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CRÍTICA

'Dando la nota - Aún más alto': El bis

Las Bellas de Barden regresan con una película hecha para disfrute de los fans de la primera entrega, aunque haya perdido la frescura por el camino. En cines el 22 de mayo.

Por Jesús Agudo Más 20 de Mayo 2015 | 12:24
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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Tres años después de la llegada de la fiebre 'Glee' a la televisión norteamericana, Universal Pictures intentaba emular la fórmula en las salas de cine, con universitarios en vez de alumnos de instituto y con canciones a capela para darle su propio toque. Aunque en cines no fue un gran éxito, se fue convirtiendo poco a poco en un título de culto para jóvenes, llevando a la película y su banda sonora a lo más alto de las listas de ventas. Una frescura inesperada, mucho humor y un setlist muy potente fueron los ingredientes de este éxito. Anna Kendrick y Rebel Wilson se convirtieron en estrellas, y el estudio vio la posibilidad de traerlas de vuelta para comprobar si en el segundo asalto pueden arrasar gracias a esa fama.

Dando la nota - Aún más alto

'Dando la nota - Aún más alto' nos lleva al último año de universidad de las Bellas. Tras ganar tres años seguidos los campeonatos de grupos a capela, tienen la oportunidad de cantar para el presidente Obama y su esposa (sí, como lo lees), pero la lían y el comité decide expulsarlas. Sin embargo, al haber ganado el campeonato son las representantes legítimas de Estados Unidos en el Mundial de canto a capela, así que podrán salvar al equipo si ganan. Algo casi imposible porque, como dice el personaje de Elizabeth Banks, todo el mundo odia a Estados Unidos.

La secuela cuenta con un complicado obstáculo, y es que la frescura que hizo especial a 'Dando la nota' no puede tener el mismo efecto, es el problema de las segundas partes, pero más todavía en este caso, en el que la primera parte supuso una sorpresa precisamente por eso. Elizabeth Banks se estrena como directora con una película con las expectativas altas, y en su trabajo detrás de las cámaras ha cumplido. En general no se anda con muchas filigranas, pero los momentos musicales, que son los protagonistas de esta entrega, son muy llamativos, por lo que podemos decir que es una misión cumplida para Banks.

En esta ocasión, la música gana mucho más protagonismo, aumentando el número de actuaciones y la variedad de ellas. No faltará un genial enfrentamiento encadenado de bandas como el que ocurría en la piscina en la primera entrega, ni tampoco los espectaculares números sobre el escenario. En esto último ha sido una buena idea incluir un rollo diferente, el de los enemigos de las Bellas, los alemanes Das Sound Machine. Su estilo industrial y tecno no deja de ser un cliché, pero en esta secuela han potenciado los estereotipos mucho más, sobre todo los norteamericanos, copiando esas críticas que les echamos desde otros países. Todo muy inocentón, no podemos hablar realmente de crítica política, pero suficiente para darnos unos cuantos ganchos y hacernos reír.

Dando la nota - Aún más alto

El humor sigue siendo un pilar central de estas historias. Ayuda mucho a mantenerlo el que haya una mayor presencia de los comentaristas de las competiciones, los personajes de Elizabeth Banks y John Michael Higgins. Sus apariciones son siempre risas aseguradas. El punto negativo en ese sentido viene, por desgracia, de parte de las Bellas. Esta vez no están tan afinadas como la primera vez. Rebel Wilson y Anna Kendrick están a medio gas, Wilson de hecho pasa muy desapercibida en toda la película, y mira que es difícil con el carisma que derrochaba en la primera. Ni siquiera Hana Mae Lee y su rarísima Lilly tiene algún momento realmente destacable. Flo, un nuevo personaje interpretado por Chrissie Fit, cubre el cupo latino de este grupo tan diverso, pero cruza la línea del cliché aceptable y lo único que hace es molestar. Hailee Steinfeld cumple algo mejor como la novata. La película deja bastante claro que ella es el futuro del grupo en la universidad (para muchas de ellas es su último año) pero le falta mucho carisma para acercarse al personaje de Anna Kendrick.

Nuestro último año de universidad

Hablando de Beca, su historia es la única que cuenta con un desarrollo aceptable en la película, aunque eso de sentirse la única en el grupo ya lo vimos en la primera. Sin embargo, sus prácticas en una discográfica nos dan buenos momentos, como el disco de villancicos de Snoop Dogg, - de cameos y product placement va servida la película. El mayor problema que tiene 'Dando la nota - Aún más alto' y por qué no llega al nivel de la primera entrega es que en el fondo la idea es demasiado similar, y en esta ocasión la historia no está muy trabajada. Parecen más bien recortes para un álbum de fotos con los mejores momentos del último año de universidad que un argumento bien montado. Tiene momentos muy inconexos, y se podrían haber ahorrado algunas partes para darle a la película un final menos abrupto. Las historias personales tienen solo pinceladas y no están muy trabajadas. La de los personajes de Rebel Wilson y Adam DeVine, que es quizás la que más tiempo consigue, tiene el mismo problema que la película en general, no fluye, parecen trozos sin cohesión. El salto internacional también podría haber sido más aprovechado que con el equipo alemán y un simple medley de equipos de otras naciones.

Dando la nota - Aún más alto

Por suerte, 'Dando la nota - Aún más alto' sigue siendo una propuesta entretenida y desenfadada, como la primera, gracias a una selección de canciones de ayer y de hoy de nuevo muy estudiada. Con clásicos como 'Any Way You Want It', 'Lady Marmalade' o 'Bootylicious' y temas más recientes como 'Light'Em Up', 'Timber' o 'Wrecking Ball', casi todos los espectadores se descubrirán haciendo playback en alguno de los momentos musicales que aligeran una historia que debería haber sido más trabajada y que sigue teniendo demasiadas similitudes con 'Glee', que también pasaron por su arco argumental centrado en la "canción original". Y eso que han pretendido tocar temas bastante interesantes, como ese miedo de salir al mundo real después de la universidad. A pesar de ello, y aun sin ser tan sorprendente como la primera, tiene ingredientes suficientes para que los fans la disfruten y se diviertan con ella, y que salgan con las canciones bien metidas en la cabeza. Los que no se vieron conquistados por la primera, es difícil que lo hagan con esta segunda.

A 'Dando la nota - Aún más alto' le ha ocurrido como a muchos artistas. Tras un primer álbum sorprendente y pegadizo, estar a la altura con el segundo es algo casi difícil de conseguir. Esta secuela ha tirado de más pantallas y focos para deslumbrar en el apartado musical, pero se ha olvidado que tenía personajes muy chulos con los que jugar. Para este segundo disco han invertido más, pero han perdido un poco la chispa que nos conquistó la primera vez. A pesar de todo, mantiene muchos de los elementos que han convertido a la película en título de culto, como el humor o el apartado musical. Sigue mereciendo la pena asistir a un nuevo recital de las Bellas, sobre todo si se forma parte de ese nutrido grupo de espectadores que no se pudo quitar 'Cups' de la cabeza en meses. Pero también hay que saber cuántos bises son demasiados.