Netflix vuelve a tener otro éxito inspirado en hechos reales. Tras desbancar a 'Blonde' y a la cinta de terror 'El teléfono del señor Harrigan', el thriller 'La chica que lo tenía todo' se ha logrado coronar como la película más vista de la plataforma. Una película dirigida por Mike Barker, basada en el best-seller de homónimo de Jessica Knoll, quien también firma el guion, que tiene a Mila Kunis para dar voz y rostro a la injusticia y que busca mostrar la complejidad de una mujer de reconocer que, de adolescente, fue víctima de una violación grupal.
Aunque 'La chica que lo tenía todo' está basada en una novela, esta está inspirada en hechos reales, en los que sufrió la propia autora. De ahí, que se sienta que el filme debe tener cierto tipo de responsabilidad en lo que retrata y, sobre todo, en lo que denuncia. La cinta, efectivamente, muestra el sentimiento de impunidad que existe en los grupos de chicos, especialmente en el instituto, y cómo ese sentimiento era mucho mayor décadas atrás, antes de la irrupción del movimiento Me Too. A ello se suma en que la víctima, quien mucho años rechazó serlo, ve cómo uno de sus agresores se ha convertido en una celebridad y en un activista contra el uso de armas, después de que el instituto donde ambos estudiaban viviese un tiroteo perpetrado por dos alumnos a los que el grupo que violó a la protagonista, Tiffani, hacía bullying.
Sin duda, 'La chica que lo tenía todo' tenía muchos frentes. Primero, el de dar visibilidad a esas mujeres y adolescentes que han sufrido abusos sexuales y que callaron por diferentes motivos. Aquí se ve el intento de denunciar la impunidad que existe y en cómo cada víctima necesita un tiempo para atreverse a denunciar lo ocurrido, invitando a una revisión del sistema penal. A ello se suma cierta denuncia a la situación de los periodistas, profesión que ejerce la protagonista, la cual trabaja en una revista que es presa del clickbait y los artículos sensacionalistas. También se añade un mensaje a favor del control de las armas, en un país que lidera las muertes provocadas por armas de fuego. Por supuesto, también plantea, desde una perspectiva feminista, los roles de género en la pareja y en cómo afrontar un enlace matrimonial en el siglo XXI.
Mila Kunis intenta salvar una historia demasiado dispersa
Demasiados temas para un filme cuyas ambiciones no logra cumplir. Se queda a medias en todo lo que pretende denunciar. A ello se suma un tono de comedia romántica que le perjudica gravemente, especialmente por querer combinarlo con el thriller psicológico. Busca jugar en la misma liga que 'Perdida', 'Efectos secundarios' o 'Un pequeño favor', pero termina jugando en una más cercana a 'La chica del tren', 'Lugares oscuros' o 'La mujer en la ventana'. Esto es un claro fallo de guion, escrito por la propia autora, quien no tenía experiencia previa en lo referente a escritura de libretos cinematográficos.
Sí, por supuesto, que se agradece que lleguen historias que visibilicen a víctimas de abusos sexuales y que se reflexione sobre un hecho que continúa estando de actualidad. Sin embargo, ese ejercicio lo hace mucho mejor 'Una joven prometedora', la cual también se atrevía con ciertas escenas de humor negro. No obstante, el filme de Emerald Fennell era mucho más consciente de lo que pretendía denunciar, también centraba mucho más su mensaje, cosa de lo que 'La chica que lo tenía todo' carece, debido, especialmente, a la dispersión de lo que busca visibilizar.
El resultado es una producción efectista, con una Mila Kunis que defiende como puede su papel. Salvando las distancias, el trabajo de la ucraniano-estadounidense recuerda al de '4 días', en el que su talento buscaba salvar un guion predecible y con aroma a telefilme. Sin duda, 'La chica que lo tenía todo' tenía material para un sublime ejercicio cinematográfico que, además, tenía el añadido de denuncia social. Sin embargo, deja la sensación de oportunidad fallida.
Nota: 5
Lo mejor: El intento de Mila Kunis para que la película tenga más fondo que forma.
Lo peor: Se dispersa mucho en los temas que busca denunciar. Se queda en tierra de nadie.
