El afamado autor Goethe, considerado el escritor más importante en lengua alemana, escribió en su novela 'Las penas del joven Werther': "¿Es preciso que lo que constituye la felicidad del hombre sea también la fuente de su miseria?". Tres años después de dirigir 'Madre', el madrileño Rodrigo Sorogoyen vuelve a hacer un cambio de tercio en su filmografía, combinando su habilidad para crear magníficos relatos de suspense con el añadido de la mirada más pausada y dramática. El cineasta realiza 'As bestas', que llega a salas comerciales españolas con los deberes hechos, al haber logrado el aplauso de público y crítica en su proyección en el Festival de Cannes, tras haberse llevado el Premio del Público al mejor film europeo en el Festival de San Sebastián y, lo más importante, tras haber superado los 320.000 espectadores en Francia, país donde se estrenó mucho antes y que hace que su desembarco en su tierra natal venga con un halo de éxito virtuoso.
Desde su propio título al prólogo del filme, este hace referencia a la rapa das bestas, fiesta cultural que consiste en cortar las crines de los caballos y que retrata metafóricamente el espíritu tribal y primitivo que se esconde en el carácter de los protagonistas. Tras esa secuencia de extrema violencia, en una lucha entre el humano y el animal, Sorogoyen pasa a una conversación entre parroquianos en un bar de un pueblo de la Galicia más profunda en el que hace un alarde del manejo magistral de la tensión, convirtiendo lo que hubiera podido ser un momento bucólico y costumbrista en el preludio del terror, en un momento digno de un wéstern del antiguo Oeste, la cuadrilla de habitantes de toda la vida despotricando contra el forastero, considerado un ente extraño y hostil, al cual se lo atosiga nada más entrar y salir.
Inspirada en un caso real, Sorogoyen, quien vuelve a formar tándem con Isabel Peña en la escritura del guion (mostrándose como dupla virtuosa tras firmar juntos todos los largometrajes del madrileño como realizador en solitario), crea un thriller agreste, que rompe con cualquier mirada idílica del entorno rural, el cual derrocha una belleza natural fascinante a la par que inhóspita. En lo más profundo y frontal, 'As bestas' es un retrato del lado más brutal del ser humano, representando en los instintos básicos de sus personajes masculinos, en una atmósfera de violencia que va in crescendo y que termina explotando cual presa de agua que ve cómo sus pequeñas fisura se convierten en un gran boquete.
En ese trayecto al inevitable destino, Sorogoyen configura una representación bárbara del varón, en la que se pelea por el territorio, llegándolo a marcar. Aquí se ve una lucha de titanes, entre Denis Ménochet y Luis Zahera. El primero, quien ya tiene experiencia en materia de intriga rural con la fascinante 'Solo las bestias', vuelve a hacer gala de su habilidad para transmitir mucho solamente con su frías miradas y sus duras facciones -como bien hizo en 'Custodia compartida'-. En esta ocasión, su corpulento cuerpo representa lo opuesto a lo animal, encarnando a un catedrático francés que ha decidido instalarse con su esposa en la región, con la intención de montar un huerto ecosostenible y de convertir las casas de la zona en posible residencias para urbanitas que buscan alejarse del mundanal ruido. En contraposición, tiene Zahera, quien es ducho en personajes hostiles -véase 'La playa de los ahogados' o la serie 'Entrevías'-, el cual representa lo opuesto, el del hombre abocado a tener que vivir de la granja familiar, que no tuvo otro destino para elegir y cuya relación con la tierra es mucho más ambivalente.
Sorogoyen firma la mejor película española del año
Su enfrentamiento es frío y tremendamente tenso, gracias a una habilidad excepcional de Sorogoyen de crear esa especie de aire viciado, envuelto entre sospecha, temor, incertidumbre y odio velado, que se plasma también cinematográficamente hablando. 'As bestas' destaca por la ausencia de movimientos de cámara enrevesados, con una presencia mucho mayor de planos lentos, inclusivo varios de ellos fijos, que logran crear esa sensación de constante amenaza y odio visceral al más ligero movimiento, como si la bestia no pudiera ver si se está quieto. Ese enfrentamiento que saca de lado el rostro más primario del macho humano se contrapone sorpresivamente a mitad de metraje, pasando Ménochet el testigo de protagonista a Marina Foïs -también con una dilatada filmografía de personajes femeninos con carácter-.
Es esa segunda parte la que eleva mucho más al largometraje, ya de por sí redondo, en una contraposición de lo primario desde una perspectiva femenina y cómo la irrupción de la mujer en el enfrentamiento rompe el esquema de la espiral de violencia, volviéndose esta mucho más sibilina y pausada. Lejos de crear un perfil arquetípico, Sorogoyen y Peña consiguen mantener esa atmósfera de odio velado, solo que transformado en un relato antagónico hipnótico que logra traspasar esa furia y reflejar el espíritu de resistencia de su protagonista femenina y de cómo la irrupción de las mujeres en el conflicto provoca un desenlace inesperado.
No hay dudas de que, hablando solamente de 2022, 'As bestas' es la mejor propuesta cinematográfica de manufactura española. Una joya que trae ese espíritu de suspense con aroma clásico de Sorogoyen, que tan bien mostró en 'Que Dios nos perdone' y 'El reino', combinado con esa mirada más dramática y pausada que ya ensayó en 'Madre'. Un thriller rural de múltiples capas que desnuda los instintos más básicos de la psique humana.
Nota: 9
Lo mejor: La atmósfera de tensión y violencia y cómo esta transmuta como el agua.
Lo peor: Su segunda parte provoca cierto desconcierto que no gustará a aquellos seguidores del thriller más convencional.