Las comedias románticas son un género injustamente defenestrado, seguramente debido a la sobrecarga de películas del mismo estilo que tuvimos en los 90 y en los 2000. En los últimos años, todo actor o actriz de renombre ha huido de cualquier proyecto que oliera a rom-com, y el propio público, quién sabe si por el alto precio de las entradas de cine que te obligan a ser más selectivo o por el auge de las plataformas, ha terminado asociando este género al fenómeno 'peli y manta' en casa y no al cine tradicional, reservado para otro tipo de cintas más respetadas o más virales.
Sin embargo, 2023 supuso un ligero despertar para las comedias románticas clásicas, sobre todo gracias a 'Sin malos rollos', la película protagonizada por Jennifer Lawrence que ha devuelto a la actriz a la conversación y a las galas de premios, con una nominación a los Globos de Oro incluida. Para ello, eso sí, tuvo que aportar una dosis de excentricidad y sensualidad que no pasaran desapercibidas ante el gran público. Algo que, de nuevo, ha sido un requisito imprescindible para que la siguiente comedia romántica mainstream, 'Cualquiera menos tú', genere interés antes y durante la película.
Una película consciente de sus puntos fuertes
'Cualquiera menos tú' es una película honesta. Sabe que lo que va a llevar a la gente a verla es la química entre Sydney Sweeney y Glen Powell, y ha explotado esa tensión sexual que parece traspasar la pantalla durante toda la promoción. Con el público en el bolsillo (su recaudación ya ha doblado su presupuesto sin haberse estrenado todavía en muchos países), quedaba lo más difícil: no defraudar con lo prometido.
Y ciertamente, no lo hacen. Desde el primer minuto, Sweeney y Powell dan el 100% (parece que sin mucho esfuerzo) para que de cada conversación, mirada y pulla irradien unos deseos insostenibles de comerse la boca el uno al otro. Es verdad que de primeras la diferencia de edad evidente entre ambos, de la que la propia película bromea para tratar de evitar el cringe, nos saca un poco de esta relación. Pero los guapos tienen la suerte de hacernos olvidar nuestros ideales y suspicacias y centrar nuestro pensamiento en la belleza que tenemos delante. Y delante hay mucha, como ellos mismos saben, y también el propio director Will Gluck, que no duda en hacerles lucir palmito en cada escena.
El motivo, una boda en el veraniego diciembre de Sydney a la que ambos deben acudir tras haber protagonizado tiempo atrás un amor fugaz y un desencuentro doloroso en Nueva York por el que se odian hasta lo más profundo de su ser. Sin embargo, el destino vuelve a unir sus caminos, porque parece ser que en Nueva York, al contrario que en Madrid, sí puedes encontrarte a tu antiguo ligue a pesar de haber el doble de personas.
A partir de ahí, nada que no hayamos visto en una comedia romántica. Tanto el camino que recorren los personajes como los giros de guion son recortes de otras cintas del género que no aportan algo significativo al mismo. Quizás sea algo más tórrida y menos blanca que otras, pero hasta ahí lo diferente. El guion carece de sustancia, y aunque tiene algunos gags buenos que te hacen esbozar una sonrisa, es en las escenas de acción y en la excentricidad donde 'Cualquiera menos tú' da un plus sin caer en el ridículo.
También funciona mejor Sweeney cuando se aleja de los diálogos, en los que luce a menudo más robótica y artificial, y entra de lleno en la acción, donde sabe reírse de sí misma y disfrutar. Powell, por su parte, sí logra una mayor consistencia entre un aspecto y otro, en parte porque el guion es más rico en la construcción de su personaje que en el de su compañera de reparto.
Personajes y Sidney (la ciudad) desaprovechados
Al margen del dúo protagonista, sorprende para bien la pareja formada por Alexandra Shipp y Hadley Robinson, que juntas se compenetran a la perfección para entretenernos en las pocas escenas no lideradas por los protagonistas. Al menos, resultan menos cargantes que la mayoría del resto de reparto, fácilmente olvidables por su simpleza o la irritación que generan.
Tampoco ayuda a lo primero que algunas tramas secundarias deambulen sin un rumbo fijo y pierdan fuerza conforme pasan los minutos, desaprovechando historias y personajes como el interpretado por el siempre solvente en este género Darren Barnet que podrían haber dado mucho más de sí. Su prometedor papel termina siendo la nada más absoluta. Es el precio a pagar por una película de hora y cuarenta minutos, pero se podría haber estructurado mejor.
El entorno tampoco está la suficientemente explotado. La acción transcurre mayoritariamente en Sidney, y aunque aparecen planos generales de la ciudad y la Ópera juega su papel, ni la propia Sidney ni Australia en general juegan un papel demasiado importante para lo que podrían haber dado de sí. Las pocas escenas y gags asociados al país, como el de las tarántulas, funcionan, por lo que se echa en falta explorar más las posibilidades.
Un buen rato asegurado
Lo mejor de 'Cualquiera menos tú' es que no busca ser pretenciosa ni ofrecer más de lo que puede dar. Sabe que es una comedia romántica al uso y lo que quiere es mantenerte entretenido y no aburrirte. Y eso lo cumple, algo que no pueden decir todas las rom-coms. Hay química de sobra entre los actores como para, si no creerte la historia, sí al menos engancharte a ella y a su tonteo.
Ya solo por eso y por un buen final que te deja con la sonrisa en la cara y con 'Unwritten' de Natasha Bedingfield en bucle en tu cabeza, vale la pena darle una oportunidad. A veces no queremos ir al cine a ver 'Oppenheimer', simplemente queremos olvidarnos de todo con películas como 'Cualquiera menos tú'.