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CRÍTICA DE 'TIN & TINA'

'Tin & Tina': un recargado infierno simbólico para consagrar a Milena Smit como una de las mejores de nuestro cine

Llamativo debut en la dirección de Rubin Stein, que adapta su premiado cortometraje homónimo.

Por Rafa Jiménez Más 31 de Marzo 2023 | 09:55
Redactor de cine y series, especializado en los estrenos actuales y Marvel. Muchas críticas y entrevistas

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'Tin & Tina': un recargado infierno simbólico para consagrar a Milena Smit como una de las mejores de nuestro cine

Tras recibir varios premios internacionales con su trilogía de intrigantes cortometrajes en blanco y negro 'Luz & Oscuridad', Rubin Stein debuta en el largometraje adaptando el primero de esta serie rodado en 2013. No podía haber elegido mejor fecha para estrenar un thriller religioso de tanta carga católica como 'Tin & Tina' que en Semana Santa. Y qué mejor compañía que dos de los actores jóvenes del momento como son los protagonistas de las series 'La chica de nieve' y 'La casa de papel'.

Milena Smit y Jaime Lorente se convierten repentinamente en padres de dos gemelos ultraconservadores con el Antiguo Testamento tras sufrir un aborto. Esta mezcla de ingredientes tan españoles como la Biblia, un drama matrimonial y hasta la política franquista son los que crean el recargado infierno simbólico por el que tendrán que pasar sus protagonistas a partir del 31 de marzo en cines.

El trasfondo religioso y político

La premisa novedosa es la de aplicar en la actualidad al pie de la letra los modos de comportamiento reflejados en el Antiguo Testamento. Al llevarlo al extremo, el guion se aprovecha de la religión de una forma muy utilitarista, eliminando todo contexto o contraste con el Nuevo Testamento o incluso con las normas del convento donde se criaron los niños. Una vez aceptada la Biblia como mero artificio, funciona como entretenimiento y como simbolismo efectista más que reflexivo.

Esos diálogos y planos religiosos son muy explícitos, pero no llegan a ser cargantes. Al final, cumplen su función de revestir la película con un ambiente tan local como trascendental, al estar muy bien insertados en la intriga de los niños y el drama de la madre, los dos elementos que realmente mueven la historia.

Todo el envoltorio es muy interesante, pero al final hay tanta cantidad que casi recuerdas más la película por todo lo que rodea al drama central que por este en sí. Eso sí, aunque dé vueltas sobre los mismos simbolismos, no dejan de resultar muy atrevidos e interesantes, pero quizás no era muy productivo dar tanto espacio a la religión, la política o el terror si luego no se van a consumar y se supone que son el complemento del drama más que su sustituto, como a veces pasa.

Entre esos ecos a temas más grandes como la necesidad de amor externo y la definición individual del bien y el mal, destaca la brillante metáfora del contexto político-social. Aquí sí van de la mano la transición de Milena Smit de esposa a madre con la de España de la Dictadura a la Transición.

Milena Smit y Jaime Lorente en 'Tin y Tina'

Terror sugerente

La otra clave que también se puede adivinar por el póster es el terror, pero cuidado con las expectativas, ya que esta es la vertiente menos explorada de la película. Sí que hay una clásica escalada de horrores manteniendo la tensión, pero en ningún momento llega a ser tan explícita como la religión. 'Tin & Tina' no es un slasher ni una película de Sitges, aunque sí que pase (quizás demasiado) por todas esas fases típicas.

A pesar de su cartel, más que 'Funny Games' se acerca a 'La semilla del diablo', con ese drama a fuego lento pero muy resonante donde sabes que todo está yendo a un punto muy perturbador. Al igual que en las películas de Ari Aster y Robert Eggerss, sabes que todo va a explotar aunque se desarrolle lentamente y vaya si te perturba con su final. Lo mejor es que, cuando lo hace, nos recuerda de dónde proviene toda esta paranoia: un drama materno sobre el miedo a la soledad y a perder aquello sobre lo que has puesto toda tu fe, aunque en vez de un Dios sean tus dioses.

