El 26 de abril de 1986 tuvo lugar uno de los peores desastres medioambientales a los que la humanidad ha hecho frente en toda su historia. Una explosión en el interior del reactor de la central nuclear Vladimir Ilich Lenin, a 3 kilómetros de Prypiat (en la actual Ucrania), fue lo que provocó que en cuestión de 36 horas se tuviese que evacuar la zona a toda la población de 10 kilómetros a la redonda, algo que acabó finalizando el día 2 de mayo, cuando el radio de evacuación alcanzó los 30 kilómetros.
Con más de treinta muertos en consecuencia directa a la explosión y a los posteriores días, aún a día de hoy, las cifras de víctimas colaterales por culpa de la radiación (fueron más de cinco millones las personas expuestas) en los meses posteriores son poco concluyentes, convirtiendo Prypiat en uno de los ejemplos de ciudad fantasma más desoladores del mundo actual, la cual continua impasible al paso de los años cual ejemplo de urbe soviética en la que el tiempo se detuvo en aquella fatídica fecha.
Como no podía ser de otra forma, HBO fue la cadena que decidió dar el paso para narrar de forma ficcionada el suceso, el cual no solo se erige como la representación más cruda y realista de aquel desastre, sino que lo hace siguiendo los estandartes que han convertido al canal en uno de los máximos exponentes en cuanto a la forma en la que tiene de ser un reflejo idóneo de la recreación histórica.
Concebida como miniserie de cinco episodios, ha sido el sueco Johan Renck el encargado de dirigir la ficción creada y escrita por Craig Mazin, dos nombres por quienes muchos podrían no haber apostado si tuviéramos en cuenta cuáles han sido las experiencias previas de ambos. Renck lleva años labrándose un nombre propio dentro del apartado musical como director de videoclips para Madonna, Robbie Williams, David Bowie o Beyoncé, y fue en 2010 cuando debutaría como realizador para televisión con un episodio de 'The Walking Dead'. Desde entonces, en sus créditos constan títulos como 'Breaking Bad', 'Vikingos' o 'Bates Motel'. Por su parte, Mazin había producido y dirigido 'Superhero Movie', siendo también guionista de 'Scary Movie 3', 'Scary Movie 4', 'Resacón 2: ¡Ahora en Tailandia!', 'R3sacón' o 'Las crónicas de Blancanieves: El cazador y la reina del hielo', retahíla de títulos que hacen que, viendo el resultado final de 'Chernobyl', nos demos cuenta de que la maestría a veces no tiene por qué ir reñida al encasillamiento en un tipo de género o estilo.
A modo de enervante drama, ya en su primer episodio la serie nos deja claras sus intenciones: estamos ante una miniserie concebida bajo todos los preceptos del cine de disaster movies. Pero a diferencia de aquellas en las que el factor de la destrucción está representado cual divertimento con alma de blockbuster, en esta lo que prima en todo momento es el horror, ese al que la población deberá hacer frente a medida que vamos siendo testigos de cómo en aquel momento, la magnitud del desastre fue presentándose ante los ojos de las autoridades y los civiles.
Rodada en Lituania, si algo tiene claro 'Chernobyl' es el situarse en lo más alto de lo fidedigno en cuanto a recreación de un momento clave. HBO ya lo había dejado claro con sus viajes a la Antigüedad con 'Roma', con su descarnada visión de la Segunda Guerra Mundial en 'Hermanos de sangre' y 'The Pacific', o con aquellos reflejos de la fundación de los EEUU en 'Deadwood' o el momento de Ley Seca en Atlantic City con 'Boardwalk Empire'. Con esta, y cuando se cumplen 33 años de la catástrofe, es gracias a su excelente nivel de producción y a la forma en la que nos presenta a unos personajes llevados hasta el límite, que podemos estar hablando de la mejor serie catastrófica de los últimos años.
Plasmando el desastre sin concesiones
Más cercana a la línea establecida por otros dramas del cine reciente como la noruega 'La ola (Bølgen)' (inspirada en el hundimiento del fiordo de Tafjord que provocó un tsunami en 1934), 'Chernobyl' se mueve entre una serie de géneros donde se vislumbran desde el survival, el drama político, el costumbrismo e incluso el terror, conteniendo algunas escenas que harían ensombrecer a cualquier ejemplo de body horror, con el fin de representar sin tapujos los horrores de aquel desastre. Por poner un ejemplo, la escena en la que siete féretros son sellados y sepultados bajo una capa de cemento, apunta a convertirse en una de las secuencias más desgarradoras de los últimos tiempos, la cual pone de manifiesto la magnitud transversal del accidente: desde lo más íntimo de los núcleos familiares a la imborrable huella en el planeta.
Y por si hicieran falta más excusas para dejarse absorber por ella, solo con el hecho de contar con nombres de la talla de Jared Harris, Stellan Skarsgård, Emily Mortimer o Jessie Buckley (vista en 'Taboo'), quien se posiciona como talentazo a seguir la pista muy de cerca, deberían ser otro de los motivos para no perderse 'Chernobyl', candidata a una de las mejores ficciones televisivas del año.
Nota (Tres primeros capítulos): 8
Lo mejor: La sensación de desasosiego que deja patente desde su primera secuencia.
Lo peor: El grado de intensidad es tal que puede llegar a resultar agotador para quienes no estén preparados.