Aunque Laura Poitras ha estado muy activa estos últimos años, su último largometraje fue 'Risk', un retrato crítico con la figura de Julian Assange y quien buscó boicotear la película de múltiples formas; sus trabajos han quedado ensombrecidos por el éxito que tuvo la estupenda y oscarizada 'Citizenfour', un auténtico thriller de espionaje real que tenía a Edward Snowden como protagonista. Eso era hasta ahora, cuando Poitras ha vuelto por todo lo alto con 'La belleza y el dolor', flamante ganadora del León de Oro en el 79 Festival de Venecia y nominada al Oscar a la mejor película documental.
'La belleza y el dolor' tiene dos vertientes. Por un lado, es un largometraje político, que expone la total impunidad que ha tenido (y tiene) la familia Sackler, propietarios de las empresas farmacéuticas Purdue Pharma y Mundipharma y quienes están entre los responsables de la fuerte crisis sanitaria que vive Estados Unidos con la epidemia de opioides que padece el país y que se ha llevado la vida de más de 600.000 personas en la última década.
Un escándalo que Poitras denuncia a través de la asociación P.A.I.N. (Prescription Addiction Intervention Now), fundada en 2017 por la artista y fotógrafa Nan Goldin, quien fue adicta al OxyContin tras una operación médica y sufrió una sobredosis de fentanilo (otro de los medicamentos que ha provocado esta crisis) que casi le llevó a la muerte. La cineasta retrata la fuerza de Goldin como activista, quien convirtió su lucha contra el clan Sackler como algo personal, máxime cuando ella es considerada una de las narradoras esenciales de la escena contracultural neoyorkina en los 70 y los 80, un icono artístico que le ha dado poder para denunciar públicamente cómo los Sackler buscaban callar cualquier polémica a través de donaciones artísticas a museos, salas de exposiciones e inclusive a la prensa mediante inversión en publicidad.
Un largometraje imprescindible sobre el arte como forma de disidencia política
Poitras, desde esa vertiente, muestra el poder del activismo con el arte, con pequeñas victorias como que importantes pinacotecas como el MET, el Louvre o el Guggenheim rechazasen las donaciones de la familia Sackler, llegando a eliminar su apellido de las salas expositoras en las que había contribuido para pagar su silencio. También muestra cómo el poder del activismo y el que varias asociaciones se juntasen lograran que los medios de comunicación y la opinión pública se movilizaran y se lograse que Purdue Pharma se declarara en bancarrota, además de llegar a un acuerdo con las víctimas y sus familiares de dar más de seis billones de dólares en un acuerdo extrajudicial por el que la familia lograba plena impunidad.
Eso es 'La belleza y el dolor' por un lado. Por el otro, es un largometraje personal con el que Poitras realiza un retrato de la vida y carrera de Goldin, mostrando desde su infancia y cómo vivió el drama de ver cómo sus padres internaban en psiquiátricos a su hermana Barbara, quien terminó suicidándose cuando era una adolescente. También explora otras partes de su vida como el consumo de drogas o algo de lo que Goldin no había hablado públicamente, de su época ejerciendo la prostitución. También de cómo la relación de maltrato que vivió con uno de sus novios derivó en una exposición fotográfica en la que Goldin mostró los moratones y demás cicatrices que le dejó su expareja, una adelantada forma de denuncia artística sobre la violencia machista.
A ello se suma que Poitras, dividiendo la cinta en siete episodios, narra también los logros artísticos de Goldin, ejecutando varias escenas con presentación de diapositivas, como la exhibición que hizo Goldin en 1985 titulada 'La balada de la dependencia sexual'. Mostrando a Goldin como una figura esencial del despertar de la lucha por los derechos LGBT, así como el inicio de la epidemia del sida y cómo este se llevó a toda una generación y cómo el arte y las fotografías lograron que parte de esa generación permaneciese de alguna forma. También se muestran paralelismos de cómo las farmacéuticas no hicieron nada para salvar esas vidas, de cómo dejaron pasar casi una década para comenzar a producir medicamentos que evitasen que el VIH fuese mortal y de cómo ahora las mismas han creado un buen puñado de dependientes a los opioides.
Un documental poderoso, en el que se ve un trabajo mano a mano entre Poitras y Goldin, que logra cierto equilibrio, al ser mitad cine de denuncia y mitad documental biográfico. Filme esencial para conocer a fondo a una artista única y a una asociación que sigue batallando contra esta epidemia que, en 2021, alcanzó su récord, al llevarse 80.411 vidas. Sin duda, uno de los largometrajes del año.