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CRÍTICA

'Corpus Christi': El pícaro creyente

Crítica de 'Corpus Christi', dirigida por Jan Komasa. Escrita por Mateusz Pacewicz. Protagonizada por Bartosz Bielenia. Nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 16 de Octubre 2020 | 09:05
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Desde hace unos años, al cine polaco le ha salido una visión crítica sobre su realidad social actual. Si en 'Mug', Malgorzata Szumowska retrataba con afilado humor negro lo rural en Polonia (poco más de un 20% de la población del país vive en grandes metrópolis), ahora Jan Komasa le sucede con la fascinante 'Corpus Christi', premiada con el Europa Cinemas Label Award en los Venice Days del 76º Festival de Venecia y nominada al Oscar a la mejor película internacional.

Inspirándose en hechos reales, el guion de Mateusz Pacewicz hace una radiografía social a la población rural a través de los ojos de un pecador creyente, que es el principal vector de la trama, en la que Komasa ahonda en los claroscuros de una realidad en la que la religión, el clasismo, la xenofobia, la hipócrita caridad y la farsa se dan de la mano. Es más, todo lo nombrado lo reúne dentro sí el protagonista, Daniel, un joven que acaba de salir del reformatorio y que decide vivir una gran mentira, que es también su más preciado anhelo.

Corpus Christi

En cierta forma, Daniel, interpretado magníficamente por Bartosz Bielenia -habrá que quedarse con su nombre y rostro, pues todo apunta a que será una de las grandes sensaciones europeas de la nueva generación cinematográfica-, es la propia paradoja de la sociedad polaca, a camino entre el desarrollo, el deseo de progresar europeo y unas profundas raíces tradicionalistas que, unidas al pasado dictatorial reciente del país, provocan una especie de esquizofrenia social, con la que se explica el auge y asentamiento del populismo.

El canalla improvisado convertido en metáfora de las contradicciones sociales de la Polonia actual

Esa puede ser la interpretación que hay detrás de lo que ocurre en 'Corpus Christi', en la que un chaval rebelde, que no puede seguir los pasos de mentor y apoyo en el reformatorio (el sacerdocio), ve la oportunidad de convertirse en el párroco del pueblo en el que debería trabajar como obrero para intentar reintroducirse en la sociedad. Lo que comienza como una broma de mal gusto, termina siendo una peligrosa farsa en la que quedan expuestos los rencores y odios de una pequeña sociedad rural, en los que la religiosidad sirve de barniz para disfrazar el desprecio social con falsa caridad y modestia, en la que se expone a una juventud cuyo futuro carece de ambición; en el que la clase política busca, ante todo, gestos e imagen, más que gestión; en el que las amenazas y la muerte social campan a sus anchas cuando alguien se sale de los patrones de lo establecido.

Corpus Christi

Un cúmulo de sensaciones encontradas, que plasma a la perfección Bielenia, con un protagonista que transmite al público esos sentimientos. Las consecuencias de su mentira, le hacen ver la importancia que la figura del cura tiene en el pueblo, cuyas actividades van más allá de dar misa a las doce los domingos. Su implicación es tanta, que, por un lado, busca cicatrizar heridas abiertas que existen en la zona y, por otro lado, dejan en evidencia su inmadurez, al escapársele la situación de las manos cuando el embuste es tan grande que es incapaz ya de detenerlo.

El resultado es uno de los títulos más inquietantes y fascinantes del año. Un retrato más duro y mordaz de lo que fue la ya mentada 'Mug'. 'Corpus Christi' es el impulso definitivo de Jan Komasa, realizador versátil quien demostró buenas habilidades en 'La sala de los suicidos' y 'Varsovia 1944', pero es con este largometraje con el que ha consolidado su posición de prometedor cineasta dentro del panorama europeo. Una propuesta que vuelve a demostrar la buena salud que tiene el cine polaco, que se ha convertido en uno de los más cautivadores de la industria de Europa central.

Nota: 8

Lo mejor: La interpretación de Bartosz Bielenia, el funeral con el que se busca la reconciliación.

Lo peor: Que el coronavirus casi deja al público español sin este título imprescindible.