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CRÍTICA

'Cerrar los ojos': La memoria a través del cine

Crítica de 'Cerrar los ojos', dirigida por Víctor Erice, escrita por Erice y Michel Gaztambide. Protagonizada por Manolo Solo, Jose Coronado y Ana Torrent. Sección Cannes Premières del 76 Festival de Cannes.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 29 de Septiembre 2023 | 12:20
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Imagen de 'Cerrar los ojos'
Imagen de 'Cerrar los ojos' (Avalon Distribución)

"Te lo he dicho, es un espíritu. Si eres su amiga, puedes hablar con él cuando quieras. Cierras los ojos y le llamas", le comenta el personaje de Isabel Tellería al de Ana Torrent, ambas niñas de muy poca edad, en la fascinante 'El espíritu de la colmena', primer largometraje en solitario del vizcaíno Víctor Erice, quien rápidamente se consagró como uno de los cineastas más interesantes de la industria española a la que siguieron otros dos títulos ampliamente alabados, 'El Sur' y 'El sol del membrillo'.

Cerrar los ojos

31 años después de su último filme y coincidiendo con el 50 aniversario del estreno de su ópera prima, Erice vuelve a la gran pantalla. Lo hace con 'Cerrar los ojos', presentada en la sección Cannes Premières de la 76ª edición del Festival de Cannes y que fue uno de los tres títulos preseleccionados por parte de la Academia Española para representar al país en la categoría de mejor película internacional en la 96ª edición de Premios Oscar. Su estreno en salas españolas se produce mes y medio después de su lanzamiento den Francia, donde ha sido un éxito rotundo de crítica y público.

Como ocurrió con 'As bestas' el año pasado, 'Cerrar los ojos' viene con el alivio de haber dado ya beneficios en otro mercado. Más allá de estas consideraciones, no es casual que haya deslumbrado al público galo, dado que se está ante uno de los mejores largometrajes de este 2023 y que provoca que la espera de más de tres decenios haya merecido la pena.

Cerrar los ojos

Haciendo honor a la propia esencia del cine, esa en la que ya se hacía referencia en la mentada 'El espíritu de la colmena', este resulta un gran trampantojo de la realidad. Por ello, el vizcaíno comienza su propuesta dentro de otra película. Cine dentro del cine que permite mostrar así la primera mirada de Miguel Garay, cineasta que rueda en su nuevo ansiado proyecto, 'La mirada del adiós'. El escenario, una elegante mansión situada a las afueras de París en la Francia de 1947, con un impresionante jardón en el que se erige un busto en el que está representado el dios romano Jano, llamado la deidad de las puertas, de los comienzos y los finales.

La belleza de lo melancólico. El ciclo del inicio y el final

Prólogo tremendamente hipnótico, dotado de una belleza propia y en la que Erice deja varios y sutiles mensajes sobre lo que le espera al público. Es, además, un guiño a ese proyecto fallido que fue la adaptación de 'El embrujo de Shanghái', la novela de Juan Marsé que Fernando Trueba llevó al cine en 2002 y que hubiera supuesto el primer largometraje del vizcaíno realizado en este siglo. Lo visto en esta parte fue el inicio de una película que nunca llegó a terminarse, pues su actor principal, Julio Arenas, desapareció sin dejar rastro y provocó que el film se parase para siempre.

Cerrar los ojos

Una vez hecha la presentación, 'Cerrar los ojos' pasa a situarse en el Madrid de 2012, con un envejecido Garay, quien llega a la Ciudad del Cine en Metro Ligero para ir a los estudios de una cadena de televisión que está preparando un reportaje sobre la desaparición de Julio Arenas. El cineasta accede a compartir fragmentos de ese proyecto fallido. Comienza así una especie de reflejo de ese proyecto que no llegó a buen puerto, evocando así el concepto mise en abyme, como si de un relato paralelo se tratase. Con un estilo clásico al que dota de esa atmósfera de misterio que envuelve a la primera parte de la cinta, Erice crea una hipnótica historia en la que configura a Garay, un magistral Manolo Solo, en una especie de álter ego.

Transita así el film en una serie de sutiles referencias y un pausado ritmo que permite al público dejarse llevar por un relato cuya melancólica belleza recuerda cómo la magia del cine como ejercicio meramente artístico es capaz de despertar esos sentimientos los sentimientos más personales, recordando así a lo sucedido en su ópera prima. No es extraño que Erice haya contado con Ana Torrent para esta propuesta, interpretando a la hija del actor desaparecido, cuyo nombre es el mismo que el de la actriz, evocando así a la cinta de 1973, la cual fue la primera para la intérprete.

Cerrar los ojos

Con ritmo pausado, de esos que permite deleitarse con diálogos bien expresados, escenarios que logran empaparse bien de la atmósfera y tono del film y unas interpretaciones sutiles a la par que exquisitas; Erice, quien firma el guion junto con Michel Gaztambide, da un giro narrativo a mitad de metraje, cambiando así la tonalidad de la cinta, dándole así vida a esa melancolía que dominaba la trama en su primera parte. Mientras que la primera parte tiene el dolor que provoca una desaparición, que impide poder cerrar del todo una herida (no hay muerto al que enterrar); la segunda es una respuesta a través del poder del cine.

Una obra maestra. Un título imprescindible

Sin revelar su segunda parte, esta sirve de contrapunto a la primera, más dinámica, dado que Erice ya ha envuelto en ese halo de misterio que hay sobre el caso en su primera parte. A ello se suma otra incógnita que, sin embargo, será menos protagonista. En este sentido, es fascinante cómo juega el cineasta con ese concepto de reflejo, reforzando la sensación de mise en abyme. Es como si la cinta tuviese dos almas, retomando también ese juego de inicio y final.

Cerrar los ojos

Erice forja así una nueva obra maestra, un exquisito largometraje en el que está el espíritu de la memoria, el irracional miedo a perderla, el que saber que se es más que los propios recuerdos. A ello se suma una puesta en escena hipnótica, propia del cine de otra época que, no obstante, refuerza esa sensación de atemporalidad de la filmografía del vizcaíno. Junto con un elenco de actores espléndido, en el que brillan tanto Manolo Solo como Jose Coronado, José María Pou, Soledad Villaamil, Petra Martínez, Mario Pardo, María León y con guiños interpretativos a su cine con Ana Torrent y Juan Margallo.

'Cerrar los ojos' es la elegía perfecta de un cineasta que, en realidad, nunca se marchó (ha dirigido cortos y proyectos colectivos estos años) pero cuyo regreso produce la sensación de ser un hermoso y melancólico canto del cisne. Erice logra su cuarta obra maestra y consagrar a 'Cerrar los ojos' como uno de los largometrajes imprescindibles del año.

9
Lo mejor: Su primera escena y su secuencia final, que remarcan ese espíritu de círculo del inicio y final que se representa con el busto de Jano.
Lo peor: Que la Academia no la haya elegido como representante de España en los Oscar.
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