Ver 'Call Me By Your Name' por primera vez es como tener una primera cita con alguien deslumbrante. Alguien que ha puesto mucho cuidado en todos los detalles más superficiales, capaz de embelesarte con un gesto allí y un comentario locuaz allá. Hace falta una segunda "cita" (y probablemente más) para llegar a apreciar qué hay detrás de un envoltorio tan fascinante: el delicado estudio de la identidad, el amor, la libertad y la belleza que ha construido Luca Guadagnino.
No es difícil entender el fenómeno que se ha creado en torno a esta película, estrenada en Sundance hace un año, paseada por todos los festivales de cine del mundo durante 2017 con el objetivo de amasar prestigio hasta llegar a los Oscar, en los que acaba de recibir cuatro nominaciones (mejor película, guión adaptado, actor protagonista y canción original). Ya no solo es que se trate de una película LGTB+ que es buena. Es que es icónica, y lo es gracias a la estilizada dirección de Guadanigno, que ya demostró su cuidada estética en la sensual 'Yo soy el amor' con Tilda Swinton.
El guion de James Ivory está basado en la novela de André Aciman, que tan bien retrataba un primer amor universal a partir de una relación homosexual entre dos jóvenes, uno de veintitantos y otro de 17. Elio, el menor, descubre su sexualidad junto a Oliver, un estudiante americano que pasa el verano en un pueblo italiano, recibiendo la tutela del padre de Elio, un catedrático universitario. Invitado de honor en casa de Elio, lo que crece entre él y Oliver poco a poco pasa por todos los estadios posibles: curiosidad, atracción incomprendida, frialdad, odio y amor.
Algo que se veía en el libro y que con tanto acierto ha traspasado Ivory al guión, Guadanigno a la pantalla y la gran revelación de la película, Timothée Chalamet, en su brillante interpretación, es ese conflicto interno de Elio. Su confusión, su rabia, su viaje hacia la comprensión y la aceptación de sí mismo, es el centro de la historia. Lo que añade la película, sin embargo, es una sucesión de finas capas que convierten el relato de Aciman en un gran tratado sobre la identidad. Lo que vive Elio en 'Call Me By Your Name' es el encuentro de sí mismo por la vía del otro. La búsqueda de la identidad a través del amor. Tan cursi como suena.
Antes de siquiera sospechar que puede crecer un sentimiento amoroso entre los dos, lo que llama la atención de Elio es que Oliver es judío y lo muestra sin complejos. A principios de los 80, en un pequeño pueblo italiano en el que aún se cuelgan retratos de Mussolini, la naturalidad con la que un judío americano vive su cultura, colgando una Estrella de David del cuello, es algo impensable para Elio. Sus padres y él también lo son, pero no lo muestran de puertas para fuera. En ciertos sentidos, Oliver sirve como un espejo para el joven adolescente, que no solo se enamora, sino que encuentra un ideal de sí mismo en él: inteligente, cegadoramente apuesto, seguro de sí mismo, desenfadado, natural. Oliver también es de los que obnubilan en una primera cita para seguir creciendo en las siguientes.
La Historia está muy presente durante toda la película: en las reescrituras de las partituras de Bach que acompañan a Elio, en la catalogación de esculturas antiguas que hacen el padre de Elio y Oliver, en las discusiones sobre etimología. Pero también en el mismo pueblo en el que pasan el verano, como esa iglesia destruida de la Primera Guerra Mundial, escombros provocados por los hombres frente a los que Elio y Oliver se quitan las máscaras por primera vez.
No es casualidad que dos hombres judíos enamorados estén manteniendo una constante conversación con el pasado. Como tomando consciencia de la represión que se imponen a sí mismos por instinto, pero también de la libertad que siempre se acaba abriendo paso. "Mira sus curvas, es como si te retaran a que les desees", dice el señor Perlman sobre los bustos de unos jóvenes griegos. Como si la belleza les retara a ser libres. Como bailar música disco en el rellano de una catedral de noche, mientras Richard Butler canta "Love my way, it's a new road. I follow where my mind goes".
Desprendiéndose de miedos y prejuicios, Elio encuentra su identidad gracias a su relación con Oliver. "Llámame por tu nombre y yo te llamaré por el mío", sé mi reflejo, sé yo mismo para que pueda amar todo lo que soy.
Pero hay una bondad universal que sobrevuela la película, que está en todos los personajes y situaciones, algo que junto al alto nivel educativo de los protagonistas convierte a 'Call Me By Your Name' en una especie de utopía que elimina gran parte del trauma y la crisis que suelen conllevar los años más convulsos de la juventud LGTB+. Arropados por la generosidad y la comprensión de los padres de Elio, por los cuidados del matrimonio encargado de custodiar la casa e incluso por la atención de los lugareños, como esa señora que les proporciona agua cuando están sedientos durante un paseo en bicicleta, Elio y Oliver exploran su relación sin tener que sufrir los típicos dramas que vemos en este tipo de relatos. Aquí el único obstáculo está dentro de uno mismo.
Un relato icónico y universal
Como toda historia de crecimiento, 'Call Me By Your Name' acaba siendo el relato de un joven que tiene que empezar a tomar decisiones. Frente a las de los demás (esas últimas conversaciones con su padre y con Oliver), Elio se verá obligado a tomar las suyas propias. Algo que se nos muestra muy sutilmente en el último plano de la película, un momento ya icónico, como todos los que tiene la cinta (después de verla, nunca volveremos a mirar un albaricoque con los mismos ojos).
Es fácil reconocer los sentimientos que acompañan a este amor de verano: el deseo, la confusión, la posterior soledad. Todos ellos presentes en el rostro de Chalamet, que promete ser uno de los mejores actores de su generación si toma buenas decisiones en su carrera. Junto a él, Armie Hammer ha demostrado con esta película que no es solo un actor guapo (que lo es, y mucho): los conflictos de Oliver, sus inseguridades, también asoman detrás de esa fachada de estrella de cine ("la movie star", le llaman los italianos). Por su parte, Michael Stuhlbarg también interpreta con cuidado y delicadeza un personaje, el padre de Elio, que protagoniza uno de los momentos más potentes de la película, ese monólogo que parece escrito para todos los jóvenes LGTB+ del mundo.
En definitiva, 'Call Me By Your Name' es un regalo, una historia sanadora y luminosa escrita con mimo por James Ivory, dirigida deliciosamente por Luca Guadanigno e interpretada por dos actores que se han sumergido en sus personajes hasta convertirse en un nuevo mito de la cultura gay. Todo un triunfo.
Nota: 10
Lo mejor: Es inolvidable.
Lo peor: Que puede parecer que es simplemente una película gay bonita. Es mucho más.