Para su ópera prima, 'Amar' (2017), el cineasta madrileño Esteban Crespo rescató el concepto de uno de sus primeros cortos, de título homónimo y lanzado en 2005. De una manera similar, que no igual, el realizador regresa con su segundo largometraje, 'Black Beach', mostrado en la Selección Oficial de la 23ª edición del Festival de Málaga, y que retoma el espíritu activista que ya mostró el director en uno de sus trabajos más aplaudidos, 'Aquel no era yo', ganador del Goya al mejor corto y nominado al Oscar en la misma categoría.
Con 'Black Beach', Crespo regresa a África, concretamente a Guinea Ecuatorial, donde el propio realizador trabajó como cooperante y arquitecto. Aunque en esta ocasión, no regresa al continente para retratar la realidad de los niños soldados, sino para dejar en evidencia a un sistema corrupto que se escuda en el desarrollo económico para gozar de impunidad, ante la mirada impasible de organizaciones a favor de los derechos humanos. El cineasta se adentra en una historia envuelta en una interesante gama de grises, en la que los poderes y las ambiciones esconden, en muchos casos, voluntades contrapuestas.
Para ello, el director, que firma el guion con David Moreno, utiliza la fórmula del thriller, en la que introduce a un protagonista cuya mirada, algo idealista, va cambiando paulatinamente conforme va conociendo los entresijos de la misión que se le designa al comenzar la historia. Lo que parecía un ataque rebelde y antisistema va tornándose en una evidente señal de que, en el fondo, el desarrollo y el progreso son puras bagatelas en un sistema que se mantiene gracias a intereses económicos de grandes élites y, sobre todo, a la irrupción de una sibilina guerra fría llamada geopolítica.
Un thriller que va más allá gracias a su comprometido trasfondo social
Y la manera en que Crespo va revelando la trama está llena de acción trepidante y unos giros narrativos que recuerdan a 'El reino', el fascinante thriller de Rodrigo Sorogoyen, con Raúl Arévalo convertido en un antihéroe que deja en evidencia un hecho muy real: solo se busca cambiar las cosas cuando estas acaban tocándole a uno en primera persona. A su lado, una maravillosa Candela Peña, siempre certera en sus interpretaciones, y Lidia Nené, cuyo papel acaba resultando más relevante de lo que inicialmente aparenta. Mención también para un espeluznante Emilio Buale, cuya presencia en el filme atemoriza tras una cara de amabilidad.
'Black Beach' es una propuesta mucho más atrevida y arriesgada que la intimista 'Amar', con la que Crespo se postula para seguir la estela de otros reconocidos cineastas de género como Alberto Rodríguez, Dani de la Torre o Enrique Urbizu. Un thriller que, además de ofrecer una historia trepidante y llena de adrenalina, cuenta con un importante trasfondo social, que hace que el filme llegue a otro nivel.
Nota: 7
Lo mejor: Las escenas de la persecución a Raúl Arévalo y Candela Peña. La subtrama del personaje de la actriz, que da visibilidad al colectivo LGBT en África.
Lo peor: La forma en la que narra Crespo el filme es muy convencional, tampoco ayuda que el protagonista sea algo naíf en algunas secuencias.