Una manera de querer evitar la sensación de remake es realizar la película de manera idéntica o similar cambiando el sexo, la etnia, la procedencia o la ambientación de los protagonistas, de la trama, aunque manteniendo toda su estructura. Fue el caso de 'Cazafantasmas' o la serie 'Aquellos maravillosos años'. De ahí, que llamase la atención en cómo 'El padre de la novia' sería con una familia de origen iberoamericano. Ahora bien, ¿ha merecido la pena el intento?
La novela original de Edward Streeter, publicada en 1949, era hija de su tiempo en lo referente a cómo un padre de familia debía enfrentarse al síndrome del nido vacío. La adaptación de 1950, dirigida por el maestro Vincente Minnelli, con Spencer Tracy, Joan Bennett y Elizabeth Taylor a la cabeza. En 1991, Nancy Meyers, la maestra de las comedias románticas de los 80 y 90, escribió una buena versión que supo captar el espíritu de la novela original, llevándolo a la mirada de esa época.
Se supone que la cinta, dirigida por el mexicano Gary Alazraki y escrita por el estadounidense Matt López, buscaba seguir esa misma línea. Sin embargo, el resultado es mucho más irregular, al ser mucho más histriónica en sus escenas y con un humor que destaca más por su ausencia. Aunque Andy García hace un gran esfuerzo por defenderse en la comedia, carece del toque que sí tuvieron Spencer Tracy y Steve Martin. Tampoco ayuda que Adria Arjona aparezca lo mínimo, cuando se supone que es la protagonista.
Una versión que no aporta nada diferente
Algo que sí hace que destaque es que, a diferencia de las anteriores versiones, el matrimonio formado por García y Gloria Estefan cuenta con una trama mucho más interesante, al narrar un posible divorcio tras 30 años de matrimonio. En ese aspecto, esta versión cuenta con un trasfondo mayor, que le da un punto dramático que, desafortunadamente, el guion de Matt López no sabe explotar del todo, al quedar a expensar de la trama amoroso de una Arjona y un Boneta ausentes.
Por otro lado, hay un elemento que provoca que la película se sienta artificial: el idioma. Cuesta creer que una familia cubana hable inglés entre sus miembros, como también es difícil de creer que su familia política, de origen mexicano, conversen puramente en inglés, dejando al español para expresiones como "amor" o "cariño". Eso muestra que lo de la apuesta por una familia latina es una mera pose anglocéntrica, a pesar de haber acertado al señalar que en la comunidad latina hay orígenes, culturas y nacionalidades distintas, como la cubana o la mexicana.
Con una trama que no ofrece nada diferente a las versiones de 1950 y 1991, una subtrama interesante pero poco aprovechada y una barrera idiomática que carece de sentido, parece evidente que los remakes, aunque cambien el tono de piel o la cultura de sus protagonistas, si no tienen nada extra que aportar, son carne de programación de sobremesa, como es el caso.
Nota: 5
Lo mejor: La subtrama del divorcio de los padres daba para película propia, especialmente por la química entre Andy García y Gloria Estefan.
Lo peor: La sensación de que no aporta nada distinto a las adaptaciones anteriores.