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CRÍTICA

'Belfast': Las memorias del ayer

Crítica de 'Belfast', dirigida y escrita por Kenneth Branagh. Protagonizada por Jude Hill, Caitríona Balfe, Ciarán Hinds, Jamie Dornan, Judi Dench y Lewis McAskie. Premio del Público en el TIFF 2021.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 28 de Enero 2022 | 10:30
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Jugar con la nostalgia, en el fondo, es un ejercicio tremendamente arriesgado, pues los recuerdos son amigos traicioneros, los cuales dependen de un ejercicio subjetivo de memoria. Por ello, en lo referente a la cinematografía, es interesante cómo los cineastas son capaces de aprovechar sus propias reminiscencias del pasado para firmar obras más o menos intimistas que tengan un relato real y concreto que contar. Ejemplos recientes son muchos, siendo Sorrentino y su 'Fue la mano de Dios' uno de los últimos.

Belfast

Por cuestiones comerciales, llega unos meses más tarde a los cines (de forma masiva y exclusiva, toca recalcar), otra apuesta nostálgica, la del británico Kenneth Branagh con 'Belfast', Premio del Público del Festival de Toronto y uno de los títulos que más suena en la carrera de los Oscar y el que tiene más posibilidades de arrebatar a 'El poder del perro' el máximo galardón de la 94ª gala. Un largometraje que sabe mirar más allá de los recuerdos del ayer, al ser también una honesta crónica de un año tremendamente concreto de la historia reciente del Úlster: 1969.

Branagh narra un filme que aprovecha sus propios recuerdos para rendir un homenaje a su gente y, sobre todo, a esa clase trabajadora que luchaba por llegar a fin de mes mientras que tenía que soportar un conflicto político-religioso que terminó derivando en una lucha armada antisistema y terrorista, con el surgimiento del IRA Oficial justo ese mismo año. A diferencia de otros títulos recientes que echan la mirada atrás como 'Roma', 'Dolor y gloria' o la mentada 'Fue la mano de Dios', la infancia de Branagh tiene un trasfondo socio-político más complejo que permite a 'Belfast' profundizar en esa realidad cotidiana que se abre paso entre trincheras.

El retrato cotidiano que la Historia suele olvidar

Sin querer, 'Belfast' se acerca más a la mirada neorrealista clásica, esa que encumbró al cine italiano como el primero que revolucionó la mirada del séptimo arte en Europa. A través de la mirada de un niño de nueve años, se perciben las penurias de una familia obrera, de un padre ausente que debe irse a trabajar a Gran Bretaña para poder pagar las facturas y una madre que muestra que son las amas de casa las auténticas maestras de la optimización económica. Es interesante cómo Branagh hace un contraste en cómo, a pesar de saber que sus progenitores hacen lo que pueden y velan por su bienestar dentro de sus limitaciones, los niños ven a sus padres como héroes y estrellas.

Belfast

Otro de los aspectos que encumbra a 'Belfast' es que es un filme tremendamente coral, en el que los personajes secundarios cuentan con un trasfondo, dejando momentos entrañables como los del pequeño protagonista, Buddy, en casa de sus abuelos estudiando matemáticas o cómo las clases de primaria cuentan con un sistema de puntuación que permite ver otro tipo de comportamiento sociológico, en el que los que peores calificaciones tienen son hijos de los radicales que desembocaron el enfrentamiento. Eso sin olvidar cómo el enfrentamiento se siente en cada secuencia, especialmente cuando este se torna en amenaza invisible pero omnipresente.

También Branagh ensalza su mirada al pasado con un cuidado técnico exquisito. Es poético esa combinación de blanco y negro con escenas a color que recuerdan a la mirada clasicista de 'Frantz' de François Ozon. Es admirable cómo el cineasta sabe introducir esas secuencias que ofrecen luz y esperanza en medio de la oscuridad. En esto, destaca la cuidada fotografía de Haris Zambarloukos, habitual de la filmografía del director de 'Enrique V' y 'Los amigos de Peter', el cual ha sacado lo mejor de sus colaboradores; especialmente en el diseño de producción, obra de Jim Clay, Dominic Masters y Claire Nia Richards, los cuales consiguen introducir de lleno al público en esas calles asediadas de la capital norirlandesa.

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El largometraje excepcional de Kenneth Branagh

Aunque su apartado técnico sea exquisito, 'Belfast' brilla especialmente por su apuesta coral, en la que sus actores son los que dan ese color que tan ausente está en su espléndido blanco y negro. Destacan muy especialmente los padres y abuelos del pequeño Buddy. Caitríona Balfe y Jamie Dornan se quitan cualquier esencia de anteriores trabajos y logran transmitir las ansiedades y agobios de un matrimonio obrero irlandés de los 60. No obstante, ella destaca muy especialmente, mostrando la complejidad y las diferentes caras de esas madres, esas esposas, esas mujeres que fueron las que sacaban a sus hijos, a sus maridos y a ellas mismas hacia delante día a día y a las que Branagh sabe rendir homenaje, mostrando al ama de casa, a la madre, a la esposa, a la mujer en sí con sus propios problemas y circunstancias. Balfe, sin duda, se merece más que una mención especial en esta carrera de premios.

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Brillan también Ciarán Hinds y Judi Dench, aportando ese toque entrañable que dan los abuelos. Sobresale especialmente Hinds, como esa fuente de sapiencia que solo da la edad. Aunque quien es todo un descubrimiento es el pequeño Jude Hill, el cual debutaba con este papel en la gran pantalla. En su primera actuación para un largometraje, Hill aporta frescura e ingenuidad, un enfoque que permite sentir qué es lo que un niño de nueve años observa sobre lo que sucede a su alrededor. Tan espontáneo es en su actuación, que es imposible no dejarse cautivar por esa mirada inocente que recuerda que la infancia es capaz de encontrar esperanza hasta en los lugares más inhóspitos.

A ritmo de Van Morrison, el cual también nació en Belfast, Kenneth Branagh firma su obra más personal e intimista. Alejado de esa mirada shakespeariana que tanto le caracterizó e impulsó como genio de forma precoz, el cineasta no solo realiza su filme más íntimo, sino uno de los más diferentes de su carrera como director, pues es imposible compararlo con sus títulos previos, de claro enfoque comercial y de encargo, como tampoco con las películas que lo encumbraron en sus inicios, una rara y hermosa excepcionalidad.

Nota: 9

Lo mejor: La coralidad que desprende la película, también esa cotidianidad dentro del conflicto, como la reivindicación de la mirada obrera.

Lo peor: No entender el contexto que supone la Belfast de 1969, lo que puede provocar que sea lo suficientemente valorada.

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