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CRÍTICA

'Canina': Nadie me puede prohibir ladrar

Amy Adams conecta con su parte animal cuando los estándares de la maternidad en un matrimonio descompensado la aplastan.

Por Luisa Nicolás Más 24 de Enero 2025 | 09:00
Estoy a dos entrevistas de convertirme en mejor amiga de Shyamalan.

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'Canina'
'Canina' (Disney Plus+)

"¿No habéis pensado que quizá el secreto es que somos diosas? Somos creadoras de vida".

De nuestra sangre, en nuestros órganos, con nuestro oxígeno, nuestro cuerpo crea huesos, piel, pone a latir un corazón, hace dedos, párpados, el iris, conecta neuronas, concibe algo totalmente nuevo, nos dividimos y una nueva persona que antes no existía llega a pisar el mundo. Nos tenemos que abrir en canal o que nos corten 7 capas de piel, músculo y grasa para sacarnos a un bebé de las entrañas. Parir es extraordinario, excesivo, maravilloso, doloroso y aterrador, diríamos que milagroso si no fuese lo más humano y animal que pueda existir. Y sin embargo, la sociedad no nos da ningún mérito. La misma sociedad que calcula tu valor en base a tu capacidad de producir más y más para el capitalismo ve como un lastre que entregues tu vida para crear otra.

Después de 10 meses nos enfrentamos de repente a la soledad moderna, a un sistema individualista que además juzgará que vuelvas a trabajar y dejes a tus hijos/as «abandonados» en una guardería tanto como que te quedes en casa y dejes de ser la mujer que eras. Tienes que volver a ser tú aunque todo tu mundo haya cambiado, pero no demasiado tú, que eso no es maternal. ¿Y el reparto de la carga física y mental? Una utopía.

¿Cómo es posible enfrentarse a algo así, tan fascinante como agotador, sin transformarte en el camino? ¿Cómo es posible afrontar los desafíos de la maternidad sin conectar con nuestros instintos primarios? ¿Cómo se aceptan sus contradicciones emocionales y sociales sin rabia, domesticando a la bestia para no parecer una loca, o peor, que odias a tus hijos? Aquí arranca 'Canina', escrita y dirigida por Marielle Heller adaptando la novela de Rachel Yoder, con una Amy Adams que canaliza la frustración de su metamorfosis de mujer a madre, esposa y ama de casa convirtiéndose poco a poco en un perro. Un retrato honesto con una premisa esperpéntica de la familia funcional y presuntamente sana en la que solo uno de sus miembros ha sacrificado la vida fuera del hogar, o simplemente su identidad previa, para maternar.

'Canina'
'Canina' (Disney Plus+)

El personaje de Adams no odia ser madre, al contrario, pero sí odia ser el tipo de madre que se queda atrás mientras su marido sale al mundo y conserva su trabajo y amigos, sus inquietudes y pasiones, el tipo de madre que ha renunciado a su vocación para dedicarse por entero a una profesión en constante e incesante juicio. Pasa los días cuidando a su hijo de dos años y medio mientras el padre es totalmente ajeno al sentimiento de decepción que la está oprimiendo y la abrumadora pérdida del sentido de sí misma en un ejercicio tan habitual de negligencia e ineptitud. Ni siquiera es capaz de darse cuenta de que a su compañera de vida la gusta ahora salir a correr descalza por la noche, enterrar cosas en el jardín y aullarle a la luna.

"Está empujándolo todo hacia dentro, mi ira y mi decepción, pensé que las había digerido, pero siguen ahí abajo, haciendo un agujero en mi interior. Y la mujer que yo era antes, una mujer con talento, valiente, con grandes ideas, también está ahí dentro, en mis intestinos, bajo una montaña de col. Está esperando el momento, o quizá esté muerta, ahogada".

Desde que más y más voces femeninas están tomando el control de sus propias historias, la idealización de la maternidad y la devoción por los hijos están siendo sustituidas por retratos mucho más crudos y feos de la familia y la salud mental. Y está genial, porque ser madre no es un camino de rosas, no te trae la realización personal inmediata ni un goce pleno, pero si lo malo ganase a lo bueno, nadie tendría bebés por gusto. Por eso celebro que en el enfoque de 'Canina' el hijo tenga poco o nada que ver con la frustración de su madre; es la sociedad, competitiva, individualista y crítica, la que infravalora a la mujer y la relega a la cocina, los parques infantiles y las reuniones del colegio. Su hijo es el único lo suficientemente libre como para entrar en el juego de fingir ser un perro. Juntos y cómplices pueden explorar lo que es comer, dormir y divertirse como animales, y solo así ella vuelve a ver arte.

'Canina'
'Canina' (Disney Plus+)

Aunque 'Canina' es principalmente una comedia, hay elementos en ella de película de monstruos y body horror. Una mata de pelo, cola y seis pezones extras empiezan a aparecer en el cuerpo de la madre, aunque nunca sepamos con certeza si lo que estamos viendo es real o no. Y es que la transformación de Adams a perro es entre psicológica y psicosomática, qué más da, porque lo importante es que a ella le da la oportunidad de relacionarse con otras madres a las que primero miraba por encima del hombro y en las que finalmente encuentra la comprensión que tanto anhela. Además, le da el valor para priorizarse y buscar soluciones al aburrimiento existencial que padece.

Solo un actriz con el talento y la capacidad de mutación de Adams podría sacar adelante con tanta credibilidad y sobriedad un proyecto así. Nos la creímos como princesa Disney de carne y hueso y nos la creemos como señora asalvajada que se transforma en perro. Ella es la combinación perfecta de ira y cariño, ella entiende la ambivalencia de amar tanto a algo, en este caso alguien, que te ha impuesto reorganizar todas tus prioridades quedando tú aplastada en responsabilidades y rutina.

Los contras

Junto a Adams, Scoot McNairy interpreta al bien intencionado y pusilánime marido (en la película no se usan nombres para los protagonistas) que no es capaz de darse cuenta de que su mujer es un ser humano con emociones y sentimientos complejos. Cuando es enfrentado por ella no parece verse capaz de cambiar la desigualdad de su dinámica de pareja, solo cuando se queda solo con su hijo para hacer de «niñero» o cuando ve a su mujer reconectar con la «madre» que lleva dentro y había perdido, cuando la ve volver a parecerse a la mujer que fue instrumento para avivar su ambición, solo entonces muestra interés por mejorar.

McNairy hace lo que puede para añadir matices a su personaje, igual que Jessica Harper, Zoe Chao, Mary Holland y Archana Rajan, pero el guion no se para lo suficiente en ninguno de ellos y acaban como secundarios planos e irrelevantes.

'Canina' es, a fin de cuentas, un manifiesto feminista, un alegato a la sororidad y una demanda por un reparto más sano de las responsabilidades familiares con un perro como expresión de las ansiedades de la maternidad. Refleja la necesidad de apoyo y comunidad, de sentirnos acompañadas y seguras como nosotras hacemos sentir a nuestros hijos. Desgraciadamente todo esto se desinfla en un tercer acto demasiado básico para el planteamiento inicial, un final algo decepcionante que nunca termina de rendirse a ningún genero ni a su propia hipótesis sobre los impulsos extraños, salvajes y divinos de su protagonista. 'Canina' se desinfla poco a poco y termina siendo domesticada para contento del público masculino.

6
Lo mejor: Su alegato por un reparto más justo y equitativo de la carga mental de la familia. No es una película que esté en contra de la maternidad.
Lo peor: Tiene ritmo de telefilme, el desenlace es tan cursi que desentona con la rabia animal del resto de la película.
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