Cuando se estrenó 'A ciegas' en 2018, a la postre uno de los originales de Netflix que más impactó y recaudó, la situación era muy distinta. Tanto para la plataforma como para el planeta Tierra: a Netflix no le crecían tanto los enanos y el mundo aún no había vivido el coronavirus. La pandemia cambió las reglas del juego tanto a nivel económico-logístico en el funcionamiento de la industria como a nivel temático en la confección de las historias, especialmente, claro, en lo que al subgénero postapocalíptico se refiere. Esta será la característica diferencial entre la película protagonizada por Sandra Bullock y este spin-off 'Bird Box Barcelona'.
Hacer la continuación de una película de tantísimo éxito para Netflix no es fácil, y más cuando precisamente ese éxito podría augurar, teniendo en cuenta las dinámicas de la industria actual, una más que presumible saga longeva. Ya no se trata solo de mantener el canon y ceñirte a unas reglas que se presentaron en 'A ciegas' (algo en que los David Pastor y Àlex Pastor, los directores, son harto expertos viendo sus cintas sci-fi 'Infectados' o 'Los últimos días'), sino que deben darle una vuelta de tuerca, innovando lo ya visto y adecuándose a estos tiempos postpandémicos.
Si 'A ciegas' iba sobre la maternidad, 'Bird Box Barcelona' va sobre la paternidad. Mario Casas interpreta a Sebastián, padre de una niña con la que vive el momento en que una terrible presencia comienza a causar estragos entre la población y a destruir Barcelona. Sumido en el apocalipsis que vimos en la cinta original, Sebastián deberá vagar por las calles derruidas de la ciudad catalana y lidiar con grupos organizados de supervivencia (unos fantásticos Diego Calva Hernández, Georgina Campbell o Patrick Criado) y con falsos profetas que encuentran una oportunidad en el caos para gobernar.
Aunque 'Bird Box Barcelona' suceda al mismo tiempo que la película de la que se deriva, por supuesto le debe ciertos conceptos heredados sobre los que se asienta la cinta de los hermanos Pastor. Como se ha apuntado antes, Casas recoge el testigo de Bullock para encarnar a ese progenitor preocupado por su vástago, con una necesidad imperiosa de poner a salvo a los suyos y encontrar una nueva situación estable. Mientras que la madre de Bullock lidiaba con un embarazo incipiente, el padre de Casas adquiere otra dimensión y su problemática narrativa hunde sus raíces en el duelo y cómo sobrellevar la pérdida en medio del día del juicio final. Asimismo, 'Bird Box Barcelona' replica la estructura temporal de 'A ciegas', alternando presente con pasado y utilizando los flashbacks para explicar y rimar, algo no demasiado original pero sí efectivo para darle fluidez a la historia.
Una pandemia constante
Se está dando una tendencia inevitable en el cine de ciencia ficción y es la diferencia reseñable en el filmado antes del coronavirus y el filmado después. Más en el subgénero de las pandemias postapocalípticas, la diferencia apreciable es tan evidente como el darse cuenta cuándo un creador ha pasado por esas vivencias y no solo las imagina. De alguna manera, 'Bird Box Barcelona' consigue despegarse de ese factor más imaginativo inherente a la ciencia ficción, para presentar una historia más humanizada, donde se respira por los cuatro costados el aislamiento y la peligrosidad de una cuarentena que nos afectó a todos.
También en el terreno de las criaturas, la cinta de los hermanos Pastor expande los límites de este universo y responde a ciertas preguntas que son clave para entender su origen y esencia. Las criaturas siguen siendo lo suficientemente terroríficas como para no ser mostradas, y los protagonistas agitan sus brazos en el aire con los ojos vendados mientras buscan algo a lo que agarrarse. No obstante, en esta secuela/spin-off, el mal (más allá de las propias criaturas que catalizan el fin del mundo) lo encarna un villano con pretensiones religiosas, a través del cual se dibuja una somera crítica sociológica a los falsos profetas que aprovechan la posverdad de nuestra era para alzarse como los salvadores de la humanidad, convirtiendo la ingenuidad de 'A ciegas' en el maniqueísmo de 'Bird Box Barcelona'.
La película de los hermanos Pastor, en definitiva, entrega una continuación aceptable a nivel técnico y poco arriesgada a nivel conceptual. Se empapa de lo vivido en nuestras propias carnes y lo aplica, pero no evita ser una entrega genérica que muestra tropos algo habituales en la historia del género. Con todo, solo falta por ver si se hacen más entregas por distintas partes del mundo, tipo 'Bird Box Río de Janeiro' o 'Bird Box Hong Kong', que daría rienda suelta a Netflix a replicar su contenido pero en otro lugar del planeta (como sucede con 'La casa de papel') o incluso a jugar la carta de los multiversos, ahora tan de moda. Eso sí que es una pandemia que nos condenará.
Lo mejor: Empaparse de la sensación postcoronavirus y humanizar la problemática.
Lo peor: Las expectativas respecto a la primera película y su genericidad.