Toda generación tiene su película de instituto de referencia. En los 80 John Hughes creó escuela (je) con 'El club de los cinco', 'Todo en un día' o 'Dieciséis velas'. Los 90 se soltaron la melena con 'Fuera de onda' o '10 razones para odiarte'. Y ya metidos en los 2000 vivimos un auténtico reseteo cultural con 'Chicas malas'.
La película con guion de Tina Fey y protagonizada por Lindsay Lohan marcó por completo a los adolescentes millennial que veinte años después siguen recordando cada frase de la película, que saben que los miércoles hay que ir de rosa y que saben que el 3 de octubre no es un día cualquiera. El guion de Fey es tan sólido que sigue resultando totalmente relevante a día de hoy. ¿Qué lugar tiene entonces una nueva versión?
La 'Chicas malas' que recibimos en cines en 2024, basado en el musical de Broadway que surgió de la película, parecía un reto imposible. Pero Tina Fey, que firma de nuevo el guion, lo ha vuelto a conseguir. Esta nueva película logra ser tanto un homenaje a la original como una película con su propia entidad, con su propio ritmo y con su propia voz. También logra hablar a una nueva generación sin cerrar la puerta a la que la encumbró.
Su arma secreta es, de nuevo, el guion. La historia de 'Chicas malas' sigue siendo en esencia la misma: Cady Heron (Angourie Rice) se muda de África a Estados Unidos y se enfrenta al instituto por primera vez. Consigue caer en gracia a las Divinas, las chicas más populares del centro, pero pronto descubre que el comedor no dista tanto de la sabana. Pero ahora tenemos Internet y redes sociales. Qué sentido tiene que unas chismosas escriban un "libro negro" con insultos a sus compañeras de clase pudiendo postearlo.
Tina Fey no huye de la importancia de las redes sociales, y salva con ingenio la tarea de introducirlas en la trama de manera que resulte orgánica. Como si siempre hubieran estado ahí. Tampoco convierte la película en un relato antirredes. Su presencia no entorpece la película, y le da pie tanto para introducir nuevos chistes como para jugar estéticamente con ellas.
Hablando de chistes, una de las mejores decisiones que toma la guionista es no apoyarse por completo en la original, sino que busca sus propios gags, y lo consigue. 'Chicas malas' vuelve a ser divertidísima. Llegamos a escuchar todas esas frases que sabemos de memoria y volvemos a ver muchos de los momentos más icónicos de la primera, pero esta vez hilados con nuevos "one-liners" y nuevas líneas de diálogo que competirán con las clásicas por ser repetidas una y otra vez en años venideros.
Es muy probable que lo consigan gracias a las canciones que Jeff Richmond y Nell Benjamin compusieron para el musical de Broadway que sirve como base para esta película. La cinta condensa todo el repertorio de una obra de tres horas en menos de dos, sacrificando algunas de las canciones y modificando las demás para hacerlas más "cinematográficas", con una mayor producción y un aire más pop. El resultado son auténticos temazos como 'Apex Predator', 'World Burn', 'Sexy' o 'Revenge Party', que querréis tener en bucle en cuanto salgáis del cine.
Samantha Jayne y Arturo Perez Jr., directores con experiencia en videoclip, consiguen con muchas de ellas números musicales muy vistosos a pesar de que se nota que la película no ha contado con el mayor de los presupuestos, lo que también le da un aire con cierto encanto, casi como si fuese una obra de fin de curso. Estos cineastas son muy, muy fans del plano secuencia, y aunque abusan bastante de él también pone en valor el increíble trabajo del reparto defendiéndolos.
Porque si el guion de 'Chicas malas' es el alma y una de las principales de su éxito, su casting también fue vital para convertirla en un título de culto. La nueva versión logra otra proeza casi imposible: volver a reunir a un grupo de actores y actrices "divino".
