Sin duda, Francia es la industria cinematográfica más potente de Europa. Si algo se puede apreciar en su capacidad de ofrecer grandes películas dramática, las clásicas comedias feel-good, y propuestas de animación que saben ser plenamente de autor, véase 'La tortuga roja' o 'Príncipes y princesas', o con un enfoque más comercial, como el caso de 'La mecánica del corazón'. A caballo entre ambas, surge 'Ballerina', la primera película de Éric Warin y Éric Summer y que ha sido un éxito de taquilla en su país de origen.
Félicie es una jovencita huérfana que vive en la Bretaña de 1880. Pese a ser pobre y vivir en un hospicio, su máximo sueño es convertirse en bailarina de ballet de la prestigiosa Ópera de París. Junto a ella está Victor, un joven que sueña con convertirse en inventor. Juntos lograrán escapar del orfanato y huir hasta París, donde lucharán por hace sus sueños realidad.
Elegante y cuidada animación
Lo que sorprende de 'Ballerina' es su cuidada animación, nadie diría que su coste es mucho menor que el de las grandes producciones de Hollywood como 'Brave (Indomable)' o 'Cómo entrenar a tu dragón'. De hecho, la cinta tiene grandes momentos de lucimiento estético como cuando la protagonista entre, por primera vez, en la majestuosa Ópera de París. Cuidada hasta el mínimo detalle, la cinta sigue el halo de éxito de la magistral 'El principito'. Pero 'Ballerina' no es sólo impactantes pas-de-deux, pliés y fouettés, tiene un mensaje muy claro para su público: El de soñar a base de esfuerzo y constancia.
Puede ser que ese mensaje, como la forma de ejecutarlo, se haya visto ya varias veces en producciones de este estilo. Pero la virtud de 'Ballerina' es narrarlo desde un punto de vista honesto y respetuoso con su público, no remarca excesivamente sus intenciones y tiene cierto punto feminista que va en la línea de los nuevos éxitos de Disney como 'Vaiana' o 'Frozen: El reino del hielo'. De hecho, la pelirroja Félicie podría ser una pariente lejana de Merida, Anna o la misma Vaiana. Se está ante una heroína propia de las novelas de Charles Dickens con cierto toque pigmalioniano. De hecho, la protagonista de la cinta hereda el empoderamiento de las nuevas heroínas del cine de animación estadounidense con el toque de autor propio del cine francés.
Trabajar para luchar por los sueños
De hecho, 'Ballerina' desprende una esencia refrescante en sus pasos de baile y en recalcar que es a base de esfuerzo y constancia lo que hace que los sueños se cumplan. Pero no sólo eso, la cinta goza de un variado grupo de secundarios que realzan la cinta, llevándola a un nivel superior de lo originalmente pensado. Están todos los personajes propios de este tipo de obra, convirtiendo a la cinta en la versión amable y positiva del 'Cisne negro' de Darren Aronofsky.
Siguiendo la estela de éxitos como 'Astérix: La residencia de los dioses' o la ya citada 'El principito', además de superar en calidad a otros filmes notables como 'La mecánica del corazón' y 'Un monstruo en París'. 'Ballerina' demuestra el sano estado de salud del cine de animación francés, que puede traer joyas más comerciales como ésta a obras maestras del cine de autor como 'El lienzo' o 'Kirikú y la bruja', incluso cintas más experimentales como 'Minúsculos: El valle de las hormigas perdidas'. 'Ballerina' es magnífica, una invitación a soñar, a esforzarse y luchar por lograrlo. Maravillosa.
Nota: 8
Lo mejor: Su animación, su mensaje y su protagonista.
Lo peor: Compararla con las grandes producciones de Estados Unidos.