La autora estadounidense de origen afrodanés Nella Larsen, en su novela 'Claroscuro', publicada en 1929, escribió: "¿Para qué están los amigos, si no para ayudar a sobrellevar el peso de nuestros pecados?" Siguiendo los pasos de Regina King, la actriz británica Rebecca Hall salta a la dirección y al guion con su ópera prima, adaptación cinematográfica del mismo nombre de la célebre escritora, que llega a salas comerciales tras su paso por el Festival de Sundance, el BFI de Londres y tras haber sido nominada a cinco Premios Gotham.
'Claroscuro', la novela de Larsen, partía de una premisa cuya realidad conocía muy bien la autora: la de personas de origen negro que, debido a su mestizaje, podían hacerse pasar por blancos gracias a sus tonos de piel. La película adapta con fidelidad la historia de Irene, llamada afectuosamente Reenie, y Clara, dos mujeres afroestadounidenses mulatas que pueden simular ser blancas y acceder a lugares prohibidos para la población negra en los Estados Unidos de los años 20.
Hall muestra una delicadeza y una mirada de cineasta experimentada, dando la impresión de estar más ante una realizadora con varios trabajos detrás que con una debutante. Rodada en un impecable blanco y negro, obra del director de fotografía español Eduard Grau -artífice de la fotografía de títulos como 'Un hombre soltero' o 'Quién te cantará'-; Hall sorprende con una puesta de escena que evoca a lo clásico -está rodada en 4:3, lo que aumenta la sensación de ser un largometraje antiguo-, pero cuya temática transmite una atmósfera de nostalgia y sensación de pérdida más cercano al cine de Pawel Pawlikowski.
El sólido y elegante debut de Rebecca Hall como directora
Y es que 'Claroscuro' es la crónica de una tragedia, con la que Hall muestra el complejo juego de las tonalidades de colores y cómo esto marcaba profundamente el devenir del sujeto en la sociedad, especialmente si este era una mujer. No obstante, el complejo retrato étnico queda supeditado a ser un contexto de una historia ambigua que habla más sobre la situación de las protagonistas frente a sus respectivos matrimonios y sus propios deseos como mujeres. Efectivamente, el tema de la piel es esencial, pero Hall lo enmarca alejado de cualquier alegato colectivo para centrarlo en lo concreto y no olvidando que está hablándose de los años 20.
Y aquí destacan sus dos actrices protagonistas, Tessa Thompson apenas había tenido oportunidad de mostrar su talento como actriz dramática protagonista -y menos de época-. Sus dudas existenciales como Irene las transmite magníficamente, así como también su ambivalente relación con su amiga Clare. Después está Ruth Negga, cuyo papel es más trágico, cercano al de esas heroínas que sienten que han vendido su alma al diablo. En cierta forma, evoca a grandes como la Blance DuBois de Vivien Leigh en 'Un tranvía llamado Deseo' o a la Floria Tosca de Imperio Argentina en el filme de 1941.
Cuidada hasta el más mínimo detalle; su diseño de producción, obra de Nora Mendis, y de vestuario, firmado por Marci Rodgers, son exquisitos, como también su banda sonora, con la que Dev Hynes demuestra ser un claro pupilo de Philip Glass, 'Claroscuro' es un debut deslumbrante de una cineasta que ha sabido honrar el espíritu de la novela de Larsen. Un filme que muestra las complejidades del ser humano y cómo la sociedad marca el propio destino de sus protagonistas. Magnífica.
Nota: 8
Lo mejor: Su aspecto visual es magistral, las actuaciones de Thompson y Negga son fascinantes.
Lo peor: El guion está bien elaborado, pero es cierto que le falta esa mirada más atrevida que sí ha podido verse en el cine de Pawlikowski o, incluso, en Ildikó Enyedi.