Si uno ha estado al tanto de las últimas noticias sobre Christina Aguilera sabrá que no está siendo su año. Fracasos musicales, personales... y 'Burlesque' no va a arreglarlo. Lo que podía haber sido un comienzo bastante importante en el mundo del cine termina demostrando que una vez la artista deja de cantar, las luces se apagan y el espectáculo termina.
'Burlesque' recuerda mucho a 'Nine' en dos cosas. La primera, en que los números musicales tienen una estética bastante espectacular y realmente llegan a llamar la atención, pero no dejan de ser una sucesión de videoclips de MTV que no hacen nada por la historia. Que es la segunda similitud con la película de Rob Marshall. La cinta resulta un auténtico aburrimiento, sin ningún tipo de continuidad y, sobre todo, ningún tipo de interés. Otra vez la típica historia de "chica de pueblo se va a Los Ángeles porque quiere triunfar, empieza en lo más bajo pero de pronto canta y todo el mundo se queda obnubilado con su voz, así que triunfa". Incluso la historia de las pérdidas del club, por el que está a punto de cerrar, se termina despachando de una manera muy socorrida que no emociona para nada, también ocurre con la historia de amor o con la rivalidad entre dos bailarinas. Son muchas tramas que, por no arriesgarse, quedan en nada.
Lo mismo pasa con las actuaciones. Se nota que Christina Aguilera se esfuerza, pero de donde no hay... Cuando sube al escenario la chica te deja pegado a la butaca, pero en el momento en que se mete a "actuar", por mucho que se esfuerce no consigue el aprobado. Qué decir de Cher, que mantiene su portentosa voz, pero que me terminó recordando al maniquí de 'Lars y una chica de verdad', a veces da mucha grima mirarla, y es que contra la edad no se puede luchar, y una mujer que tiene siempre la misma cara no ayuda en nada a una película. La gran diva, además de salir (y cantar) menos de lo esperado, podría habérselo ahorrado. El único que merece la pena, una vez más, es Stanley Tucci, pero está tendiendo a "encasillarse" porque el papel que hace es exactamente el mismo que el de 'El diablo viste de Prada'. Y la más desaprovechada fue Kristen Bell, quien podría haber hecho de una rencorosa y malvada rival para Aguilera mil veces mejor pero como no le dan importancia a su historia, se queda en humo.
Este musical no aporta nada nuevo al género, es más, coge demasiadas cosas prestadas de otros, como la estética de 'Chicago' pero con más lentejuelas y música más repetitiva, la supuesta provocación de 'Showgirls' pero obviamente totalmente censurado para que no tengan problemas con la calificación en Estados Unidos (pero tampoco es lo más criticable, mal que les pese a muchos); y ese número de 'Diamonds are a girl's best friend' cuya sola utilidad es demostrar que nadie en esa cinta le llega a la suela del tacón de Nicole Kidman en 'Moulin Rouge', por mucho que ella no llevara Louboutins. Christina Aguilera sabe hacer bien una cosa: cantar. Y debería ceñirse a eso, porque es lo único que se puede salvar de un espectáculo al que deberían haberle dado menos vueltas a los números musicales y más a la historia, que de momento sigue siendo el alma de una película.