Tras una magnética ópera prima, 'Adam', que pudo verse en la 64ª edición de la Seminci), había muchas ganas de ver el segundo largometraje de la franco-marroquí Maryam Touzani. 'El caftán azul' fue mostrado en la sección Una Cierta Mirada del 75 Festival de Cannes, elegido por Marruecos para la categoría de Mejor Film Internacional en los 95 Premios Oscar (donde formó parte de la shortlist) y premio a la mejor actriz en la 67 Seminci de Valladolid. La película es todo un acto de valentía, al narrar una historia de temática gay, en un país donde la homosexualidad es ilegal y está penada entre 6 meses a 3 años de prisión.
No es de extrañar de una cineasta quien siempre ha destacado por luchar a favor de los derechos de las mujeres y las minorías en un país tan complicado como Marruecos. 'El caftán azul' nació como proyecto después de que Touzani conociera a un hombre en Casablanca que se veía obligado a vivir una doble vida. La cineasta no solo retrata la represión sexual que vive un hombre cuya profesión es artesanal -se dedica a la confección de vestidos y caftanes al estilo tradicional-; sino también la de la mujer que accedió a casarse con él y de cómo ambos terminaron apoyándose mutuamente.
Touzani vuelve a hacer gala de su poder de transmitir sensaciones con pequeños gestos y cómo estos guardan un profundo significado, con un trasfondo que invita a pensar en que lo que se ve es solo un pequeña parte de esta extraña pareja. La llegada de un tercero discordia, el aprendiz del que el protagonista se sentirá profundamente atraído, creará una atmósfera de tensión y deseo que Touzani sabe llevar de manera poética, yéndose a un estilo que evoca al de Wong Kar Wai.
Una hermosa y delicada pieza cinematográfica con un poderoso trasfondo social y de realidad LGBT en Marruecos
No obstante, esto no hubiera sido posible sin su trío protagonista. Aunque Saleh Bakri y Ayoub Missioui están magníficos como esa pareja prohibida, la que deslumbra es Lubna Azabal, ella termina siendo la plena protagonista, con la que Touzani dignifica a esas mujeres que, tristemente, han visto su vida personal recortada en un matrimonio hecho por mantener las apariencias.
Lo que termina de encumbrar a 'El caftán azul' es la delicadeza que tiene Touzani, quien escribe el guion junto con Nabil Ayouch, con su protagonista femenina. Le otorga una presencia y una humanidad excepcional. Aunque haya una separación de décadas, años, nacionalidad, religión y cultura; la presencia que le da Touzani a Azabal como Mina recuerda a la que le daba Todd Haynes a Cathy Whitaker, el ama de casa encarnada por Julianne Moore en la Connecticut de los años 50 en 'Lejos del cielo'.
De ahí, que se vea a 'El caftán azul' como ese cine detallista, en la que mira con respecto a su historia, sus protagonistas y al público. Recuerda que, en varias ocasiones, menos es más y que una mirada, una caricia o una cámara enfocando solamente los pies es capaz de decir mucho más que cualquier diálogo inclusive. Ahí se ve la magia del cine y que Touzani trae al espectador contemporáneo, convirtiéndose en una de las cineastas más fascinantes tanto del cine magrebí reciente como de la industria francesa, dado que sus largometrajes son coproducciones con el país galo.
'El caftán azul' es una profunda historia de amor, pero de ese que va más allá de lo romántico. Un delicioso largometraje que es uno de los mejores estrenados en lo que va del primer trimestre de este 2023.