La ópera prima tiene el desafío no solo de ser el primer largometraje de un director, sino que este suele ser un carta de presentación, en el que se pueden ver los temas que le llaman la atención, el estilo que tiene a la hora de narrar la historia, el inicio de un sello que lo caracterizará. Ante tal cantidad de elementos que suelen tener los títulos debut, se puede correr el riesgo de pecar de exceso o de querer contar demasiado en poco tiempo y es lo que le sucede a 'Contando ovejas', primera película de José Corral Llorente.
Rodada poco después del primer confinamiento que hubo en España tras el estallido de la pandemia del coronavirus, 'Contando ovejas' es combina suspense, terror, realismo mágico y drama. Ambientada en 1993, la cinta narra el proceso de conversión de un hombre que está en los márgenes y en riesgo de exclusión social que termina siendo un peligroso asesino en serie. Corral explora esta realidad desde una perspectiva que comienza invitando al público al empatizar con el personaje principal y aprovecha para hacer un giro radical a mitad de metraje para provocar el efecto opuesto.
Sin embargo, el problema que tiene el filme es que su protagonista, Ernesto, pese al loable intento de Eneko Sagardoy, no transmite carisma, tampoco humanidad, ni siquiera es capaz de jugar a un ejercicio de manipulación pasivo-agresiva lo suficientemente perspicaz como crear una tela de araña que atrape al público. Igual, la fragmentación de la realidad, el lado perverso, tampoco consigue transmitir sensación de terror. Tal es la dejadez del protagonista, su ensimismamiento y su delirio mental, que el giro que tiene de víctima a victimario se siente más bien como un movimiento efectista para transmitir algo de emoción.
Un brainstorming hecho película
Con un protagonista no entusiasma, el resto de personajes no es que tampoco consigan atraer. La presencia de Natalia de Molina es insuficiente y Juan Grandinetti no logra ser lo suficientemente amenazante para tener la posición dominante en su vínculo con Ernesto. Tampoco terminan de lucirse Consuelo Trujillo y María Fernanda Valera, que también pedían una mayor presencia. Mención, por otro lado, la irrupción de momentos de ensoñación cuyo motivo nunca queda del todo claro. Sí, el joven protagonista realiza cintas caseras de animación stop-motion, pero la introducción de personajes provenientes de su cine no está del todo bien justificado.
El filme produce la sensación de ser una gran tormenta de ideas que no logra concretarse. Sí, consigue una constante sensación de desconcierto y perplejidad, pero quizás no por el lado que hubiera previsto su director, quien también firma el guion. 'Contando ovejas' es un cajón de sastre que también recuerda que una ópera prima corre el riesgo de ser un arma de doble filo que se le puede ir a la contra a su realizador.
Nota: 4
Lo mejor: El esfuerzo de Eneko Sagardoy por darle carisma a su personaje.
Lo peor: La sensación de que ninguna de las ideas que plantea la película termina desarrollándose.