Llamado el 'Stephen King español', el escritor Paul Pen ha visto cómo rápidamente sus novelas se han transformado en películas. Pasó primero con 'El aviso', thriller dirigido por Daniel Calparsoro; después con 'El brillo de las luciérnagas', la cual está en proceso de adaptación y cuyo guion viene firmado por Alberto Marini, y, finalmente, llega 'La casa entre los cactus', filme de clausura de la sección Made in Spain de la 70ª edición del Festival de San Sebastián y que convierte a Daniel Grao y Ariadna Gil en un matrimonio con mucho que esconder.
Ópera prima de Carlota González-Adrio, la novedad de esta adaptación cinematográfica es que cuenta con el propio autor en calidad de guionista. En esta ocasión, se siente esa atmósfera de misterio que hay alrededor de esa extraña familia que vive alejada del mundanal ruido, en medio del bosque en las Islas Canarias, en la España de los años 70. La película guarda sus cartas en lo referente a las intenciones de sus protagonistas, mostrando una aparente vida idílica con cierto aire costumbrista, con una familia aparentemente feliz.
Ahora bien, se nota que tras ese marco de aparente apacible paz se esconde un secreto y eso la cinta lo deja con ver con ciertas situaciones que extrañan y que ayudan a crear un ambiente opresivo que contrasta con la belleza del escenario, el cual transmite una sensación de libertad opuesta a la historia. La llegada de un forastero alterará la armonía de la familia y es ahí donde el largometraje comienza a flaquear.
Intriga a medio gas
A pesar de crear ambientación y de transmitir esa sensación de intriga, que convierte a la propuesta en un hipnótico thriller, la historia no termina de aprovechar esa atmósfera, al dejar de lado la parte de suspense y comenzar a convertirse en un drama familiar. Apostar por ambos género se antojaba ambicioso, puesto que resulta complicado llevar a buen puerto las dos vertientes y el resultado, en este caso, es que se queda a medias, no termina de ser un buen thriller y la trama dramática tampoco termina de rematarse, a pesar de la labor encomiable de su reparto.
Sus actores protagonistas saben mantener la expectación hasta el final, aquí se ve el buen hacer tanto de Daniel Grao y Ariadna Gil, cuya química deja entrever que se está ante una pareja cuya historia fuera de cámara pide ser narrada delante de ella; como de Ricardo Gómez, elemento foráneo dentro de esa familia y cuya interpretación evoca a esas figuras masculinas que llegan para perturbar la aparente tranquilidad de los lugareños, como pasó con 'La seducción' o 'Teorema'. A ellos se suman las cinco hijas del clan, todas con nombre de flor, encarnadas por Aina Picarolo, Zoe Arnao, Anna y Carla Ruiz y Judith Fernández.
González-Adrio muestra tener pulso a la hora de crear atmósferas opresivas, propias de historias claustrofóbicas al más puro estilo Yorgos Lanthimos en sus primeros trabajos. Ahora bien, el problema del filme está en un guion que no termine de saber si quiere se más una historia de suspense o un drama familiar y en esa falta de equilibrio, termina dejando una historia que hubiera podido dar mucho más, especialmente por su reparto, que está formidable. 'La casa entre los cactus' sigue los pasos de 'El aviso', mostrando que, de momento, a Paul Pen se le resisten las adaptaciones cinematográficas de sus novelas, al traducirse en películas que son correctas, pero que no van a más.
Nota: 6
Lo mejor: La atmósfera de intriga y opresión. El elenco de actores.
Lo peor: Poco a poco, el suspense cede a un drama familiar que no termina de convencer.