Cuatro años después de dirigir 'La forma del agua', el largometraje que terminó consagrando a Guillermo del Toro como uno de los grandes cineastas de la industria de Hollywood y le llevó al mismo podio que sus compatriotas Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón, el cineasta mexicano regresa con una propuesta más sombría', 'El callejón de las almas perdidas', adaptación cinematográfica de la novela homónima de William Lindsay Gresham, la cual ya tuvo una versión para la gran pantalla en 1947 de la mano de Edmund Goulding.
Aunque 'La forma del agua' aún pertenecía al género fantástico, podía observarse que Del Toro se abrazaba más a un estilo que evocaba no solo al cine clásico de terror, sino también al noir, con elementos muy característicos de este tipo de producciones como la heroína improvisada o el villano sin escrúpulos. Con 'El callejón de las almas perdidas'; el realizador, quien firma el guion junto con Kim Morgan -su actual esposa-, abandona cualquier elemento fantástico, convirtiendo su propuesta en el auge y caída de la ambición de un hombre como metáfora de la decadencia del gran sueño americano.
Cierto es que la cinta tiene, especialmente en su primera parte, varios elementos de cuento gótico donde puede verse el sello de Del Toro. No obstante, estos acaban en un discreto segundo lugar cuando el escenario del circo da paso al de las grandes élites de la metrópolis. Por otro lado, puede decirse que se está ante una de las producciones más elegantes y distinguidas del realizador de 'Hellboy' y 'Pacific Rim'. Su fotografía, obra del danés Dan Laustsen (quien estuvo detrás de la fotografía de 'La cumbre escarlata' y 'La forma del agua'), ofrece unos años 40 espectaculares, crepusculares a la par que llenos de vida, evocando a esa ambición desmedida por el dinero que evoca a las obras de F. Scott Fitzgerald.
Mención también para su cuidado diseño de producción del que Del Toro vuelve a hacer gala y para el que ha contado con habituales colaboradores, con Tamara Deverell en el diseño de producción; Brandt Gordon como director artístico y Shane Vieau como encargado de los decorados. Aplauso para su diseño de vestuario, obra de Luis Sequeira, el cual optó al Oscar por la más que mentada 'La forma del agua'. También toca aplaudir su correcta banda sonora, obra de Nathan Johnson, el cual se estrena en producciones de época.
Apartado técnico exquisito y un reparto magnífico para un drama histórico al que le cuesta arrancar
Otro de los aspectos que logra elevar a 'El callejón de las almas perdidas' es su esmerado reparto, muy especialmente Bradley Cooper. El actor de 'El lado bueno de las cosas' y 'Ha nacido una estrella' se entrega en cuerpo y alma al papel del estafador que manipuló por encima de sus posibilidades. Aunque el intérprete tiene experiencia en papeles extremos, en el caso de esta propuesta, parece querer emular el estilo de actuación de Leonardo DiCaprio, quien originalmente iba a protagonizar la cinta.
Al lado de Cooper, un reparto de lujo, con tres actrices ofreciendo un retrato complejo de los arquetipos femeninos propios del cine negro. Primero está Toni Collette, en la papel de aquella vieja gloria que sobrevive como puede y ha vivido años mejores; después está Rooney Mara como la ingenua enamorada que termina aprendiendo por las malas las lecciones que da la vida; finalmente está Cate Blanchett, quien busca actualizar la figura de la mujer fatal, siendo la única que le hace sombra a Cooper. No obstante, las tres reflejan muy bien los diferentes estados emocionales del actor protagonista, sirviendo como estupendos contrapuntos. Aplauso también para Willem Dafoe, Richard Jenkins y David Strathairn.
Con un cuidado especial por su aspecto técnico y también por el lado interpretativo, a Del Toro le falta un elemento esencial que hubiera convertido a la cinta en una propuesta mayor de la que es y que provoca que sea un retroceso respecto a 'La forma del agua': su guion. Propuesta sin artificios ni juegos que hubieran podido ofrecer el género fantástico o el terror, Del Toro ofrece un drama de época con un arranque bastante plúmbeo, que no logra crear interés por la excesiva ambición de su protagonista y que cuando toma por fin impulso, el espectador ya ha desconectado de la trama. Tampoco ayuda que tarde tanto en llegar al clímax de la historia, perdiéndose en una presentación demasiado extensa.
Del Toro ya ha demostrado que es capaz de crear producciones de época con un aspecto técnico magistral, ya lo hizo con 'La forma del agua', así como también con 'La cumbre escarlata' y 'El laberinto del fauno'. Sin embargo, demuestra que le falta la delicadeza propia de los dramas históricos, así como también un mayor ritmo en su trama, demasiado solemne, como si se tomase demasiado en serio. Un paso hacia atrás en una filmografía de sinuoso recorrido.
Nota: 6
Lo mejor: Su apartado técnico es fascinante, sus actores están espléndidos.
Lo peor: Falla en lo principal, su historia, a la que le cuesta arrancar y tiene un ritmo tedioso en su inicio y no termina de encontrar impulso cuando llega a su clímax.