Como arquitecto de esta recargada catedral, Rubin Stein grita el significado de cada plano en su perfecta y más que explícita composición. Todos los símbolos están a la vista, pero su significado hay que esforzarse en crearlo, como ocurre en los altares de las iglesias católicas. Aquí también se aprecia ese sentido de la belleza cinematográfica para ser tan profunda como accesible, y de ahí salen una cuidadísima edición de sonido, una inteligente localización en el caluroso sur español más cerrado, los efectos tan bien aprovechados y una banda sonora tan inquietante como las grandes películas de terror clásicas a caro de la compositora de 'Eyes Wide Shut', Jocelyn Pook.

La consumación de la buena realización llega en un potentísimo plano-secuencia que confirma el buen manejo de la cámara y las sorprendentes ópticas de las que presume Stein durante absolutamente todo el metraje. Por todo ello, 'Tin y Tina' puede permitirse ser una película de terror que no busca dar miedo, sino sugerir y remover internamente.

Milena Smit en 'Tin & Tina'

Santa Milena Smit

Tras recargar tantísimo el fondo, el director depura la forma de la película con un desarrollo muy teatral, que no podría sostenerse sin esos dos protagonistas tan bien compenetrados como coreografiados en el potente drama matrimonial. Al ser autor de la historia y de los planos, Stein consigue filtrar todos los fantasmas de nuestro pasado más reciente a través de dos de los iconos juveniles actuales de nuestro cine.

Las consecuencias del machismo, el aborto, las relaciones de poder y dependencias en pareja vibran en cada frase y mirada de Lola y Adolfo. Tal y como ha sido en la realidad, la mujer se convierte en la scream queen de estos horrores, con un tour de forcé sublime de Milena Smit. La auténtica locura de la película es lo que hace la actriz de 'Madres paralelas' de principio a fin, como si más que interpretar estuviera viviendo: por cómo se mueve, mira, grita, llora y hasta cojea, se puede corroborar que es una de las mejores actrices de nuestro cine actual. Este papel es un pasaporte más que suficiente para ser todo un icono nacional e internacional. Jaime Lorente es muy generoso y sabe contenerse en cada réplica para que se luzca su compañera, pero aprovechando para recordar la madurez de su trabajo más allá de las icónicas carcajadas de Denver.

Este magnífico casting se extiende también a los niños que dan título a la película. Carlos González Morollón ('El hotel de los líos') y Anastasia Achikhmina ('La Ermita') consiguen evitar ser los hijos de Ned Flanders en su realmente creíble y bien sugerida educación (ultra)religiosa. A pesar de las leves concesiones cómicas del film, ni ellos ni su monja instructora (la hija de Paco Rabal, Teresa Rabal) caen en lo paródico.

Así, 'Tin & Tina' aprueban también con nota el dificilísimo reto de equilibrar la maldad con la inocencia, en un inquietante juego que va a hacer dudar al espectador. Es una pena que este misterio no se resuelva igual de satisfactoriamente y el desarrollo de ambos se note inacabado al final del film tras habernos mareado tanto con la incógnita de si son buenos o malos, si hay algo sobrenatural o cómo se explica todo. Pero a estas alturas, la película ya ha dejado claro que mejor quedarse en la duda y sugerir que tirar de tópicos por ser más comercial.

 'Tin & Tina'

Al final, como bien marca su desenlace, todo esto en escena era un drama maternal. La excesiva duración hace que de muchas vueltas y recargue demasiado algunos aspectos tan interesantes como redundantes, sobre todo en su segundo tercio de metraje (la presentación de personajes y la resolución son de sobresaliente). Y al contrario, también deja la frustración de incógnitas sin resolver en lo sobrenatural con un resultado que podría haber sido más compacto, ajustándose a la hora y media de muchos thrillers de terror.

Aún así, se ven esas aspiraciones de hacer algo distinto y profundo en un drama muy recargado de estilos interesantísimos entre los que se dispersa un poco. Consigue ser un buen thriller, entretenido y serio, con muchísimas buenas intenciones y llamando mucho la atención de diversas formas. Aunque lo más memorable que hay debajo de todo ese artificio religioso de suspense es el drama humano y de época, el infierno particular de Milena Smit.

7
Lo mejor: Un dificilísimo e impactante plano-secuencia y el recital de Milena Smit.
Lo peor: La duración le acaba pesando. Los simbolismos son más explícitos que profundos. Las expectativas frustradas de una locura desenfrenada.
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