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CRÍTICA

'Armugán. El último acabador': Acompañando en la última exhalación

Crítica de 'Armugán. El último acabador', dirigida y escrita por Jo Sol. Protagonizada por Íñigo Martínez, Gonzalo Cunill, Núria Lloansi, Núria Prims y Diego Gurpegui. Mostrada en el D'A Film Festival 2021.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 28 de Mayo 2021 | 18:29
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Tras lograr el reconocimiento pleno de la crítica con su película más redonda hasta la fecha, 'Vivir y otras ficciones', el cineasta barcelonés Jo Sol vuelve a la gran pantalla con 'Armugán. El último acabador', largometraje que lleva en producción dos años y con el que el realizador busca traer a la palestra la antigua tradición del Sobrarbe con la figura del 'acabador', una persona que acompaña al moribundo hasta que este decide dar el último suspiro. Una especie de guardián que evita aquel que agoniza se enfrente a la muerte en soledad.

Armugán. El último acabador

Esa es la misión de Armugán, interpretado por Íñigo Martínez. Aunque podría preverse que Sol optase por crear un personaje solitario, el director y también guionista opta por apostar por una relación simbiótica, pues Armugán es discapacitado funcional y cuenta con la ayuda de Ánchel (Gonzalo Cunill), creándose un vínculo que muestra, además, el cariño y el respeto entre dos hombres, los cuales perciben la labor de Armugán con diferentes enfoques, uno como protagonista y otro más bien como 'copiloto'. Una de las principales virtudes de la cinta está en esta relación y la química que desprenden ambos intérpretes.

No obstante, el punto fuerte de 'Armugán. El último acabador' está tanto en el oficio del protagonista como en el aspecto visual y estético de la cinta. Rodada en un impecable blanco y negro, tiene una fotografía exquisita, obra de Daniel Vergara, la cual está bien acompañada por la música compuesta por Juanjo Javierre. Los Pirineos aragoneses y el ambiente rural le otorgan al filme un atmósfera mística que casa bien con la vocación de Argumán, con la que Sol reivindica esta figura tradicional y enfrenta al público con una realidad que le sucederá a todo el mundo: la muerte.

Armugán. El último acabador

Un viaje contemplativo sobre una antigua tradición

Y, claro, el oficio de Armugán le lleva a vivir una serie de situaciones que Sol rueda de manera intimista, provocando la sensación de ser un espectador voyeur que está viendo una situación privada, como el incómodo momento en el que una madre le pide al acabador que esté al lado de su hijo en estado terminal. Situaciones que crean momentos de clímax incómodos, en los que se ve la fuerza interior de su protagonista, así como también da consciencia de la importancia de este acompañamiento y cómo este oficio se antoja más necesario que nunca, más tras haber vivido una de las peores pandemias que se recuerda en los últimos años.

Quizás Sol peca a la hora del ritmo de la historia, la cual destaca por tener diálogos austeros y comedidos, como si al director le costase expresar verbalmente lo que refleja visualmente, confundiendo eso con minimalismo audiovisual. Tampoco ayuda a que extienda la cinta en secuencias contemplativas que ahonda en esa sensación de aletargamiento. A pesar de ello, se está ante una propuesta loable, de esas que se echan más en falta en la cartelera española.

Nota: 5

Lo mejor: Su exquisita fotografía y la relación entre Armugán y Ánchel.

Lo peor: Le cuesta arrancar, se pierde en escenas contemplativas y se echa en falta un mayor número de diálogos, todo ello lastran una historia que podría haber sido más hipnótica.

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