Llega a los cines españoles una de las auténticas sensaciones del pasado Festival de Sitges, la sorprendente 'Babadook', producción australiana que se ha convertido en una de las cintas de terror más celebradas por la crítica en los últimos años. Se trata del debut en el largometraje de la directora Jennifer Kent, autora también del guion del film, una historia con doble capa sobre monstruos muy cercanos de los que no podemos deshacernos con facilidad.
Este opresivo relato de terror psicológico nos sitúa en el hogar de Amelia, una esforzada madre que cuida en solitario de su hijo Samuel, tras la muerte de su esposo en un accidente de tráfico el mismo día en el que ella daba a luz. El pequeño Samuel es un niño un tanto atípico e inadaptado, obsesionado por la magia, los cuentos y la fabricación de armas caseras para protegerse de los monstruos que dice ver por las noches. El guion de Kent nos sitúa por tanto en el conocido territorio de los horrores domésticos, en el que el drama familiar estalla en forma de fenómenos sobrenaturales.
En efecto, tras la expulsión del niño de su escuela debido a una agresión la estabilidad del hogar se tambalea, complicándose todo aún más cuando Samuel le pide a su madre que le lea un misterioso libro de cuentos titulado 'Mister Babadook', la historia de un monstruo del que nadie puede librarse una vez que lo descubre. Obsesionado por el relato, Samuel se convence de que el Babadook está acosándolos a él y a su madre, que entra en una espiral de angustias y miedos que la llevarán al borde del colapso.
Una magnífica Essie Davis
'Babadook' es efectiva como ejercicio genérico: tiene atmósfera, los suficientes giros para mantener al espectador atento a la historia sin marearlo y una protagonista, Essie Davis, que es una auténtica revelación. Su trabajo eleva el nivel del film, pues logra una magnética interpretación en la piel de la sufrida madre protagonista que la hace entrar con merecimiento en la lista de las más convincentes 'reinas del grito' del cine de terror. Un grito que aquí se torna en alarido de ansiedad, la de una madre enfrentada a sus miedos y culpas, sobrepasada ante la responsabilidad de hacerse cargo en solitario de su hijo.
De hecho, lo más interesante de 'Babadook' es precisamente el potente subtexto dramático de la historia narrada. La película utiliza el barniz terrorífico para poner sobre la mesa un relato, no ya de miedo, sino sobre los miedos cotidianos de un hogar cualquiera. Aquí los monstruos que acechan son esos traumas del pasado que se adueñan de la protagonista para llevarla a un pozo sin fondo, el de su propia angustia que la atenaza para salir adelante a la hora de enfrentar los problemas de su entorno. Una obra que trasciende con audacia el ejercicio genérico para erigirse en un inquietante estudio sobre la fragilidad mental.