Intentar entender el fenómeno 'Cats' es como intentar entender a los propios gatos. La especie felina es extraña, imprevisible e incomprensible. Así que, a su manera, es lógico y adecuado que un musical sobre ella se pueda describir usando los mismos calificativos.
'Cats' es uno de los musicales más emblemáticos y exitosos de la historia. Creado por Andrew Lloyd Webber basándose en una colección de poemas de T. S. Eliot, este espectáculo teatral sobre un grupo de gatos callejeros sobreviviendo en el centro de Londres, llegó a los escenarios de la capital británica en 1981, logrando permanecer en cartel durante 21 años. En 1983 cruzó el charco y se estrenó en Broadway, donde disfrutó de un éxito continuado hasta casi dos décadas más tarde. Millones y millones de personas lo han visto, pero es muy probable que ninguna de ellas sepa explicar de qué va o por qué pasó a la historia del género.
Ahora, casi 40 años después de su debut sobre los escenarios, los mininos de Webber llegan a la pantalla de cine en una ambiciosa adaptación dirigida por el realizador de 'El discurso del Rey' y 'Los miserables', Tom Hooper, que convierte el conocido musical en un inclasificable espectáculo CGI que hay que ver para creer.
Todos quieren ser gato Jélico (sea lo que sea eso)
'Cats' cuenta con un reparto estelar formado por Judi Dench, Ian McKellen, Idris Elba, Rebel Wilson, Jennifer Hudson, James Corden, Taylor Swift y Jason Derulo, intérpretes consagrados y estrellas del pop y la televisión que acompañan a la recién llegada Francesca Hayward, bailarina principal del Royal Ballet de Londres. Hayward interpreta a la protagonista, Victoria, quien tras ser abandonada por sus dueños da con los gatos Jélicos, una tribu callejera que le descubre el mundo nocturno de la ciudad y las diferentes formas de vivir como un gato.
Esta es la premisa de un musical que no tiene una trama propiamente dicha, sino que más bien se desarrolla como una sucesión de canciones y números de baile sin apenas conexión entre ellos que nos van presentando, uno a uno y sin descanso, a sus (muchos) personajes y las características que los diferencian. Sí, la historia transcurre durante una noche en la que los gatos Jélicos deben elegir quién de ellos será ascendido a una nueva existencia, pero en ningún momento se explica en qué consiste exactamente este ritual, por qué existe o para qué sirve. Y este es el principal problema a la hora de trasladar el musical al cine, la ausencia de un argumento definido, un desarrollo de personajes o un conflicto que sirva como columna vertebral de la película y motivo para involucrarse en ella más allá de las canciones.
'Cats' es la prueba de que lo que funciona sobre el escenario no tiene por qué funcionar en pantalla. Hooper ha llevado a cabo una adaptación fiel de la obra de Webber (que participa como productor en el film), en lugar de reescribirla para darle un argumento más sólido rellenando los huecos de una historia que no tiene fundamento y dotando a sus personajes de evolución o motivaciones definidas, que era lo que le hacía falta. En este ejercicio de traducción literal, 'Cats' pierde su razón de ser, ya que mientras en un espectáculo teatral como este aceptamos muchas cosas sin cuestionarnos demasiado la lógica o el porqué, en una película chirría mucho más la falta de construcción narrativa o reglas internas.
Una pesadilla de neón y psicodelia
El estreno del primer trailer de 'Cats' hace unos meses desató una avalancha de memes en Internet debido a su sorprendente y terrorífico aspecto. En lugar de caracterizar a los actores con vestuario y maquillaje como en la obra, la transformación felina del reparto se lleva a cabo digitalmente. El resultado es, cuanto menos, inquietante. Rostros extrañamente pequeños en cuerpos antropomórficos cubiertos de pelo digital que conservan atributos humanos como el busto en los personajes femeninos, pero carecen (por supuesto) de genitales. Unos van vestidos con pieles sobre sus propias pieles, otros completamente desnudos. Unos llevan zapatillas, otros van descalzos. Y lo único que tienen en común es que todos parecen haberse puesto un filtro de Snapchat.
