Está claro que ya no estamos en los 90. La televisión ha cambiado, el público ha evolucionado y perdido ingenuidad. La primera vez que oímos hablar de un remake de 'Sabrina, cosas de brujas', quienes crecimos con la serie nos echamos las manos a la cabeza: "¿Encaja en 2018 un gato animatrónico que hace chistes sobre el Atlético de Madrid?" Probablemente no, pero es que lo que la mayoría desconocíamos es que el personaje de Sabrina Spellman, creado por George Gladir y Dan DeCarlo, tiene su origen en las páginas de unos cómics mucho más oscuros y adultos que la versión de Melissa Joan Hart. Publicados por Archie Comics, 'Las escalofriantes aventuras de Sabrina' trancurren en el mismo universo que 'Riverdale', la serie de The CW.
Mitad bruja, mitad mortal, Sabrina Spellman (Kiernan Shipka) está a punto de cumplir 16 años. Sus tías (y tutoras legales tras la muerte de sus padres), Zelda (Miranda Otto) y Hilda (Lucy Davis), pertenecen a un aquelarre de brujas "malas" adoradoras de Satán y la próxima noche de Halloween, la noche de su dieciseavo cumpleaños, Sabrina tendrá que decidir si prometer su alma y voluntad al Señor Oscuro o despedirse de sus poderes y elegir una vida mundana junto a su novio Harvey (Ross Lynch) y sus compañeras de instituto.
La primera sorpresa que nos llevamos con la serie de Netflix es su atmósfera: tenebrosa y espeluznante, con una estética cuidada al detalle para transportarnos a una casa encantada o un bosque oscuro donde se ocultan las fuerzas del mal. Tanto la primera escena, con Sabrina y sus amigos en el cine disfrutando el clásico de terror zombie 'La noche de los muertos vivientes', como el primer asesinato sangriento a los pocos minutos del primer episodio, marcan el tono de la serie y dejan claras sus referencias e influencias del terror más clásico.
La nueva Sabrina tiene los problemas y dramas de una chica adolescente normal de hoy en día: machismo, bullying, censura, incomprensión generacional... Dividida entre su buen corazón y la naturaleza maligna de su parte bruja, Sabrina usará las fuerzas del mal para ayudar a sus amigos. Posesiones, arañas que se meten en la boca, la nariz o las orejas de tu director o seducir a los abusadores del instituto para robarles su masculinidad son algunos ejemplos de cómo la magia de esta Sabrina no se anda con tonterías, no hay ni tiempo para un cambio de look instantáneo a golpe de dedo mágico cuando estás luchando contra la dictadura del mismísimo Satán. Jugando con una especie de analogía de los conceptos de la cultura de la violación y la opresión del heteropatriarcado, Sabrina se niega a entregar su voluntad al Señor Oscuro, ni la inmortalidad, ni los poderes, ni el legado familiar son precio suficiente para su libertad.
Aunque la entrada de Sabrina en la Academy Of Unseen Art se mantiene como arco argumental continuo durante toda la temporada, cada episodio es una nueva aventura que poco a poco, in crescendo, sabe explotar las posibilidades que ofrecen los hechizos, demonios o familiares, unos espíritus que toman la forma de un animal para proteger a sus brujos y brujas. El quinto episodio, en el que un demonio del sueño acaba suelto por la casa Spellman jugando con las pesadillas de sus habitantes, recuerda al espíritu e incluso el estilo visual de 'Buffy, cazavampiros'. 'Las escalofriantes aventuras de Sabrina' se nutre, al igual que hacía la serie de Joss Whedon, de prótesis y maquillaje para crear sus monstruos y efectos especiales reales en el set de rodaje, con los que los actores y actrices pueden interactuar. Detalles que aportan mayor naturalidad e ingenuidad en la era del croma. También es muy fácil encontrar similitudes entre las heroínas a las que dan vida Shipka y Sarah Michelle Gellar, por su determinación y valores al actuar entre el bien y el mal.
Sin embargo, no todo son virtudes. Los alrededor de 60 minutos que dura cada episodio luchan por mantener el ritmo y el interés. Quizá en un formato de 40 minutos no se alargarían las subtramas más prescindibles entre escenas con mucha fuerza, que acaban demasiado espaciadas. La serie también podría mejorar con una postproducción más atenta, que disimulase el cartón piedra de escenarios que, por otro lado, han sido muy trabajados para crear una atmósfera mágica.
Es navegando entre la aventura, la fantasía y el terror, donde 'Las escalofriantes aventuras de Sabrina' se percibe con auténtica singularidad es en sus escenas de terror. Gore edulcorado que no escatima en sangre, vísceras, niños convertidos en la cena y el inquietante sonido de la muerte, la piel que se desgarra o los huesos que se rompen. La escena del árbol, en el cuarto episodio, o el laberinto de maíz en el segundo, son demasiado perturbadoras para un público infantil. La serie se decanta indudablemente por jóvenes y adultos que quizá hayan disfrutado ya con las antologías de 'American Horror Story'.
Un reparto "poderoso"
Para cubrir el vacío que deja la sabiduría de Salem (hay un gato negro pero no habla), Sabrina tiene un primo, Ambrose (Chance Perdomo), que vive con ella y sus tías en una especie de arresto domiciliario mágico y será su aliado y confidente. Tía Zelda y tía Hilda vuelven a ser icónicas en sus papeles de la bruja mala y estricta y la inocente y tierna, pero con interpretaciones incluso más caricaturescas y exageradas de las que ofrecieron Beth Broderick y Caroline Rhea. Zelda disfruta menospreciando, torturando y asesinando una y otra vez a su hermana Hilda, que siempre resucita de entre los muertos más harta y con mayor sed de venganza, pero fiel a su rol maternal. Mención aparte merece Michelle Gómez, que recientemente ha dado vida a Missy, la reencarnación femenina de The Master en 'Doctor Who' y repite como villana completamente enajenada en sus ojos, sus expresiones y sus métodos.
'Las escalofriantes aventuras de Sabrina' es un divertimento mágico mucho más oscuro e inquietante de lo que esperabas que se preocupa de abordar temas de actualidad mientras abraza su lado más teen. Todos los capítulos estarán disponibles en Netflix desde el 26 de octubre y promete ser el binge-watching de la temporada de Halloween.
Nota: 7
Lo mejor: la frescura del personaje de Sabrina y su atmósfera de terror.
Lo peor: la excesiva duración de sus episodios.