Casi 40 años después del estreno de 'Los Cazafantasmas', Jason Reitman recogía el testigo de su padre, Ivan Reitman, en un intento por recuperar la franquicia e impulsar una nueva saga que apelase tanto a fans clásicos como a un nuevo público. Y si había una nueva generación tras las cámaras, también tenía que haberla delante, así que puso a Mckenna Grace y Finn Wolfhard al frente de una aventura familiar que caminó sobre las aguas al encontrar ese frágil equilibrio entre la nostalgia y una voz original. Pero el milagro no se ha repetido.
Reitman escribió 'Cazafantasmas: Más allá' junto a su colaborador habitual, Gil Kenan, y el duplo repite en el guion, pero han intercambiado puestos en la dirección de 'Imperio Helado'. Kenan ya fue el responsable del remake de 'Poltergeist' de 2015 y en su currículum también figuran 'Monster House' y 'El chico que salvó la navidad'.
'Imperio helado' deja atrás la rural Oklahoma y devuelve la historia a Nueva York, con los Spengler mudándose a la mítica estación de bomberos y retomando el negocio familiar: limpiar la Gran Manzana de fantasmas. Phoebe (Grace), ahora tiene 15 años y la rebeldía adolescente le sale por los poros; Trevor (Wolfhard) ya ha cumplido los 18, pero todavía no consigue que su madre Callie (Carrie Coon) le vea como un adulto. A ellos se ha unido Gary Grooberson (Paul Rudd), profesor, padrastro y ahora cazafantasmas. Pero un momento, que hay muchos más nombres en el reparto. De los nuevos fichajes vuelven también Celeste O'Connor como Lucky, Logan Kim como Podcast y se unen con nuevos personajes Kumail Nanjiani, Emily Alyn Lind y el cómico James Acaster.
Además, se apuntan a la fiesta viejas caras conocidas: Bill Murray como Peter Venkman, Dan Aykroyd como Ray Stantz, Ernie Hudson como Winston Zeddemore, Annie Potts como Janine Melnitz y William Atherton como Walter Peck. Toda esta gente, más el villano Garraka, Moquete y otros fantasmas compiten por la atención del público, y ahí es donde se te van los 115 minutos que dura la película.
En esta ocasión la amenaza se esconde dentro de una orbe antigua, prisión para un fantasma con sed de venganza contra la humanidad que quiere escapar, reclutar a un ejército de espíritus y desatar la segunda Edad de Hielo. A la vez, la Unidad de Contención de la estación de bomberos va a reventar, por lo que Winston Zeddmore se quiere llevar a los fantasmas a un laboratorio de investigación ultrasecreto que se ha montado; y el ahora alcalde Walter Peck sigue queriendo acabar con los cazafantasmas y tiene una fijación especial contra Phoebe. Pero hay más, están también el señor del fuego y una fantasma adolescente que va a enredar un poco a la protagonista.
Kenan y Reitman hacen malabares con tantos elementos que el resultado es un refrito de easter eggs con algunas buenas ideas infravaloradas por el propio equipo en pos del fan service. Este duo no se atreve a arriesgar y explotar su propio lenguaje, como si cualquier tiempo pasado no solo fuese mejor, si no sagrado.
Como ejemplo de una de estas buenas ideas estaría el arco de desarrollo de Phoebe, una trama que ha quedado fuera de la campaña promocional. Frustrada por no poder ejercer de cazafantasma con el resto de su familia, Phoebe encuentra apoyo en una fuerza invisible: el fantasma de una chica de 16 años llamada Melody. Desafortunadamente esta relación no solo no encaja con el tono y ritmo del resto puzzle, es que acaba derivando en un acontecimiento que podría haber sido el auténtico detonante de una nueva aventura, haber sentado las bases para un nuevo lore, uno propio, nunca visto antes ni mencionado en 'Cazafantasmas'; pero queda totalmente eclipsado por el exceso de acontecimientos, personajes y guiños a los que un guion en exceso atiborrado intenta hacer caso.
¿Es realmente eso lo que quieren los fans?
Con el regreso a escenarios conocidos y el hecho de darle tanto peso a los personajes clásicos se pierde toda la originalidad de 'Más allá', que parecía querer pasar página honrando el legado desde la distancia. Pero si entonces la nostalgia era algo así como una muleta que ayudaba a caminar a la historia, en 'Imperio helado' son directamente dos prótesis y sobre ellas se apoya todo. Volvemos a la biblioteca, vuelve Moquete, el Ecto-1, vuelven los experimentos de percepción extrasensorial...
Vivimos en la era digital, si queremos ver 'Los Cazafantasmas' podemos recurrir al streaming o los dvds, pero en pleno apogeo de revivals, reboots y remakes, el público ya busca productos con personalidad propia, y aquí apenas se vislumbra alguna. Aunque nos encante ver que se le hace justicia a Janine, el elenco original debería haberse quedado en un cameo y dejar que la nueva generación cargue con las mochilas de protones. Se puede mantener el espíritu y renovar la imagen a la vez, sabemos diferenciar cuando hay algo que contar y cuando hay caja que explotar.
Uno de sus grandes aciertos es que no se encomienda solo al CGI y mantiene la autenticidad de las películas ochenteras con una producción que ha creado escenarios y atrezzos útiles. Y el otro es su elenco, pero aunque hay que elogiar lo entregado que está el nuevo reparto (Grace, Wolfhard, Coon y especialmente Rudd) y que el viejo parece estar pasándoselo bien, no es satisfactorio cuando se echa de menos más humor, tensión y una amenaza que se sienta como tal.
Con tantas tramas, la sensación final es que el guion está descompensado y tercer acto abarca al rededor de 20 minutos de metraje, cuando por fin aparece Garraka, se congelan las calles de Nueva York y todas las generaciones de cazafantasmas se enfundan los monos marrones. Garraka, por cierto, es un gran villano sobre el papel, en la teoría, pero en la práctica queda totalmente deslucido, limitando todo el climax a la estación de bomberos, sin la ambición que tuvieron las dos primeras entregas de la franquicia.
'Cazafantasmas: Imperio helado' prioriza el drama familiar sobre la acción, la acción sobre el humor y los homenajes sobre la historia. Es inverosímil la cantidad de secuencias e incluso tramas que no terminan nunca de conectar. Pero es que la suspensión de la incredulidad va más allá de lo paranormal (¿Qué hacen Podcast y Lucky también en Nueva York? ¿Qué sentido tiene que siga habiendo Mini-Pufts y nadie note que son una plaga?). Es un tour turístico por todos los emblemas de la saga y tiene que recorrer uno por uno todos sus monumentos, aunque eso implique volver constantemente sobre sus pasos y entrar en callejones sin salida.