Al cineasta francés Marc Fitoussi le encantan las historias enrevesadas, en la que nada es lo que parece. Muestra de ello son sus comedias 'Luces de París', 'Maman a tort' o 'Selfie'. Acostumbrado a realizar historias en este género, el realizador francés salta al thriller con 'Las apariencias', adaptación de la novela negra 'Engaño', de la autora sueca Karin Alvtegen. Un perverso juego de espejos en los que el director y guionista lleva hasta el extremo la fachada de un matrimonio burgués.
Fitoussi busca adaptar el espíritu nórdico de la novela original, llevándolo a un terreno más cercano. De ahí, que opte por no ambientar la trama en Francia, sino llevar a sus personajes a un lugar más frío, más cuadriculado, más burgués si cabe, siendo el escenario ideal Viena, retratando así la vida de los franceses expatriados de clase alta cuyas profesiones son entre económicas y artísticas. Siendo la protagonista la directora de la mediateca del Instituto Francés de la capital austríaca y su marido un afamado director de orquesta.
Y así crea una puesta en escena enigmática, misteriosa, que recuerda a la de 'Caché' de Michael Haneke (que lo hizo al revés, al ser un austríaco rodando a un matrimonio en París) o la de 'Nathalie X' de Anne Fontaine. Realmente, Fitoussi sabe llevar al público, intrigado por este enredo conyugal, con situaciones cómicas que terminan siendo melodramáticas, con el despecho como trasfondo y cómo este puede convertirse en una retorcida venganza sentimental.
Fitoussi busca hacer honor al título de la cinta, con un matrimonio hueco en el que ella ha puesto todo el empeño. Karin Viard vuelve a estar majestuosa, mostrándose como una de las intérpretes francesas más poliédricas, capaz de defender situaciones inesperadamente cómicas a otras en las que muestra una mirada gélida digna de Isabelle Huppert. Ella es el alma de la película, girando todo el entramado alrededor suyo. Ella es la que termina mostrando las inconsistencias de las apariencias y cómo estas son las que mandan en ese ordenado mundo burgués en el que vive.
Un filme con una atmósfera exquisita que va perdiéndose rápidamente en su parte final
La crítica es clara, la puesta en escena es sublime, sus actores están magníficos (no solo Viard, también un enigmático Benjamin Biolay, ducho en este tipo de personajes, así como dos sorpresas, Laetitia Dosch y Lucas Englander). Entonces, ¿qué es lo que hace que 'Las apariencias' termine siendo una decepción? Muy sencillo, el querer rizar aun más el rizo.
Fitoussi busca complicar la trama, hasta el punto de convertir el thriller psicológico y una cinta de acción criminal, provocando la sensación final de estar viendo un episodio de 'Profilage', 'Cherif' o 'Tándem'. Por otro lado, en su deseo de enrevesar la trama, termina convirtiendo su crítica a la clase medio-alta francesa en una farsa que acaba siendo lo que el propio director denunciaba. Lo que le aleja de títulos similares como 'Solo las bestias' y le acerca a proyectos más fallidos como 'El amor es un crimen perfecto', en la que también participó Viard.
'Las apariencias' iba camino a ser un soberbio thriller que dejaba expuestas a las relaciones conyugales, la cara B de 'Las cosas que decimos, las cosas que hacemos'. Sin embargo, termina siendo una propuesta innecesariamente retorcida, que busca el efectismo en cada giro y que termina provocando una terrible sensación de decepción en parte final y desenlace. El cambio de género no le ha sentado bien Fitoussi.
Nota: 6
Lo mejor: Karin Viard, majestuosa y con presencia. Ella solo es capaz de salvar los muebles del thriller. Mención también para Benjamin Biolay, Laetitia Dosch y Lucas Englader.
Lo peor: Cuando 'Las apariencias' se torna en un thriller criminal, dejando de tener sentido toda la película. Molesta (y mucho), pues derrumba todo esa atmósfera que se había gestado alrededor del filme.