Otro de los aspectos más llamativos de la película es su diseño artístico. 'Cats' convierte la noche londinense en un escenario de pesadilla iluminada por neones y farolas que parece más propio de películas de terror como 'Suspiria' o del cine de David Lynch o Nicolas Winding Refn (y algo nos dice que esa no era la intención). Esta ambientación le añade un factor decididamente turbador y surrealista que hace que todo lo que ocurre en la película parezca recordarnos que estamos atrapados en un sueño del que no se puede despertar. Si los gatos sueñan, 'Cats' debe ser lo más cercano a estar dentro de su cabeza mientras lo hacen.
Ver 'Cats' es no dar crédito a lo que está ocurriendo en pantalla. Desde la primera escena hasta el número final, la película no deja de asombrarnos con las ideas más locas. Hay muchos momentos que se quedarán grabados a fuego en la retina, pero quizá la secuencia más impactante es el número en la cocina que protagoniza Rebel Wilson y que involucra ratones y cucarachas repugnantemente realistas en una coreografía que hará que más de uno se cubra los ojos para no quedar traumatizado de por vida. Nada te puede preparar para ella.
¿Imposible de adaptar?
Lo cierto es que salta a la vista que detrás de 'Cats' hay mucho esfuerzo y trabajo. Y también talento. Hooper dirige a un reparto muy competente que se entrega por completo al proyecto y lo da todo en los números musicales. Destaca Hudson, que interpreta una versión de 'Memory' con la que demuestra que el tema más conocido del musical sigue teniendo el poder de provocar escalofríos (una pena que su moqueo constante distraiga tanto y le reste efecto), y la presencia de los legendarios Ian McKellen y Judi Dench. Sin embargo, ni sus flamantes estrellas, ni lo elaborado de su producción artística, como tampoco la capacitada dirección de Hooper logran compensar su escasez de melodías memorables más allá de 'Memory' o su endeble argumento, haciéndonos llegar a una conclusión inevitable: adaptar 'Cats' al cine en 2019 no era una buena idea.
A pesar de su incontestable éxito en los escenarios, la reputación de 'Cats' ha ido decayendo con el paso de los años y su lugar en la cultura popular ha pasado a ser casi un chiste. Parodias recientes en las series 'Crazy Ex-Girlfriend' y 'Unbreakable Kimmy Schmidt' han demostrado que el mito alrededor del musical es una gran fuente de comedia. Por otro lado, el hecho de que Hooper haya conservado el estilo retro de las canciones recuperando los sintetizadores ochenteros no solo añade un factor aun más creepy a la película (desde el primer acorde, la inquietud y el miedo se apoderan de ti), sino que también nos recuerda que es un producto muy de su tiempo. Un musical tan excéntrico y estrambótico que es difícil de procesar fuera de su contexto original.
Pero todo esto es precisamente lo que hace de la película una experiencia única, para bien o para mal. Adentrarse en 'Cats' es como descender a una dimensión paralela en la que puede pasar cualquier cosa. Gatos humanoides restregándose en celo y bailando claqué, ballet o break dance, Ian McKellen bebiendo a lametazos de un cuenco, Idris Elba haciendo el desnudo integral más incómodo del año (no sé si la película va a crear o revertir furries)... Y de repente, magia. Porque sí. Verla puede ser una prueba de resistencia, pero también es de esas vivencias que no se olvidan. Fascinante, desconcertante, sexual (sí, sexual), insólita, como nada que hayamos visto jamás, 'Cats' está destinada a convertirse en un clásico de culto, aunque no sea por los motivos que sus creadores esperaban.
Nota: 4
Lo mejor: Un reparto competente que hace lo que puede por sacar la película a flote y la fuerza eterna de 'Memory'.
Lo peor: Que nadie se diera cuenta a tiempo de que 'Cats' es imposible de adaptar al cine.