1989, el muro de Berlín está a punto de caer y la cosa anda más que emborronada en una ciudad que lleva demasiado tiempo siendo dinamita a punto de estallar. Lorraine Broughton (Charlize Theron), una agente del MI6, llega pisando fuerte y decidida a desenmascarar a un topo que tiene a todo el mundo muy nervioso, a ambos lados. Su misión, que empieza siendo la de recuperar una lista con los nombres de un puñado de agentes encubiertos, termina retorciéndose mucho más allá de lo imaginado e incluso de lo debido. Y hasta aquí lo mismo podríamos estar hablando de Ethan Hunt que de Jason Bourne, ambos exitosos hombres de acción y queridos espías con una saga a sus espaldas... Exactamente lo que se merece Lorraine: una saga.
'Atómica' ya es diferente porque tiene al frente a una Theron para morir en cada plano, repartiendo leches con una convicción que asustaría al más pintao', contando historias por el rabillo del ojo como si tuviese mucho que ocultar. Potente, magnética y muy viva. La oscarizada actriz lo da todo, lástima que el guion de la cinta no esté a su altura, y que finalmente ese rabillo del ojo no llegue a contarnos nada de Lorraine.
Sí, el problema evidente de la cinta es un final enrevesado en el que se puede oler el miedo de unos guionistas que se mueven con un único objetivo: el de despistar a un espectador que si se descuida se perderá en la maraña de engaños, y si tiene un ojo avispado, echará la vista atrás al salir de la sala para descubrir que en ese afán de sorprender muchas escenas no tienen sentido. Eso, en cualquier otra película se habría traducido en un seis tirando por lo alto, entonces, ¿qué tiene 'Atómica' que conquista? Mu-chí-si-mas co-sas (y cosas muy importantes).
La dirección, que corre a cargo del especialista y coordinador de escenas de acción, además de productor, David Leitch, tiene estilo y aporta una fluidez a la historia que engrasa muchas de las torpezas del argumento. Además los planos, minuciosamente planteados, son de esos que vuelven locos a los que se pirran por una cinta con la estética cuidada, los que gozan descubriendo cosas a través de un código de color usado de manera inteligente, y aquellos que aprecian un encuadre mucho más que correcto, uno que aporta cosas y aspira a ser más que un medio para contar la historia. Eso por un lado.
Además Leitch cuenta con un elenco espectacular, otro punto que suaviza las aristas del argumento. Al lado de Theron tenemos a un James McAvoy más que difícil de descifrar que se crece en los tú a tú con Theron... Ellos dos solitos te hacen dudar, mantienen la intriga y se convierten en equilibristas, talentosos genios del disfraz que lo mismo son ratón, que gato, que ratón... Y así. Además, el equipo de secundarios pone su granito de arena y las sombras se vuelven aún más densas.
Toby Jones y John Goodman, desde sus trajes de no ensuciarse las manos y sus ganas de encontrar un chivo expiatorio para semejante desaguisado, elevan el interrogatorio al que se ve sometida Lorraine, haciendo de esos momentos, no solo un alivio ante la constante amenaza, la sangre y ese Berlín que no deja de palpitar, sino una nueva piscina de posibilidades y dobles juegos. Sofia Boutella tampoco se queda atrás. Y es que a pesar de que su personaje es ciertamente maltratado, a pesar de que se arroja para utilizarse como un despiste más, y como bellísima distracción en una escena de cama maravillosa pero no muy necesaria, aguanta el tipo y lo hace ante una Theron mucho más que crecidita. Así que los secundarios también están estupendos.
¿Otro 10? Las escenas de acción. La cinta está coreografiada con mucho tino, algo que sin duda se espera de un cineasta que viene de hacer 'John Wick', pero que no deja de sorprender en la piel de una implacable Theron, una mujer que te crees que pueda derribar a mil hombres si hace falta. Menuda fiera. Además lo hace al ritmo de una banda sonora más que disfrutable, un punto que siempre aporta lo suyo al ritmo de una cinta de acción. ¿Y por qué todo esto no logra hacerte olvidar que el argumento podría ser mejor? Por la (inexistente) motivación de los personajes y el final. Sobre todo por el final.
No saber cuando fundir a negro (o no querer)
Este es un problema muy común en Hollywood, especialmente en las producciones que aspiran a ser blockbuster, que buscan una carrera más allá de la primera historia, o que sencillamente, quieren apostar por lo seguro. El final de 'Atómica' escuece especialmente. Lo hace porque un ratito antes podría haber sido mucho mejor... Y porque en ese empeño de sorprender se pasa de rosca tanto, pero tantísimo, que te hace odiar ligeramente las últimas escenas. No lo haces porque siguen siendo tan bonitas como todo lo demás, pero piensas: "¿qué necesidad había de liarla así?".
Si que es cierto que ese desenlace favorece sin duda que 'Atómica' tan solo sea la primera aventura de Lorraine, más que favorecer, lo convierte en una tarea más fácil para el equipo... Pero no deja de dar mucha rabia. Total que gracias a esa decisión probablemente veamos a Theron en una segunda parte, gracias a esa decisión y a que Leitch solo se ha gastado 30 millones en la cinta. Si unimos este apretado presupuesto a que la protagonista de la película viene de conquistarnos a todos con su Imperator Furiosa en 'Mad Max: Furia en la carretera', y a que su director está en boca de todos por su próximo proyecto ('Deadpool 2'); el éxito (y la continuidad) son bastante más que probables. Se merece ambas. Y es que su guion no es el mejor, pero cumple como buena película de acción. Quizá para la secuela pueda cumplir también como increíble cinta de espías. Ojalá.
Nota: 7
Lo mejor: Charlize Theron y unas escenas de acción memorables que no dan tregua.
Lo peor: El absoluto lío de argumento en el que se convierte la película a medida que se acerca al desenlace.