Posibles spoilers de los primeros siete capítulos de la segunda temporada de 'Daredevil'.
Nuestro regreso a la Cocina del Infierno es una experiencia a ciegas: una panorámica nos muestra el barrio bajo de Nueva York desenfocado, nocturno, todos los sonidos de su noche nos llegan como si fuera uno. El justiciero sin vista, Matt Murdock (Charlie Cox), busca con los sentidos que tiene una nueva misión.
La realización de 'Daredevil' es una de las más estimulantes de la "televisión" (o lo que sea que es Netflix a estas alturas), libre e inventiva como la de 'American Horror Story', aunque no tan certera como la de 'Breaking Bad' (y ahora su sucesora, 'Better Call Saul', que está a la altura). La mayor prueba son sus escenas de acción, las mejores de la ficción catódica y muy por encima de muchas carísimas superproducciones cinematográficas.
No nos habíamos recuperado aún del falso plano secuencia del 1x02, y el tercer episodio de la segunda temporada, recién estrenada en Netflix al completo, tiene otro, aún más falso, pero aún más potente. La batalla de Matt Murdock contra una banda criminal en unas escaleras es una de las escenas de acción más ágiles, intensas y sorprendentes que recuerdo desde que a Joe Wright, el director de 'Expiación: más allá de la pasión' y 'Orgullo y prejuicio', le dio por meterse unas cuantas anfetaminas y rodar 'Hanna'.
Pero no todo es escenas de acción en 'Daredevil', aunque los cuatro primeros episodios de la nueva temporada están desde luego plagados de ellas. La serie vuelve con un "bang" (de hecho, este es el título del 2x01), y se mantiene en lo alto durante un puñado de episodios con la trama de The Punisher (Jon Bernthal), un nuevo justiciero que, a diferencia de Daredevil, mata (más bien, masacra) a los delincuentes de la Cocina del Infierno.
Bernthal es un gran secundario que, además de estar trabajando mucho (en los últimos meses ha estrenado la indie 'Yo, él y Raquel', 'Sicario' y la miniserie 'Show Me A Hero'), ya demostró en 'The Walking Dead' que se le dan bien los personajes ambiguos que podrían ser villanos pero caen bien. Frank Castle suscita un debate al principio de esta nueva etapa sobre las consecuencias de los actos de Daredevil y su propia existencia por encima de la ley. Pero este debate no da para mucho, como otras buenas ideas (que no nuevas) que sugiere la serie en la primera mitad de la temporada. Habrá que ver si se explotan o desarrollan más en los siguientes episodios.
Los nuevos showrunners, Marco Ramírez y Doug Petrie (que en la primera temporada trabajaron como guionistas), han mostrado su interés por explorar los problemas y motivaciones de Daredevil: ¿su necesidad de ser un héroe es un impulso altruista por ayudar a los demás o una adicción a hacer daño a los malos? Cuando le preguntan a su inseparable cómplice Foggy (Elden Henson, que tiene algunos de los mejores momentos de esta tanda de episodios), finge que Matt tiene un problema de alcoholismo, pero puede que no haya tanta diferencia.
Palos de ciego
Aún así, 'Daredevil' no explota del todo ninguna de sus ideas, y todo pierde fuelle a partir del quinto episodio, con un nuevo giro en la trama de The Punisher y la introducción de Elektra (Élodie Yung), una ex amante de Matt que viene con ganas de guerra y pistas sobre nuevos peligros para la ciudad.
En realidad este empieza a ser un problema sintomático de las series de larga duración de Netflix, con sus episodios de una hora y temporadas de 13 episodios. A 'Jessica Jones' le sobraba el 80% de sus secundarios y dos tercios de sus tramas, y la última temporada de 'Orange Is the New Black' no había dónde cogerla. 'Daredevil' no peca de tirar de relleno, pero no parece saber qué es lo que quiere contar en esta nueva tanda de episodios, al menos durante la primera mitad.
La gran ausencia clara de la que sí adolece, a pesar de sus dos "grandes" incorporaciones, es la de un villano fuerte. Wilson Fisk y Kilgrave son hasta la fecha, probablemente, los mejores malos del Universo Cinematográfico de Marvel, cine y televisión juntos, y a esta segunda temporada de 'Daredevil' le vendría bien alguien a la altura.
Dos menciones de honor, una positiva, a lo gore que se ha vuelto la serie ('Deadpool' ya no es el superhéroe más sangriento ahí fuera, ¿la primera temporada fue tan fuerte?), y otra negativa, a lo ingenua y empalagosa que es la trama romántica de la temporada. Echamos de menos a Wilson y Vanessa.