El actor Daniel Guzmán sorprendió hace 7 años a todo un país con 'A cambio de nada', un portentoso estreno en la dirección que le valió nada menos que 6 nominaciones a los Premios Goya. Ganó dos, el de Mejor Dirección Novel y el de Mejor Actor Revelación para un entonces desconocido Miguel Herrán ('La casa de papel'). Desde que terminó su camino con aquella película, Guzmán ha estado preparando su retorno con el segundo proyecto de su carrera en la gran pantalla detrás de las cámaras. Un proyecto que, por fin, se ha materializado en 'Canallas'. La cinta ha estado fraguándose durante estos siete largos años y ya puede verse en cines de la mano de Universal Pictures.
'Canallas' sigue a un grupo de tres cuarentones amigos de toda la vida, Joaquín, Brujo y Luismi. Los dos últimos siguen sin trabajo pero Joaquín es un empresario de éxito. Al menos esa imagen quiere vender. Porque, en realidad, Joaquín es un padre separado que vive en el humilde barrio de Orcasitas en el piso de su madre, que comparte con su propia progenitora, su hermano y su hija. Joaquín sueña con hacerse rico y por eso se verá involucrado en una serie de chanchullos que le proponen Brujo y Luismi. Unos negocios legal y éticamente cuestionables que salen cada vez peor, desatando una serie de catástrofes que no hacen sino hundir aún más a Joaquín.
Reparto no profesional
La película está protagonizada por dos actores con muchos galones. En primer lugar el propio director, Guzmán, en el papel de Brujo; y junto a él Luis Tosar como Luismi. Sin embargo, quien encabeza el reparto de 'Canallas' en el papel de Joaquín es Joaquín González, amigo de la adolescencia del cineasta. González es un actor no profesional que se interpreta a sí mismo. Y junto a él está su propia familia: su madre Esther, su hija Brenda y su hermano Chema. La apuesta de Guzmán es aquí muy arriesgada.
Y lo es porque, pese a la frescura que puede aportar González al papel, sus carencias escénicas también pesan. Es un tipo muy de barrio que encarna perfectamente esos aires algo chulescos y estrafalarios, tan realistas de quien está obligado a mostrarse muy seguro de sí mismo para que la vida no le pase por encima. Esto forma parte del ADN del ahora actor y 'Canallas' lo refleja a la perfección. Pero, por contra, tiene problemas muy evidentes como la vocalización, pues no se le entiende bien al hablar. Y aunque Guzmán se esfuerza por redirigir esto para conformar la personalidad de su personaje, e incluso hace humor de ello, es un elemento que provoca distanciamiento y extrañeza en el espectador. A su favor, eso sí, hay que decir que lleva sobre sus hombros la película de principio a fin sin que le pese en ningún momento, una tarea tremendamente complicada.
Viva el barrio
Guzmán, como hiciera en su ópera prima, demuestra nuevamente gran destreza a la hora de crear su propio microcosmos. Y nuevamente la atmósfera del filme está muy arraigada a la realidad. Concretamente a la realidad de una clase obrera obligada a vivir una realidad mediocre de la que ansía salir una y otra vez. Las calles de barrio de extrarradio de Madrid, las viviendas antiguas de enormes bloques de pisos, ropas normales y cotidianas... Todo contrasta con esa breve presentación del "hombre de éxito" que aspira ser Joaquín: las torres de Madrid, chalés lujosos de última generación, trajes y camisas perfectamente arregladas...
El ambiente obrero de barrio que presenta Guzmán en 'Canallas' es muy preciso. El director sabe de lo que habla y lo hace con mucho, mucho cariño. Y, como se desenvuelve en un entorno quinqui así, tiene razón de ser el tema principal de la película: la picaresca. El trío protagonista hace honor al título. Son unos canallas que, ante un contexto difícil en el que trabajo duro no tiene por qué significar éxito, han optado por echarle cara a la vida. Porque no les queda otra si quieren salir adelante. El compromiso social es evidente y se agradece mucho.
Comedia de lo real
Y es que, enlazando con lo anterior, 'Canallas' no es una comedia de cuñados, como puede parecer en su superficie. Es un drama post-crisis camuflado en tintes cómicos sobre un tipo de persona sin educación al que se le hunde constantemente y que, cuando intenta asomar la cabeza y ser ese pícaro inteligente, no le sale y se hunde todavía más. Joaquín y compañía son gente atropellada por la realidad que les ha tocado vivir. Y ahí se encuentra la gran virtud de su comedia.
En una escenificación dura y realista, Guzmán es capaz de centrarse en lo grotesco para sacarnos las risas. No todos sus chistes funcionan, de hecho muchos son previsibles y están demasiado trillados. Pero cuando el guion de 'Canallas' no fuerza, sale a relucir el humor de lo patético en su estado más puro y desternillante. A partir de ahí, el director es libre de añadir elementos totalmente berlanguianos que adornan el conjunto y lo completan: un par de bomberos toreros persiguiendo morosos, una falsa operación policial apoyada por la propia policía o incluso venta de artículos históricos ¿de lujo? en mitad de Orcasitas. Si a todo eso se le añade una genial historia de amor entre dos ancianos con mucho carácter, la película tiene de todo.
'Canallas', por tanto, no es esa típica comedia a la española a lo 'Torrente' o similares. Detrás de su fachada humorística, esconde un drama social perfectamente equilibrado por la gran labor en guion y dirección de Guzmán. La película es una tragicomedia que intenta hacer reír casi todo el tiempo y no siempre le sale, algo que le pasa mucha factura. Pero cuando aflora la picaresca inherente al español humilde de turno, se convierte en una cinta muy sólida.
Nota: 7
Lo mejor: Los personajes y el entorno que los rodea.
Lo peor: Cuando el humor no funciona, la película se atasca.