Este mismo año, el productor y director bilbaíno Ibon Cormenzana trajo una historia intimista protagonizada por una mujer que huía del mundanal ruido con 'La cima', que fue presentada en la 25ª edición del Festival de Málaga, ahora lo hace desde una perspectiva distinta con 'Culpa', que tuvo su première en la pasada edición del BCN Film Fest y que busca abordar un tema delicado como es la violación y los abusos sexuales desde una perspectiva distinta.
'Culpa' comienza con una escena grabada en un móvil, en la que puede verse a Anna, una comercial ejecutiva, llegar a casa algo tomada después de salir de cañas con unos amigos de su marido, el cual está de viaje por trabajo. La mujer llega a su casa, donde es abordada por uno de los amigos de su esposo, el cual la viola en una secuencia que es grabada por el dispositivo. Una secuencia frontal, sórdida y que es el preludio del descenso a los infiernos de su protagonista.
Comienza así una espiral de autodestrucción y desconexión con la realidad, al ser una continua sucesión de secuencias que transmiten sufrimiento, dolor y evasión. Cormenzana, quien escribe el guion de la cinta junto con la propia actriz principal (Manuela Vellés), intenta plasmar una reacción pocas veces vista sobre un hecho tan grave como una violación, con una protagonista que parece rehuir la etiqueta de víctima hasta los extremos, hasta el punto de querer desconectar de su propio cuerpo.
Esa premisa puede resultar interesante, pero Cormenzana no es capaz de llevar el planteamiento a buen puerto. Es más, da la impresión de que la cinta opta por un camino errático, del que no es capaz de salir. Cierto es que es imposible entender completamente cómo se vive una desgracia tan terrible, así como las consecuencias y las reacciones que provoca; pero lo que podría haber sido un drama con catarsis personal y de curación (o un drama social de denuncia) termina degenerando en una especie de inverosímil thriller psicológico, en el que la protagonista toma una serie de decisiones carentes de lógica que tienen como factor común el rechazar cualquier tipo de ayuda. Por otro lado, plantea una consecuencia frontal -un embarazo no deseado y la negación psicológica de este- que series procedimentales francesas como 'Candice Renoir', 'Profilage' o 'Balthazar' supieron justificar mejor.
Una película que corta cualquier oportunidad de vínculo con su protagonista
Pero tampoco queda claro que Cormenzana haga el retrato de un pozo negro emocional. Cierto es que con 'La cima', la ausencia de explicaciones explícitas sobre los motivos de aislarse en la montaña tenían cierto toque poético que se sabía combinar con lo inhóspito, no es el caso de 'Culpa'. Es más, consigue el efecto contrario, pues el retrato negativo de catalogarse como víctima suscita en el público que la posible empatía que se sienta hacia su protagonista se fracture. Y no, Cormenzana no tiene ese toque cínico e irónico de Paul Verhoeven en 'Elle', tampoco tiene esa mirada humana e irreverente de Jason Reitman en 'Juno' o el toque feminista de Yngvild Sve Flikke con la reciente 'Ninjababy', ni que hablar que se queda lejos de un retrato de la depresión posparto, que tan bien se vio en 'Tully' (también de Reitman).
Sí, la actuación de Vellés es tremendamente física y se entrega en cuerpo y alma a un proyecto muy personal, pero eso no quita que esta apuesta sea incoherente y tenga hasta cierto punto banal sobre el tema que trata, de máxima gravedad. Tampoco ayuda que el nivel de producción denote un presupuesto muy bajo, especialmente en su parte visual, que le da un aspecto amateur que recuerda al de otras producciones similares como 'El cuarto de Mona' o 'Un tiempo precioso'; un descuido que le resta más puntos a una producción desafortunada, especialmente viniendo de un director que fue capaz de rodar en una montaña auténtica su anterior largometraje y que ha producido títulos muy intimistas que no escatimaban en su cuidado apartado técnico, como 'Madre' de Sorogoyen o 'Viaje al cuarto de una madre' de Celia Rico Clavellino.
'Culpa' peca de tremendismo y una ejecución fría que no permite crear ningún vínculo emocional con su protagonista (algo que parece pedírsele al público), lo que provoca que sus parcos diálogos se sientan anquilosados, si a ello se le suma una serie de situaciones absurdas que -encima- exigen al espectador una comprensión mayor, se está ante un proyecto fallido, a pesar de plantear una premisa que hubiera podido realizarse de forma mucho más satisfactoria.
Nota: 2
Lo mejor: A pesar de todo, Manuela Vellés ofrece una interpretación muy entregada.
Lo peor: La sensación de oportunidad perdida que deja al final.
