Alejandro Dumas, en su aplaudida novela 'El conde de Montecristo' escribió: "El destino tiene un extraño sentido del humor, nos da lo que creemos merecer, pero no siempre en la forma que esperamos". Allá por noviembre de 2020, antes del rodaje de las dos partes que conformaron el díptico de 'Los tres mosqueteros', Matthieu Delaporte y Alexandre de La Patellière (guionistas de esta dupla de cintas) anunciaron su intención de llevar a la gran pantalla una nueva versión de la aclamada novela.
Publicada en 1845, 'El conde de Montecristo' es una de las novelas más célebres de la literatura francesa. Inspirada en las memorias de Jacques Peuchet y que, según el escritor y profesor José María Peláez, tuvo al Marqués de Salamanca su contraparte real y española, la historia de Dumas ha sido múltiples veces llevada a la gran pantalla, la televisión y el teatro. No obstante, bien puede decirse que la visión de Delaporte y De La Patellière puede considerarse una de las más ambiciosas y definitivas.
"La venganza no es digna de hombres nobles; pero sí es el único consuelo de los que han sido injustamente tratados", expresaba Dumas en su escrito. Es el eje central de la trama, de cómo un protagonista desheredado va gestando con el paso de los años una vendetta que termina corroyéndole por dentro, al ser un veneno peligroso, "como una serpiente que sólo muerde si no se la controla". La manera en la que los cineastas, quienes también firman el guion, ejecutan esta venganza es fascinante.
Equilibrio entre espíritu clásico y mirada cinematográfica actual
Lo interesante es el desafío de seleccionar los personajes concretos de una obra mayúscula que destacaba por tener demasiados (hasta el punto de formarse un croquis con cada uno de ellos). En ese ejercicio de síntesis, Delaporte y De La Patellière hacen una sabia demostración de mezclar personajes y hasta de crear nuevos, que terminan creando un certero equilibrio entre el espíritu clásico de la obra y una mirada actual y contemporánea (es especial destacar la fuerza de los papeles femeninos en esta versión).
A ello se suma que la ejecución va siendo pausada pero constante, cómo la película va produciendo esa sensación de estar pasando 40 años desde que Edmundo Dantès fuese apresado injustamente y encerrado en el castillo de If hasta su espectacular regreso como un conde extranjero y genio de las mil caras, unido a otras dos personas que claman venganza también contra los mismos que hicieron caer en desgracia al ingenuo Dantès.
La película recuerda que la venganza es un arma de doble filo, un "plato que se deleita frío", pero que debe recordar que, ante todo, el afán de justicia no tiene por qué desembocar en una vendetta que termina destruyéndolo todo. Moraleja presente de manera mucho más presente en la obra de Dumas y que el tándem Delaporte-De La Patellière saben transmitir dentro de un lenguaje cinematográfico.
La adaptación definitiva de la obra magna de Dumas
El resultado a una obra magna, exquisita y de pleno disfrute. Sin duda, hace honor a las palabras de ser una versión definitiva. A ello se suma un apartado técnico excepcional, con una dirección artística espléndida (obra de Stéphane Taillasson), con decorados que introducen en esa Francia de la restauración monárquica del siglo XIX y que sabe mostrar esos años de intriga entre el regreso al trono de la Casa de los Borbón y la caída en desgracia de Napoleón Bonaparte. Aplauso fortísimo también para el vestuario, confeccionado por Thierry Delettre, y la música compuesta por Jérôme Rebotier.
Por supuesto, no puede faltar mencionar para su impresionante reparto interpretativo. Pierre Niney era el actor indicado para este juego de máscaras lleno de rencor y venganza. Es uno de sus mejores papeles en el cine y no se está exagerando, dada su aplaudida carrera tanto en teatro (antiguo miembro de la Comédie Française) como el cine y tras haber estado en títulos como 'Frantz' o 'Promesa al amanecer'. Niney logra ser el magnífico relevo del dúo que formaron Gérard Depardieu y su hijo Guillaume en la aplaudida miniserie de 1998, considerada una de las mejores adaptaciones para la pequeña pantalla.
Al lado de Niney, un gran 'dream team' del cine francés y, por qué no decirlo, europeo. Ese grupo de envidiosos que hacen caer a Edmundo están los excepcionales Bastien Bouillon, Laurent Lafitte y Patrick Mille. El primero llama la atención como villano, tras haber demostrado una mirada de la justicia única en 'Solo las bestias' y 'La noche del 12'. El segundo está más que experimentado en papeles de canalla, como los casos de 'Elle' o 'Nos vemos allá arriba'.
Pierre Niney, el ideal para ser Edmundo Dantès
No son los únicos que deslumbran, Anaïs Demoustier defiende con dignidad el papel de Mercedes, el gran amor de Edmundo. Asimismo, el italiano Pierfrancesco Favino sigue su ascenso en ser uno de los grandes actores de su generación. Aplauso también para Julien de St. Jean y, especialmente, a Anamaria Vartolomei. La segunda ya demostró tener una fuerza interior brutal en 'El acontecimiento' y, en esta ocasión, la sabe canalizar en el papel de la antiheroína Haydée, hija del Alí Pachá de Yánina.
Delaporte y De La Patellière ya habían mostrado su magnífica habilidad para recrear las comedias de salón del teatro con 'El nombre' y habían sabido bregar con elegancia en las comedias feel-good con 'Lo mejor está por llegar'; además de ser sagaces guionistas con la franquicia comercial 'Papá o mamá' y, especialmente, en la mentada versión de 'Los tres mosqueteros'.
Ahora, ambos directores terminan coronándose con una adaptación que bien podría formar parte de una antología temática con 'Las ilusiones perdidas' o 'Nos vemos allá arriba' como extraordinarios exponentes de cómo crear cine de época acorde a las grandes obras que retratan. Uno de los títulos imprescindibles de este 2024.