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CRÍTICA

'Daniela Forever': La terapia hecha cine, el cine como terapia

Nacho Vigalondo nos invita a su particular caótico y extravagante universo en una historia tan íntima y personal como universal: una historia sobre el duelo y el amor perdido.

Por Luisa Nicolás Más 21 de Febrero 2025 | 10:20
Estoy a dos entrevistas de convertirme en mejor amiga de Shyamalan.

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'Daniela Forever'
'Daniela Forever' (Filmax)

Una vez más, como ya hizo en 'Colossal' o en 'Los cronocrímenes', Nacho Vigalondo se sirve de la ciencia ficción y la comedia para explorar las emociones y acciones más oscuras del ser humano. Con 'Daniela Forever' nos habla del dolor y del duelo, de las trampas de la memoria, del amor y del deseo de ser amados, del anhelo por controlar lo incontrolable para que todo siga exactamente como aquel día que fuimos tan felices, de aceptar y de dejar ir.

Con una mezcla muy loca de formatos - digital 4K y Betacam SP- 'Daniela Forever' se mueve entre lo real y lo onírico, entre la pesada vigilia y las infinitas posibilidades de la fantasía. Es desordenada y algo arrítmica, reinan el caos y los artificios llenos de efectos especiales. Es visualmente sorprendente, divertida y creativa, subversiva e incómodamente íntima.

'Daniela Forever'
'Daniela Forever' (Filmax)

El cineasta nos propone asistir a una tragedia y a un cúmulo de malas decisiones, nos presenta a Nicolas (Henry Golding), un músico que tras la muerte de su novia Daniela (Beatrice Grannò) está atravesando la fase de depresión con un dolor que se agarra a las paredes de la casa que compartieron como el moho. Con una pastilla en un ensayo clínico experimental, Nicolas se ve de pronto capaz de controlar su propia imaginación, de tener sueños lúcidos, y en lugar de aprovechar este poder para hacer terapia, hace lo que todos haríamos: soñar con aquello que le hacía feliz, soñar con Daniela.

En este universo imaginado al que nos invita Vigalondo, una niebla estática, esa que había cuando la televisión se acababa, limita las posibilidades de la Madrid soñada, porque Nicolas solo puede evocar aquello que ha conocido, es decir, trabaja con su memoria. De día recorre más calles, mira conciertos en YouTube y entra en tiendas nuevas para poder enriquecer este mundo que está creando a su medida para él y Daniela. Sin embargo, igual que Isaki Lacuesta descomponía en 'Un año, una noche', los recuerdos no son de fiar, los recuerdos y la imaginación se confunden y retroalimentan y los sueños de Nicolas cobran vida propia, crecen y se expanden. Las reglas están para romperlas.

'Daniela Forever'
'Daniela Forever' (Filmax)

Al principio, Daniela no es Daniela, Daniela solo es el recuerdo de lo que Daniela fue para Nicolas. Ella es una marioneta y él el titiritero, pero las cuerdas empiezan a romperse cuando aparece Teresa.

Obsesionado por no volver a perder a Daniela también dentro de su cabeza, Nicolas empieza a reescribir a su personaje para que solo quiera estar con él, que viva para él, que no piense en otra cosa, que su recuerdo no recuerde otra cosa. Nicolas pretende perpetuar su relación en un felices para siempre eliminando su autonomía, pero ni las personas ni el amor (ni los sueños ni la vida) se pueden controlar.

Este mismo juego tan tóxico de amor y control lo veíamos casi idéntico en 'Ruby Sparks', pero donde el personaje de Paul Dano se movía por puro narcisismo, a Nicolas le empuja el miedo. Podemos entender incluso sus acciones más injustificables gracias a que el cine de Vigalondo no solo expone, válida o crítica, sino que se cuestiona siempre las formas de la masculinidad hegemónica y deja un idílico espacio para la redención. Sus protagonistas están lejos de ser héroes, pero tampoco son villanos, son hombres.

En cuanto al reparto, si bien es cierto que falta química entre Golding y Grannò, no es su relación lo que tiene que sostener la película porque a Daniela no la conocemos nunca, para eso le acompañan dos actrices maravillosas: Aura Garrido y Nathalie Poza, dos personajes claves para el viaje de Nicolas hasta la aceptación de la muerte. Donde la cosa flojea más es en los secundarios secundarios, en el grupo médico o el grupo de amigos que Nicolas tiene en Madrid, con la excepción de la inesperada energía de Rubén Ochandiano.

'Daniela Forever' es un poco muñeca rusa con disfraz de tigre, de ella van saliendo ideas cada vez más locas, temas y más temas, géneros y giros, una amalgama en la que cabe el drama, la ciencia ficción y la comedia, que está protagonizada por dos extranjeros por las calles de Madrid y, para añadir más a la mezcla, la banda sonora solo podía estar a la altura de lo atrevida de su propuesta con una banda como Hidrogenesse. Lo lúdico, los tiburones con pistola, Drácula con motosierra; es una herramienta más para tocar temas tan difíciles como la pérdida, casi un tabú en una sociedad que no sabe gestionar la muerte, la tristeza o el fracaso.

Como 'Origen' y su peonza

El final está abierto a tu interpretación. O no. Yo lo vi clarísimo, pero al hablar con otras compañeras ellas tenían clarísimo un desenlace muy diferente al mío. Es la guinda del pastel de un guion generoso en emociones complejas en el que el cineasta se abre en canal y nos ofrece todo lo que lleva dentro, sus luces y sombras, para que cuando nos toque a nosotras el momento de atravesar el duelo, y le toca a cualquiera que tenga la suerte de amar y vivir lo suficiente, podamos acordarnos de Daniela. El cine tiene ese poder. Vigalondo ha convertido la terapia en una película. O quizá la película le ha servido como terapia. Lo mismo es.

8
Lo mejor: El imaginario de Vigalondo, la mezcla de géneros, la honestidad de su director abriéndonos su corazón.
Lo peor: Le cuesta coger y mantener el ritmo.
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