Empezando por Bebe Wood y su Gretchen, capaz de sacar a relucir la vulnerabilidad detrás de su fachada, o Avantika y su Karen, que es como la de Amanda Seyfried con esteroides, y que tiene muchos de los mejores chistes una vez más. Fantásticos Auli'i Cravalho y Jaquel Spivey como Janis y Damian, puro carisma y sobrados de química entre ellos.
Pero la verdadera reina es, de nuevo, Regina George. Rachel McAdams logró convertir a su abeja reina en un personaje inolvidable. Renée Rapp logra crear a su propia Regina, con todo el magnetismo y maldad necesarios, pero lo hace llevándola a su terreno, haciéndola más directa y agresiva que la Regina de McAdams. Sigue siendo falsa y cruel, pero la Regina de Rapp podría pisarte la cabeza sj fuera necesario (y desearás que lo haga). Por no hablar de su voz maravillosa.
El eslabón más débil del reparto (sin contar con Christopher Briney, cuyo Aaron Samuels sigue siendo un objeto decorativo) es Angourie Rice. Llenar el hueco de Lindsay Lohan era difícil. La transformación de su Cady de friki a divina era completamente natural, y tenía el morbo añadido de estar viendo madurar a una actriz que había crecido con nosotros. Con Rice nunca se borra la sensación de que su Cady es siempre una friki disfrazada de divina, y es eclipsada por el resto del reparto. Además, sus canciones son las menos llamativas de la banda sonora, aunque vocalmente las salve.
'Chicas malas' cuenta con varios regalos en los personajes más adultos, desde una encantadora Jenna Fischer como la madre de Cady a una desatada Busy Philipps como la madre de Regina. También tenemos guiño al musical de Broadway con la presencia de Ashley Park, la Gretchen original del teatro, como una desternillante profesora de francés. Y, por supuesto, con Tim Meadows y Tina Fey repitiendo personajes como si no hubiera pasado el tiempo.
Pero el tiempo sí ha pasado. Veinte años nada menos. De eso es plenamente consciente 'Chicas malas', no solo en la actualización de los gags y la inclusión de las redes, también en su moraleja. La película original, basada en el libro de autoayuda 'Queen Bees and Wannabes' de Rosalind Wiseman, no dejaba de apoyarse en los clichés del género como los arquetipos del instituto o la importancia de la popularidad. Pero lo hacía una manera sincera y mordaz. Cualquiera se puede sentir identificado con Cady, Janis o Regina a pesar de ser una exageración en pos del humor. Todos pasamos por la adolescencia, sabemos lo que es. Tina Fey supo encapsularlo de una manera totalmente anclada a su tiempo y tremendamente atemporal al mismo tiempo.
Esta nueva 'Chicas malas' vuelve a conseguirlo, confiando en que la trama es un cimiento fuerte, construyendo un envoltorio más acorde con la generación Z sin alejarse mucho de la universalidad. También busca darle nuevos matices a su conclusión, convirtiendo el discurso de Janis en un tema muy cañero a cargo de Auli'i Cravalho. Y elimina las pocas cosas que hayan podido envejecer peor sin dejar de ser bien ácida.
El límite no existe
En esencia, la 'Chicas malas' de 2024 es la misma película que marcó el 3 de octubre en el calendario hace ya 20 años. Pero en realidad es una manera completamente nueva, y complementaria a la original, de experimentarla. Los fans de la primera podrán redescubrirla con momentos nuevos y un montón de guiños y sorpresas, y alucinarán con la capacidad que tiene el guion de Tina Fey de ser tan sumamente pegadizo en canciones. Lo que demuestra esta versión es que el límite no existe cuando cuenta con una base con tanto potencial.
Las nuevas generaciones encontrarán una película que lo tiene todo para obsesionarles como lo hizo la primera con nosotros: personajes carismáticos, actores y actrices estupendos, una banda sonora adictiva, un guion que retrata la adolescencia con honestidad y picardía, frases para enmarcar y muchísimo humor. Perfecta para una tarde de cine superfabu con amigos. Perfecta para muchas futuras fiestas de pijama.
'Chicas malas' se estrena en cines el 12 de enero.