En 'Perfect Blue', la obra maestra de Satoshi Kon, el personaje de Eri Ochiai, le decía a la protagonista Mima Kirigoe, que "no hay forma de que las ilusiones se hagan realidad". El director francés Safy Nebbou vuelve a explorar la psique de las personas a través de las relaciones sociales, esta vez con la hipnótica 'Clara y Claire', una película protagonizada por Juliette Binoche, Nicole Garcia y François Civil en la que se muestra la dualidad entre el mundo real y el virtual y de cómo estos confluyen en la cotidianidad de sus protagonistas.
Claire Millaud tiene 52 años, está divorciada y trabaja como profesora de Literatura Comparada en la universidad. Después de tener una relación fallida con Ludo, un hombre mucho más joven que ella, decide crear una cuenta falsa en Facebook para espiarle. La sorpresa será cuando conozca a Alex, el mejor amigo de Ludo. Ambos empezarán a chatear por la red social, hasta tal punto de que empezarán a enamorarse. Sin embargo, el joven está enamorado de Clara, la imagen falsa que ha dado Claire. La espiral de mentiras llegará a un punto en que se vuelva insoportable en la vida de la profesora universitaria.
La mirada afilada al mundo virtual
Basada en la novela 'Celle que vous croyez', de Camille Laurens, tras una propuesta más centrada en la relación de amistad, como fue 'Dans les forêts de Sibérie', Safy Nebbou regresa a aquello que más le gusta: los juegos de espejo a través de la intriga, ya que 'Clara y Claire' tiene esa aura que el director mostró en 'L'autre Dumas' y la estupenda 'La marca del ángel'. En esta ocasión, Nebbou crea un relato sobre las consecuencias que tienen los actos hechos en las redes sociales, en el mundo virtual, donde cada uno es capaz de ser quien desea ser.
Es el caso de la protagonista: una mujer madura, insegura consigo misma, que busca constantemente el afecto. El director, que ha escrito el guion junto con Julie Peyr (guionista muy aplaudida por trabajos como 'Tres recuerdos de mi juventud' o 'Los fantasmas de Ismael'), crea una historia en la que nada es lo que parece y en la que el público debe ser cauto ante los hechos que se presentan, consiguiendo que el mundo real, el virtual y la mente propia de la protagonista creen una perversa espiral que atrapa al espectador.
Como si de muñecas matrioshka se tratase, Nebbou juega con una trama compleja, que enfatiza en las consecuencias de las mentiras en las redes sociales. Es más, el cineasta muestra los extremos a los que puede llevar el mundo virtual, de cómo la sociedad ha cambiado su propios código relacionales desde la irrupción de Facebook, Instagram, WhatsApp o Telegram. En medio, también el retrato de una mujer madura, herida, cuyas ambiguas intenciones forman parte del juego en el que el público acaba envuelto. Finalmente, surge esa incómoda pregunta: ¿quién es quién realmente? ¿cuál es la verdadera cara que cada uno muestra tanto en la sociedad como en la red?
Una película que tiene el espíritu retorcido del cine de François Ozon
En ese juego, digno de François Ozon (imposible no acordarse de 'Swimming Pool' o 'Bajo la arena'), se puede ver a una Binoche fascinante, que vuelve a demostrar su habilidad para papeles extremos, capaz de mostrar fragilidad y peligrosa obsesión con una simple mirada. Por otro lado, está la explosiva química que tiene con François Civil, el joven embaucado, que vuelve a demostrar que una pareja intergeneracional en la que ella es la madura encaja perfectamente. La tercera en discordia es Nicole Garcia, figura que servirá de apoyo en ese descenso a los infiernos que vivirá Claire, cuando Clara haya devorado todo su ser.
'Clara y Claire' es un pausado y opresivo thriller psicológico disfrazado de drama emocional. Una mirada intelectual de lo que podría haber sido 'Eva al desnudo' en la mente de Bette Davis. Fascinante, es imposible no dejarse arrastrar por esa espiral de inseguridad, deseo y obsesión... y eso que todo es virtual. Un magnífico ejercicio cinematográfico, liderado por esa gran actriz que es Juliette Binoche.
Nota: 8
Lo mejor: Juliette Binoche, verla en pantalla es todo un placer y la explosiva relación que tiene con el veinteañero François Civil.
Lo peor: Pensar lo que hubiese hecho François Ozon con esta adaptación.