En un género como el thriller, es más que común encontrarse con una serie de recursos narrativos que, si bien podrían estar trillados a día de hoy, normalmente suelen ser el principal elemento que llama la atención del público a la hora de abordar la trama de una película. En el caso de 'Cuatro manos', ópera prima escrita y dirigida por el alemán Oliver Kienle, y que nos llega dos años después de su breve recorrido por festivales (que la llevó a ser parte de las programaciones de los certámenes de Chicago, Munich o MOTELX, el prestigioso festival de cine de terror de Lisboa), la temática a explotar no es otra que la de las dobles identidades.
Después de haber sido testigos de un asesinato siendo niñas, las hermanas Jessica y Sophie crecerán asediadas por el trauma. La primera, prometió entonces que cuidaría para siempre de su hermana pequeña, obsesionándose de tal forma que ha llegado a adquirir un carácter enfermizo y sobreprotector para con ella. Todo se complicará cuando, tras veinte años de aquel terrible suceso, los asesinos salgan de prisión, lo que provocará que el trauma de ambas vuelva a florecer, aunque de forma diferente para cada una de ellas.
Cuando Kienle ponga sus cartas sobre la mesa, sabremos que el director se guarda un as bajo la manga con el que poder jugar al despiste con el espectador. Porque cuando conozcamos que el suspense se sostenga por el juego que supone todo ese presunto desdoblamiento de la personalidad (o no) o esa posibilidad que gira en torno a la figura del doble maligno y el gemelo perverso, las costuras de la historia pronto quedarán en entredicho, pues no hará falta demasiada experiencia para darse cuenta de que lo que podría pasar por un telefilm de suspense al uso, solo es destacable por la absorbente trama que te lleva en espiral hacia un desenlace que pronto se dejará entrever.
Sin embargo, y aunque 'Cuatro manos' acabe resultando un tanto magnética en cuanto a la forma en la que consigue atrapar al espectador, esto acabará resultando algo que va ligado más a la total incertidumbre que llegan a provocar sus deus ex machina y la curiosidad que puede despertar a la hora de querer saber cuál será el siguiente (y totalmente esperado) giro de guion.
Ese constante misterio, que el realizador se reserva para solventar en su tramo final poniendo solución a esa trama que tan bien podría ser una historia sobre una protagonista con trastorno múltiple de la personalidad, o algo que vendría a ampliar la mitología del dopplengänger en el cine, podrá resultar extenuante para unos y totalmente placentero para otros. Pero si tenemos en cuenta que el debutante Kienle no es ni Alfred Hitchcock ni Brian de Palma, el juego de identidades falsas y la forma en la que consigue jugar con el espectador podrían haber dado mucho más de sí con un planteamiento que no quedase enterrado bajo ese guion tan previsible.
Dos en una
Si tuviéramos en cuenta 'Cuatro manos' como ejemplo de título sobre dobles malignos, su trama se quedaría en tierra de nadie a la hora de poder compararla con la de ejemplos a destacar sobre dicha temática, como aquella pequeña joya en bruto a rescatar que fue 'The broken' de Sean Ellis, protagonizada por Lena Headey en 2008. Y si su comparación fuese con la del trastorno múltiple y las enfermedades mentales, por su planteamiento siguiendo los códigos del cine de género, incluso 'Encerrada' de John Carpenter tenía más elementos a destacar con una Amber Heard desquiciada que conectaba mejor con el espectador que la dupla de protagonistas femeninas que aquí nos encontramos, Frida-Lovisa Hamann y Friederike Becht.
Siguiendo en esa línea de la duplicidad, y sin querer haberlo hecho a propósito, en 'Cuatro manos' parecen haber convergido dos películas diferentes. Una es la que trata sobre la(s) protagonista(s) y el misterio acerca de si su naturaleza irá ligada a cualquiera de las dos opciones planteadas. La otra, totalmente diferente, toma un argumento absolutamente explotado y que, sin embargo, funciona a las mil maravillas: la venganza. Ahí es cuando podríamos pensar que, de haberse presentado como un thriller de venganza sobre un par de hermanas dispuestas a hacerles pagar a aquellos asesinos por el crimen cometido, hubiese sido una apuesta sobre seguro, aunque la cosa nos pudiese recordar a títulos como 'Martyrs' o la más reciente 'Bound to Vengeance'. Pero quizá aquello podría haber parecido algo mucho más banal y cercano al exploit que lo que acaba siendo 'Cuatro manos', a la que parece que había que darle ese toque de misterio acerca de la identidad con el fin de presentar una película de tono intensito con la que tener al público contento.
Nota: 5
Lo mejor: Que logre enganchar aunque sepas que todo puede ser un gran despropósito.
Lo peor: Absolutamente previsible.