Pocos dudan de que Clint Eastwood será de esos cineastas que morirá con las botas puestas. Tras realizar la estupenda 'Richard Jewell', el director e intérprete californiano regresa con 'Cry Macho', en la que vuelve a ponerse delante de las cámaras, algo que no hacía desde 'Mula'. Un ejercicio cinematográfico con el que demuestra estar en buena forma y con el que derrocha energía y sabiduría, al poner en cuestión lo que significa ser un hombre y cómo el paso del tiempo hace que todo sea visto con mayor perspectiva.
Basada en la novela homónima de N. Richard Nash, Nick Schenk -quien colaboró con Eastwood con los guiones de 'Mula' y 'Gran Torino'- transforma el thriller literario en un amable wéstern que permite a Eastwood lucirse también como actor. Esto conlleva a modificar completamente la historia, aligerándola. Curiosamente, en ese ejercicio, Eastwood realiza uno de sus filmes más accesibles y también uno de los más familiares, al ser una historia de redescubrimiento para su personaje y un viaje iniciático para su joven partenaire, el actor mexicano Eduardo Minett.
A la hora de visualizar 'Cry Macho', hay que tener claro que es un filme menor, el cual no ambiciona narrar un relato complejo, está lejos de la mirada del héroe mundano que se vio el mentada 'Richard Jewell' como en otros trabajos recientes de Eastwood como 'Sully' o 'El francotirador'. De hecho, el director y actor ofrece su faceta más afable, aunque no por ello menos icónica. Es más, ver a Eastwood vestido de vaquero, con planos cortos en los que se aprecia su mirada dura y curtida por los años hará las delicias de los seguidores más veteranos y nostálgicos.
Si se ve desde ese enfoque, 'Cry Macho' es una apuesta ideal para deleitarse con un Eastwood que demuestra su energía y sabiduría, pocas veces puede verse en acción a un cineasta de 91 años. Es más, se agradece que Eastwood, con ese enfoque que da la edad, eche por tierra aspectos de la masculinidad tóxica, como aquellos que hacen que los varones encierren sus propios sentimientos para sí. Además, Eastwood reivindica el lugar de la senectud en el cine actual. Desde esos aspectos, 'Cry Macho' destaca notablemente.
Un wéstern menor con el que Eastwood cuestiona los pilares de la masculinidad tóxica
Ahora bien, quizás se echa en falta mayor riesgo, especialmente siendo una obra firmada por Eastwood, quien en 2019, cuando tenía 89 años, mostró un pulso magnífico con la más que mencionada 'Richard Jewell'. De ahí, que 'Cry Macho' no goce de un mayor beneplácito pues, aunque es un wéstern familiar y correcto, se queda tremendamente lejos no solo de títulos emblemáticos como 'Sin perdón' o 'Un mundo perfecto' -con la que está emparentada-, sino también de otros filmes más recientes de su carrera como 'J. Edgar' o 'El intercambio', estando más cerca de proyectos fallidos como 'Jersey Boys' o '15:17 Tren a París'. Es más, podría decir que el guion de Schenk parece una versión ligera de 'Mula' y 'Gran Torino', pues tiene muchas semejanzas, provocando también cierta sensación de déjà vu.
'Cry Macho' ofrece un entretenimiento decente, que gustará medianamente a los seguidores acérrimos de Eastwood, como permitirá al resto de público apreciar la energía que aún desprende esta leyenda viva de Hollywood. Ahora bien, quizás no convenza a aquellos que exigen más de una figura como la del director de 'Mystic River' o 'Million Dollar Baby'.
Nota: 6
Lo mejor: La historia fluye, la manera en la que el papel de Eastwood se relaciona con el pequeño Minett. El gallo que acompaña a los protagonistas, su carisma es alucinante.
Lo peor: Su historia es demasiado sencilla y su guion peca de bienintencionado. La continúa sensación de que parece la hermana pequeña de 'Gran Torino' o 'Mula'.
