 'Ant-Man y la Avispa' no solo no aporta nada nuevo, ni en lo visual ni en lo narrativo, a la saga, sino que tiene los mismos temas que el resto de películas de Marvel: familias rotas y relaciones ambivalentes entre padres e hijos. La salvan algunas escenas de acción, aunque sea porque el juego de cambios de tamaños no es del todo desganado (pero el concepto tiene mucho más potencial del que esta película explota), y el papel de Evangeline Lilly, cuya Avispa se une a la cada vez más larga lista de superheroínas de Marvel que lideran la acción y se vuelven lo mejor de las películas que, de momento, no protagonizan.
Una villana común y una superheroína que cumple
Fantasma, la mala de la función, es una antagonista con motivaciones algo complejas y convincentes, que de nuevo, como Killmonger en 'Black Panther', la alejan de la figura de villano "porque sí" y acercan a los héroes a un terreno de grises. Una pena que sus actos no estén a la altura, y que la actriz Hannah John-Kamen ('Ready Player One') tampoco haga nada memorable con el personaje.
La que sí que consigue brillar por encima del resto es Evangeline Lilly, y no solo en las entrevistas promocionales. La actriz vuelve a tener un personaje destacado años después de su Kate en 'Perdidos' (que nadie mencione la trilogía de 'El Hobbit'). Hope Van Dyne, que ya resultó un fuerte contrapeso femenino en la primera, toma las riendas (y las alas) en 'Ant-Man y la Avispa' y su presencia en el título queda más que justificado: un personaje complejo, con sus propias motivaciones que hacen de motor real de la trama, y que puede ir más allá de su anodina relación con el personaje de Paul Rudd. Además, sus escenas de acción y persecuciones son las mejores del metraje. Hay un momento en el que Hope le echa en cara a Scott que no contara con ella en 'Capitán América: Civil War'. Estamos de acuerdo, para las próximas podemos prescindir de él, con ella es suficiente.
Por cierto: sí, la primera escena post-créditos es lo mejor de la película.
Nota: 5
Lo mejor: Evangeline Lilly y que la película, por suerte, sepa lo que es
Lo peor: Un metraje demasiado extenso para la ligereza de la historia